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domingo, 24 de noviembre de 2013

La realidad oculta

Leo con asombro la última obra de Brian Green "La realidad oculta" y me sorprendo con los últimos desarrollos de los físicos más eminentes que -gracias a las matemáticas- proponen hipótesis fascinantes (pero científicas) en el ámbito de lo más grande: el universo y de lo más pequeño: el espacio de Planck (distancia que recorre un fotón, viajando a la velocidad de la luz, en el tiempo de Planck)

El método con el que trabajan estos eminentes teóricos también me parece alucinante. Van un paso más adelante de lo conocido gracias a su laborioso trabajo con las matemáticas. Con sus cálculos predicen de forma científica la existencia de nuevas partículas que, con posterioridad, acaban casi siempre descubriéndose.

Respecto al universo las ecuaciones derivadas de la teoría de las supercuerdas apuntan a una vasta colección de universos paralelos por lo que las últimas disquisiciones de los físicos teóricos estarían señalando la existencia de un multiverso en sus distintas versiones: mosaico, inflaccionario, brana, cíclico y paisaje) o, mejor aún, una espuma infinita de universos que se estarían creando y destruyendo continuamente. Difícil de creer y aún de imaginar.

Y por lo que respecta a nuestro propio universo, cada vez estamos más cerca de comprender los procesos que tuvieron lugar milésimas de segundo antes de la gran explosión, la brutal descarga de energía que reventó en forma de big bang. Cuando de nuevo se ponga en marcha el Gran Colisionador de Hadrones en Ginebra, es de esperar que algunos de estos fenómenos puedan aclararse más aún.

A pesar de mi interés por el tema, se me escapan más del 50% de los conceptos explicados pero me consuelo pensando que, al menos, soy capaz de seguir las líneas básicas de la argumentación del autor. No es poco para alguien que dedicó en su infancia muchas horas a aprender de memoria el catecismo y la enciclopedia Álvarez. Que no disponía de otra vía de conocimiento que lo que le decían en la escuela o leía en los tebeos de Roberto Alcázar y Pedrín. Por ese mismo motivo me descubro ante el imponente esfuerzo de los equipos internacionales que trabajan conjuntamente para arrebatar a la naturaleza algunos de sus enigmas mejor preservados.

Para cualquier profano, las conjeturas de los físicos teóricos pueden parecer extravagantes cuando no heréticas. Sin embargo somos muchos los que apreciamos y valoramos el esfuerzo que se ha realizado y se mantiene en la actualidad para desentrañar los misterios que encierra la materia.

Pienso muchas veces lo ciegos que estamos los humanos. Sólo pendientes de los aspectos más materiales y mundanos. Aferrados al poder y al dinero y sin pensar ni un momento en nuestro destino final como humanidad.

Faltan muchos millones de años para que se apague el sol, pero si nuestra civilización no se ha auto destruido con anterioridad, el final del planeta tierra también está asegurado. Por ese motivo considero que, desde ahora, las naciones deberían realizar un esfuerzo conjunto y unificado para extender a otros planetas la semilla de la humanidad. Olvidarnos de luchas, rencillas y enemistades. Dejar aparcadas las creencias religiosas y encarar el reto común de asegurar la pervivencia del homo sapiens y su civilización más allá de nuestro pequeño planeta.

domingo, 10 de noviembre de 2013

Mi legado digital

Ya va para cuatro años que me inicié en este mundillo de los blogs y comencé a escribir entradas con cierta periodicidad. Lo que comenzó siendo un simple divertimento con el tiempo ha devenido en una interesante manera de mantenerme activo intelectualmente y, también, de sentirme en contacto con amigos, familiares y conocidos que, periódicamente, me comentan que han leído algún artículo.

El volumen de lo publicado comienza a ser importante y también el aporte de fotos y vídeos así que, de vez en cuando me pregunto qué ocurrirá con todo ello cuando yo ya no esté en este mundo.

A veces hago prospección inversa y me pregunto qué sentiría yo si mis bisabuelos/as o tatarabuelos/as hubieran tenido ocasión de contar sus impresiones y colgarlas en la red tal como yo voy haciendo con asiduidad y si hubieran complementado los textos escritos con las imágenes y secuencias de vídeo de su época. La verdad es que los que hemos tenido la suerte de vivir la explosión de Internet nos quedamos atónitos al constatar cómo sólo con un click nuestros artículos y comentarios pueden ser vistos en cualquier parte del mundo al instante. Y otro aspecto sorprendente de esta nueva experiencia es el comprobar que todo queda, que todo lo publicado permanece almacenado en la red ¿por los siglos de los siglos?

