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sábado, 2 de enero de 2016

Rogativas



Después de tanto tiempo sin llover, por fin parece que despuntan nubes anunciadoras de lluvias. Falta hace que llueva porque los seres vivos, en general, ya lo reclamamos. Tanto día sin lluvia produce desasosiego, contrariedad, malas vibraciones.

Y el otro día recordaba la plegaria que, según mi madre, se solía cantar en rogativas cuando se sacaba a los santos en procesión para que concedieran el preciado líquido:

"Agua madre, agua, que la seca es grande
Si no lo remedias
Moriremos de hambre"

¡Cómo han cambiado los tiempos! Antaño se creía de verdad, de buena fe, que, gracias a las plegarias de los fieles devotos, con la intersección de los Santos y si era menester de Nuestra Señora,  el Creador concedería a los moradores de tal o cual pueblo el líquido elemento.

Hoy sin embargo, se conocen bastante bien los mecanismos que rigen la evolución de la climatología. Los pronósticos afinan cada vez más y las dinámicas de la atmósfera son recreadas con suma precisión en los cada vez más potentes ordenadores. Disponemos de cinco satélites meteorológicos estacionarios y de varios más de órbita polar que proporcionan datos actualizados permanentemente de las condiciones meteorológicas. Visto con la perspectiva actual suena bastante infantil la idea de que, por sacar una estatua y recitar unas coplas, alguien, en algún lugar no determinado, tomaría nota y decretaría que lloviera en esa localidad.

El avance de la razón es imparable. Y el insaciable deseo del ser humano por conocerlo todo convierte las creencias de antaño en puro folclore.

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