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domingo, 18 de noviembre de 2012

Visita a la catedral de Tarazona

Después de treinta años de estudios y trabajos de restauración, la catedral de Tarazona luce en todo su esplendor, engalanada con sus pinturas restauradas, sus retablos, sus capillas, sus remozados sillares, su azarosa historia...

El desplazamiento desde Zaragoza se realiza con rapidez y comodidad y se puede -y debe- aprovechar la salida para cursar también una visita a la ciudad de Tarazona ya que toda ella constituye, en sí misma, un evocador viaje al pasado.


Destacaré de la visita el gran acierto y excelente desempeño de la guía que, de forma muy amena y didáctica nos explicó los avatares por los que pasó el excelso recinto sacro. Memoricé varias fechas que vienen bien recordar para ubicar los hechos históricos en el tiempo:

- Siglo V: inicio de la dominación visigoda
- Siglos VIII al XII: dominio musulmán
- Siglo XIV: guerra de los dos Pedros (de Castilla y Aragón)
- Siglo XVI: El pintor Alonso González renueva con sus pinturas de estilo renacentista el interior de la catedral.

La construcción de templos -y más todavía- las sucesivas remodelaciones que solían realizarse en los mismos constituyen una interesantísima lección de las excelencias y las miserias humanas: el deseo de figurar, el afán por pasar a la posteridad, la ambición, el poder....


Los sepulcros, panteones y enterramientos dan fe del ansia del personal por permanecer lo más cerca posible de la misericordia divina... Y también indican un gusto y afición por el boato propio de aquellos tiempos.

Visto todo ello con la perspectiva actual, no puede uno dejar de percibir cierto tufillo infantil, mezcla de devoción, misterio y temor a lo desconocido.

En fin, una estupenda jornada aunque ligeramente ensombrecida por la dificultad de encontrar un restaurante bien de precio y que no estuviera lleno.

domingo, 11 de noviembre de 2012

Emoción versus razón

Cada vez me convenzo más que para conseguir el pleno rendimiento y desarrollo de nuestras capacidades mentales es premisa indispensable solucionar primero -si los hay- los conflictos emocionales.

Es evidente que, a la hora de razonar, de pensar con sensatez o de memorizar y recuperar la información almacenada, la interferencia de las preocupaciones, los conflictos y el estrés supone un recorte importantísimo a la máxima expresión de nuestras potencialidades.

Por ello no está de más realizar, de vez en cuando, un repaso de los distintos ámbitos de nuestra vida e ir "poniendo nota" según el estado de cada situación.

Así, por ejemplo, podemos valorar cúal es el grado de satisfacción con nuestro trabajo, con nuestra pareja, con nuestras amistades, con nuestros vecinos, con nuestras aficiones, con nuestra salud...

Y más deseable todavía es tomar la iniciativa cuando observamos que alguno de estos ámbitos no llegan a satisfacernos mínimamente. A mí, desde luego, siempre me ha dado muy buen resultado la  máxima de "Ante un problema, no te quedes parado. Haz algo. Toma la iniciativa, aunque sea en algún aspecto puntual o, siquiera simbólico".

Otro aspecto a considerar es que los conflictos emocionales se transfieren de un ámbito a otro. Si no te va bien con tu pareja, por ejemplo, ese desencanto, lo trasladarás a otros ámbitos de tu vida. Lo mismo con tu familia, tu trabajo, tus amistades....

Si algo nos caracteriza a los seres humanos es nuestra gran sociabilidad. Somos dependientes de los demás. Nos necesitamos unos a otros para ser felices. Y de la calidad de esas relaciones depende también nuestra propia autosatisfacción, nuestro propio autoconcepto...

La conclusión de todo ello es que tenemos la obligación de mimar nuestras relaciones interpersonales, procurar que sean sinceras y equilibradas y que nos ayuden a desarrollar el gran potencial del que disponemos todas las personas.

domingo, 4 de noviembre de 2012

Enriquecer las experiencias

Cualquier actividad -desde la más sencilla a otras más complejas- que realizamos a lo largo del día, puede ser objeto de enriquecimiento.
El concepto "enriquecimiento de la experiencia" está tomado de Mihály Csíkszentmihályi, y yo lo he adaptado a mi quehacer cotidiano.

En esencia, se trata de aportar a alguna de las acciones que realizamos diariamente un poco de "encanto" y de dificultad progresiva en su realización con el fin de acercarnos a lo que el autor anteriormente citado define como "estado de flujo".

Este aspecto del enriquecimiento es algo intrínsecamente humano y lo podemos detectar en múltiples campos, desde el mundo del espectáculo hasta la investigación científica.

Yo lo aplico, en el día a día, en varios momentos de la jornada. Así, por ejemplo, cuando me planteé enriquecer el trayecto diario que realizo desde mi casa al instituto, empecé por cuestionarme el recorrido que realizaba, que siempre era el mismo. ¿Por qué no variar de recorrido según el día de la semana? ¿Y qué tal dedicar algún tiempo a fijarme con más detalle en el nombre de las calles por las que paso? Y ya puestos... también empleo a veces el tiempo del trayecto en memorizar algún discurso en inglés.

Todas las actividades humanas pueden ser objeto de enriquecimiento. Evidentemente, también en este caso, es conveniente focalizar y centrarse durante algún tiempo en alguna que nos atraiga más.


Es más, con un poco de entrenamiento, hasta el trabajo aparentemente más monótono puede ser enriquecido si le añadimos los siguientes ingredientes: 

- Proponernos un objetivo difícil pero que quede a nuestro alcance.
- Acotar el tiempo que vamos a dedicar al logro de dicho objetivo
- Introducir elementos de enriquecimiento de la tarea que nos hayamos propuesto
- Ser constantes y pacientes en el trabajo del objetivo
- Una vez conseguida la meta, plantear nuevos retos

Quizás no lleguemos a conseguir lo que Csíkszentmihályi llama "estado de flujo" pero seguro que nos encontraremos más satisfechos con nosotros mismos y más dispuestos a abordar nuevos retos.