Tengo noticia de que ya existen camposantos digitales donde se trasladan todas las cuentas, escritos y publicaciones en la red de los finados así como testamentos virtualeslápidas digitales e incluso retransmisión de entierros por internet.

El caso es que, al paso que vamos cada vez más lo virtual está ganando terreno al mundo de lo real y ya en la actualidad cabría la posibilidad de crear un José Luis virtual; un avatar igualito a mí que incluso pudiera hablar con mi voz sintetizada y realizara en la pantalla movimientos similares a los que realizo habitualmente. Bastaría con escanear mi cara y el resto del cuerpo y, una vez procesado todo, trasladar ese ente digital a la red. Si damos un paso más, se podrían incluir en una gran base de datos las expresiones que utilizo habitualmente y, una vez mezclado todo convenientemente, incorporarlo también al avatar para que pudiera dar el pego en la pantalla de cualquier ordenador.

Y si vamos un poco más lejos, cabría la posibilidad de llegar a lo que ya aparecía en el capítulo de black mirror "Be right back": un robot humanoide que pudiera emular al personaje fallecido en casi todos los ámbitos de la vida.

Bueno, amigos, ahí queda mi reflexión. Vivimos tiempos increíbles donde cada vez hay menos distancia entre lo que podamos imaginar y su concreción en la realidad. Y nos esperan muchas novedades y sorpresas en el futuro en todos los ámbitos.  

domingo, 3 de noviembre de 2013

¡Que no me vengan con milongas!

Recibo periódicamente (supongo que como muchos de vosotros) propaganda publicitaria del más diverso pelaje. Y últimamente me llama más la atención la publicidad de las grandes empresas tipo Endesa, Telefónica, Ibercaja, etc.

Y el caso es que no dejo de asombrarme de la, llamémosle candidez, de las empresas publicitarias respecto a los mensajes con los que nos quieren colocar sus productos. Si nos atenemos al contenido de sus anuncios, se deben pensar que somos jilipollas, que se dirigen a deficientes mentales o que todavía estamos viviendo en la época de las vacas gordas. O todo junto a la vez.

Deben creer también que los consumidores no tenemos memoria. Que nos hemos olvidado de los enormes beneficios de esos mastodontes empresariales y de los desproporcionados sueldos de sus directivos. De los atropellos que han cometido y siguen cometiendo. Que pueden seguir campando a sus anchas como si aquí no hubiera pasado nada.

Y no puedo menos que soltar algún improperio cuando leo, veo o escucho sus almibaradas y desafortunadas recomendaciones:

- Que si te ofrecemos un regalo que te interesará seguro
- Que en Ibercaja pensamos en tí
- Que queremos regalarte más tiempo para hablar (por teléfono)
- Que si el Santander te devuelve dinero
- Que puedes conseguir hasta 100€ al contratar tu seguro del hogar

Pero.... ¿De verdad piensan que con esos mensajes van a convencer a alguien? ¿Han analizado con rigor la presión emocional que han sufrido y sufren los consumidores del mercado al que se dirigen? ¿No sería mejor que empezaran por pedir perdón por todos sus desmanes y bajaran los precios de los productos o servicios que, en régimen de cuasi monopolio nos imponen de manera desproporcionada?

Menos mal que, con estas grandes empresas, también me reservo mis estrategias de contestación y no dejo pasar una:

- Ante publicidad radiada contestación airada
- Publicidad impresa: dejarla sobre la mesa (y, a continuación rasgarla en trocitos bien pequeños)
- Publicidad en televisión: de esa me río yo
- Anuncios en carretera: mirarlos no vale la pena
- Publicidad en el buzón: de esa rápido me deshago yo

Os recomiendo, amigos, que practiquéis esta terapia anti-publicidad contra las empresas abusivas. Que se vayan enterando que no nos chupamos el dedo. Que vean que les enseñamos los dientes. Entre todos podemos conseguir que, al menos, se enteren que no somos mansos corderos.