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jueves, 31 de diciembre de 2015

Un año que acaba, otro que empieza

A los humanos nos gustan las celebraciones. Desde tiempos inmemoriales. Y el comienzo de un año nuevo no escapa a este designio. Nos encanta recordar a los amigos y familiares. Tomar conciencia de todas las personas que nos están acompañando en nuestro ciclo vital, en nuestro devenir y compartir el tiempo con ellos...

Un año nuevo entero, a estrenar. Para degustar cada minuto, cada segundo del tiempo que se nos ofrece. Para concretar planes, para emprender nuevos retos, nuevas aventuras... La vida; un regalo del universo, se nos concede sin cargo alguno. Para que la disfrutemos. Para que dispongamos de ella...

Y hoy cada cual en su medida renueva su pacto de amistad con los demás, su particular convenio con la naturaleza y el mundo en general, un acuerdo de cariño con sus seres queridos.. su sintonía con la vida...

¡AMIGOS, FELIZ AÑO 2016. DEGUSTEMOS CON PLACER EL NUEVO AÑO QUE AHORA ESTRENAMOS!

 

miércoles, 30 de diciembre de 2015

lunes, 28 de diciembre de 2015

sábado, 26 de diciembre de 2015

viernes, 25 de diciembre de 2015

Estampas navideñas (I)

Perdone, Grancasa, pero a mí no hace falta que me regale tiempo nadie. Y menos para ir de compras a un gran almacén

jueves, 24 de diciembre de 2015

En realidad, me siento... ¡Ciudadano del mundo!

Quién le iba a decir a aquel chaval de pueblo cuyo universo se restringía a su propia localidad podría -siendo mayor- comunicarse con gente de todo el planeta. Imposible imaginar con 10 años que el mundo estaría a mi alcance, que podría desplazarme fácil y asequiblemente de un país a otro y -lo mejor- que podría estar al día de todo lo que se cuece en el espacio y con información de las fuentes originales (NASA, ESA, JAXA, ISRO, CNSA).

Quién me iba a decir que podría hablar y ver a mis interlocutores de otros países a través de Skype. Y que esa funcionalidad me iba a proporcionar la posibilidad de conocer nuevos amigos y nuevas culturas. Cómo imaginar que se podría hacer realidad la posibilidad de viajar y permanecer un tiempo en el extranjero. Que tendría a mi disposición todo un mundo de posibilidades para aprender y mejorar los idiomas. Y que todo el conocimiento -cualquier conocimiento- estaría a mi alcance sólo con apretar un botón.

Sí, amigos. En pocos años muchos hemos pasado de un estilo de vida local a otro mundial. A tener una perspectiva global de la realidad. O más aún. A tener una perspectiva universal puesto que tampoco nos es ajeno lo que ocurre en cualquier parte del universo. Tenemos las herramientas para ello. Podemos hacerlo.

miércoles, 23 de diciembre de 2015

... Aunque también soy urbano



Quizás mi exaltación de la ruralidad en la entrada de ayer podría parecer indicar que sólo me inclino por los valores y estilo de vida de los pueblos. No es así. La ciudad proporciona ventajas muy importantes a sus habitantes. Y nos facilita la vida en numerosos ámbitos. Las ciudades cuentan con todo tipo de servicios y eso también es de agradecer.

Para mi gusto una de las mayores virtudes de la ciudad es que aquí tú eres uno más. No importan tus orígenes ni tu extracción social. Nadie te pregunta el tradicional ¿de qué casa eres? habitual de los pueblos. Se te valora por lo que eres y por cómo te desempeñas. Las ciudades son, en ese sentido, más democráticas que los pueblos. Más igualitarias.

Y lo mejor es que tienes acceso directo a todas las actividades formativas y culturales que se puedan organizar, que son muchas. Tienes mayor oferta. Puedes elegir.

Luego está el tema de la sanidad y la educación. Las ciudades ofrecen múltiples posibilidades en estos ámbitos. Y puedes optar por lo que más te interese.

Se ha comprobado también que hay una relación directa entre el tamaño de la ciudad y su capacidad para innovar y crear. No es de extrañar que los grandes centros urbanos sean, en la actualidad los motores de la innovación. Son los que lideran los grandes cambios en el mundo.

Así es que me apunto también a todo lo provechoso de la vida en las urbes. He desarrollado gran parte de mi vida en Zaragoza y tengo mucho que agradecer a esta ciudad.
 

martes, 22 de diciembre de 2015

Sí, lo reconozco. Soy muy rural



Cuando estaba en el instituto, íbamos un grupo de compañeros a tomar café. Todos teníamos en común nuestro interés por la naturaleza, por la agricultura, la ganadería, por la tierra... Nos llamaban "los rurales".

Y sí, lo reconozco. Me siento muy rural. En el primer y segundo sentido de la acepción en la RAE, excluyendo los adjetivos "inculto o tosco" que, desde luego no van conmigo. Y también me siento apegado a las cosas lugareñas.

Pero ruralidad, desde mi punto de vista incluye muchas más cosas. Valores en los que creo y a los que no renuncio. Me gusta, por ejemplo alargar la vida de las cosas en general. Aprovecharlas al máximo y, si puedo, antes que tirarlas, repararlas.

Me gusta ahorrar y disponer de un colchón económico por lo que pueda pasar. No me gusta tirar comida y prefiero intentar arreglar el coche antes de que me tengan que remolcar con una grúa. Me gusta hacer el bien y procurar no ofender a nadie. Me gusta pasear por el campo sin más finalidad que disfrutar de la naturaleza. Me gusta la soledad y estar conmigo mismo. Me gusta la buena convivencia en la familia.  Me gusta organizarme libremente mi tiempo. Me gusta cuidar las plantas y me alegra verlas crecer sanas y fuertes. Me gusta observar los animales...

Sin embargo, debo reconocer que a veces estoy un poco confundido con alguno de mis valores rurales. En concreto, con la inclinación a la reparación, soy consciente de que los bajos precios de algunos bienes, pueden desaconsejar el esfuerzo de intentar repararlos. Reconozco también que hay que compaginar soledad con la siempre necesaria relación e interacción social. Asumo que el excesivo celo ahorrador me puede privar, por contra, de disfrutar ahora de muchas cosas. Bueno, no me importa reconocer mis contradicciones. Lo importante es que están identificadas.

Un saludo, amigos peripleros ¡Felices Navidades!

lunes, 21 de diciembre de 2015

Botaciones

Sí, con B. No me equivoco. Después de las votaciones, vienen las botaciones. A la vista de los resultados muchas son las cosas que habrá que botar (en el sentido canario de la palabra).

Habrá que botar definitivamente los hábitos corruptos tan arraigados en nuestra sociedad entre algunos políticos. Y también tendremos que botar a los incumplidores de los programas electorales. No vale prometer unas cosas y hacer otras totalmente diferentes. Botar a los dirigentes y políticos que no han servido a la sociedad y que se han aprovechado de sus puestos para conseguir beneficios personales. Tendremos que botar la falsa palabrería, las frases huecas y vacías, las falsas promesas.

Hay que botar sin contemplaciones a los insensibles a las penurias que están pasando muchas personas de la sociedad española. Y también será conveniente botar a los directivos de medios de comunicación que cultivan el clientelismo con el poder.

Finalmente tendremos que botar (ahora en el sentido de botar un barco) la nave de la ilusión colectiva, de la justicia social, de la coherencia, de la integridad. Iniciar una nueva zarpadura con la ilusión de arribar con bien a puerto. Las reformas y las soluciones no se deben hacer esperar. No consistamos que el barco haga agua.

domingo, 20 de diciembre de 2015

Votaciones

He cumplido con el necesario derecho y el deber ciudadano de votar. Y como en anteriores ocasiones, he acudido a mi colegio electoral. Y, también como en anteriores citas, allí me he encontrado a muchos vecinos, amigos y conocidos del barrio.

La jornada electoral tiene ese otro componente del que casi nunca se habla. Es un momento de encuentro, de saludos, de verte las caras con los que habitualmente compartes jornada diaria. Y no es algo baladí. Ya se sabe que en nuestro país, el tejido social se articula, mayormente, en los bares y terrazas y, con más intensidad, en las familias. No somos muy proclives a asociaciones. Que se lo digan a la asociación de vecinos de mi barrio. Muchos hemos ido y venido pero pocos nos hemos quedado. A diferencia de otros países, aquí todavía funcionamos un poco en clave de clan. De tribu. De camarilla.

Por eso hay que celebrar estas jornadas en las que, independientemente, de nuestra filiación o de nuestra ideología, todos coincidimos en una cosa: la necesidad de votar, de manifestar nuestra opinión y elegir la opción con la que nos sintamos más identificados.

Democracia: gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo. A ver si acertamos. El pueblo no suele equivocarse aunque a veces se deja llevar por cantos de sirena.

sábado, 19 de diciembre de 2015

Abuelizarse

Atención, atención amigos recién jubilados. Se ha inventado una palabra nueva. Una palabra que define muy bien los procesos que pueden tener lugar cuando uno finaliza su vida activa y queda englobado en las llamadas "clases pasivas". Una palabra que abarca diversas acciones que el jubilado puede llevar a cabo de buena fe, por supuesto, pero que pueden conducirle por los intrincados vericuetos de la dejadez personal, familiar y social. Me refiero a la siempre latente posibilidad de que el recién jubilado comience a "abuelizarse".

Indicadores claros de abuelización serían, por ejemplo, el descuido del aseo personal, el abandono en el trato con los demás o un empeño exagerado en usar hasta el límite de su vida útil las prendas de vestir.

Indicadores más sutiles como seguir siempre las mismas rutinas, relacionarse siempre con la misma gente, o ser inflexible con las propias ideas también serían referentes de importancia para valorar con más precisión el grado de abuelización.

Y por supuesto, no hacer ejercicio físico, descuidar las aficiones, obviar la importancia de una buena relación con la pareja o ver mucha televisión añadirían puntos negativos al proceso. La lista de indicadores podría ampliarse fácilmente y os emplazo, amigos lectores, a que terminéis de completarla.

La palabra no la he inventado yo. El mérito le corresponde a mi hija pequeña. Gracias a su apoyo y a su visión crítica de mi propia jubilación, dispongo en casa de una escala indicadora de procesos abuelizantes. Y procuro estar atento para no pasar la línea roja.

En próximas entradas os comentaré algunas ideas que pueden contribuir a mantener en forma el cuerpo y la mente. Lo dicho, amigos. NO HAY QUE ABUELIZARSE.  

viernes, 18 de diciembre de 2015

Esto no es normal

 A mí que no me vengan con historias. Que lo que está pasando con el tiempo no es normal. Mis plantas y árboles frutales no lo pueden decir más claro. Porque a fecha de hoy, 18 de diciembre...

El geranio floreciendo como en el mes de julio

También la Pandorea Jasminoide

El níspero ya ha echado flores y prepara sus frutos

Y lo más asombroso: el limonero florecido y mostrando nuevos frutos

jueves, 17 de diciembre de 2015

¿Rotulación en inglés? No, please.

Mira que me gusta la lengua de Shakespeare y que reconozco la importancia de su aprendizaje para poder moverte por el mundo. Y mira que es necesario que todo el mundo tenga un conocimiento básico del inglés para defenderse en caso necesario. Pero lo cortés no  quita lo valiente. Una cosa es valorar la importancia de un idioma y otra muy distinta es pasarse de la raya y pretender comunicarse en inglés aquí, en España.

Justamente hoy he pasado por una hamburguesería rotulada totalmente en el idioma universal. No sé cuál ha sido la motivación de sus dueños para proceder de esta manera pero a mi no me ha parecido nada bien.Quizás la errónea idea de que, de esta forma puedan parecer más modernos ha primado en la decisión. Pero yo creo que se equivocan. La variedad enriquece. La uniformidad no. Conservar la lengua y las culturas autóctonas se impone en un mundo en el que la globalización lo está arrasando todo. Tú paseas por un centro comercial en Londres, por ejemplo y en nada se diferencia -salvo en el idioma- de otro de Zaragoza, por decir una ciudad.

Y cada idioma posee su particular visión del mundo. No es lo mismo decir sandwich que emparedado. Ni tampoco es lo mismo swimming pool que piscina o alberca.

La riqueza léxica del español no tiene parangon. Y creo que hacemos muy mal si cedemos a modernidades y rotulamos los establecimientos en inglés.

miércoles, 16 de diciembre de 2015

El significado de las palabras

En la sociedad tecnificada e interconectada de hoy hay que tener mucho ojo con las palabras. Los anuncios y las ofertas de tiendas y grandes almacenes encierran un mensaje que hay que interpretar entre líneas. La publicidad viene a ser como un lobo disfrazado de oveja. Pretenden vendernos cualquier cosa rebozándola de algo que sea noble y valioso. Lo último que he podido leer y me ha dejado muy sorprendido es que Grancasa regala.... ¡Tiempo! de ocio si vas a comprar a sus instalaciones. Pero... ¿nos estamos volviendo locos?

Claro que si nos ponemos a leer entre líneas, "oferta" hay que interpretarlo como "tengo que sacar este producto cuanto antes". La traducción de  "Llévese dos por uno" sería "yo gano más si vendo más cantidad aunque baje un poco el precio de la segunda unidad", "Light" querría en realidad decir "me ahorro dinero añadiendo menos componentes y encima lo vendo como su fuera mejor" etc.

Con los coches y los perfumes es ya espectacular. Las fragancias se venden ocultas bajo llamativos mensajes que aluden a "tener más personalidad" o "tener éxito entre los hombres o entre las mujeres".

Así podríamos ir enumerando, uno tras otro los múltiples artículos que, hoy en día se ofertan y se publicitan.

Hay que permanecer vigilantes y no olvidar que lo más valioso, lo que realmente importa, es aquello que no se adquiere con dinero.

martes, 15 de diciembre de 2015

Elecciones (II)

Ya se veía venir hace unos años, pero ahora se constata que "los medios" son clave para trasladar con más eficacia hacia los votantes, el mensaje de los candidatos. Y digo de los candidatos intencionalmente porque se vota más con la emoción que con la razón. Que si fulano me cae bien o qué guapo es mengano...

La sociedad actual ha modificado profundamente las prácticas electorales. Cada partido político tiene su cabeza de lista y para nada aparecen los demás candidatos. Tampoco dan muchas explicaciones a los votantes de su ciudad o su comunidad. No hace falta. Con que acierte el líder, es suficiente.

Se ve que han llegado a la conclusión de que para uniformar el mensaje, lo mejor es que hable uno solo. Y si tiene que hablar alguien que no sea el líder, pues que adopte, en lo posible los modos y maneras del jefe. Así los votantes no se liarán ni se confundirán.

Y siguiendo estos derroteros se llega a perder el sentido de todo esto. La finalidad de las elecciones. Que lo elegidos representen a los que eligen. Que los escuchen más a menudo. Que no se metan en sus despachos hasta las próximas elecciones.

Ayer me llegaron a casa un montón de sobres con la propaganda de los partidos políticos. Y con las casillas rellenas de cada una de las opciones. De todos los diputados que se presentan sólo conocía a uno. Pretenden pues, que me fíe del candidato-jefe y que vote a personas desconocidas que, seguramente, ni veré ni tendré ocasión de conocer en toda la legislatura. Me dan ganas de no jugar a esto.

lunes, 14 de diciembre de 2015

La semana de decir lo que pienso

Multitud de libros de Psicología insisten en la importancia de adoptar un estilo de comunicación asertivo: "Esto es lo que pienso, esto es lo que digo, procurando no herir a mi interlocutor". Y, por contra, en muchas ocasiones nos vemos inducidos a no manifestar de forma clara y visible nuestra opinión. Los condicionantes sociales se imponen y la presión del grupo o de determinadas personas significadas pueden conducirnos en ocasiones a buscar la aprobación y no manifestar de forma clara nuestra propia opinión.

Muchas personas de mi generación que vivimos nuestra infancia y adolescencia con el franquismo padecemos un déficit de autoafirmación, de saber expresar con sinceridad y con aplomo lo que, de verdad pensamos sobre muchas temáticas. En muchas ocasiones llevamos la corriente de la conversación o directamente callamos con el fin de no contrariar a nuestros interlocutores. De alguna manera lo aprendimos muchos años atrás. Como cuando nuestros padres nos insistían con frases del tipo "No te metas en jaleos" o "Cuida que te j....erán"

Pero adoptar esta estrategia no es saludable. Tragarse la propia opinión, o bien aceptar artificialmente las opiniones ajenas tiene su coste psicológico. En muchas ocasiones, no querer meterse en jaleos puede parecer recomendable pero evitar por sistema la polémica conlleva importantes desequilibros emocionales.

Por eso, entiendo que hay que reaccionar. Hay que iniciar un entrenamiento para reafirmarnos en nuestras opiniones. Entrenarnos en comunicación asertiva. Decir lo que pensamos. Y también saber decir NO cuando sea necesario.

De momento, y como aperitivo creo que sería muy buena idea instaurar la "semana de decir lo que pienso". Es bueno poner un tope temporal para no forzar demasiado la maquinaria. Y conviene empezar cuanto antes. No tenemos nada que perder y sí mucho que ganar.

domingo, 13 de diciembre de 2015

Estallido

Hoy he estado hablando con dos personas que vivieron en directo el trágico suceso ocurrido el 31 de agosto en la Pirotécnica Zaragozana. Afortunadamente ambas lograron sobrevivir a las explosiones en cadena aunque una de ellas ha permanecido ingresada hasta hace poco en el hospital.

El relato detallado de lo que experimentaron en esos momentos me ha impresionado. Es algo que, por imprevisto, e inesperado, supera incluso a los efectos de una guerra.

Me contaba la señora cómo la onda expansiva arrancó de su lado a su hermana que falleció en el acto y también a su cuñado que quedó totalmente destrozado. La rápida sucesión de explosiones les hizo creer que iban a morir todos. Ellos se salvaron de chiripa.

Y también me ha sorprendido otro detalle de su explicación: el silencio en que quedó todo cuando terminaron las detonaciones. Según ellos, todo quedó como paralizado. Como si el espacio y el tiempo se hubieran congelado.

Además de sentir un hondo pesar por sus familiares fallecidos y por ellos mismos, la conversación me ha hecho reflexionar sobre la fragilidad de nuestras vidas y la siempre latente posibilidad de que, de repente, todo dé un vuelco que pueda incluso suponer nuestra propia desaparición.

No es habitual pensar en estos términos. Nos hemos acostumbrado a lo previsible, a lo razonable, a la seguridad de nuestra sociedad tecnificada.

Pero de vez en cuando no está de más hacer un ejercicio de humildad y reconocer lo pequeños, frágiles y vulnerables que somos.

sábado, 12 de diciembre de 2015

Elecciones

Iba ayer tranquilamente con la calle y, de pronto, me topé con una foto tamaño natural de Rajoy insertada en un muppy. No recuerdo que hubiera indicación escrita alguna. Allí estaba Mariano, cual padre bondadoso, mostrando su cara más amable y su sonrisa más tierna. A pie de calle. Mirándote cara a cara a los ojos. Como queriéndote recordar que él es uno más. En este caso, un paseante más de la tarde del sábado.

Me sorprendió este nuevo giro de los estrategas de la campaña electoral. Y, hablando en términos técnicos, debo decir que me pareció una excelente idea. Acercar el candidato al público. Mostrarlo a pie de calle. En igualdad de condiciones que el resto de los ciudadanos. Genial.

Así es que hoy, por curiosidad, he vuelto donde estaba el pacífico Rajoy y para mi sorpresa, nuestro hombre había desaparecido y en su lugar habían insertado un anuncio de aceitunas.

Dándole vueltas de nuevo al tema, he llegado a la conclusión de que esta súbita desaparición debe formar parte de las tácticas de los creativos de la campaña electoral. Ya no se lleva explicar los programas. Ni los discursos bien hilvanados. Ni las soflamas grandilocuentes. Ahora lo que mola es sorprender a los votantes. Y que la sorpresa no sea muy duradera para que tenga un efecto reforzado. Enseñar un día al candidato a pie de calle y hacerlo desaparecer al día siguiente me parece una excelente idea.

Por contra, también tengo que decir que el PSOE me ha decepcionado un poco. Pasando por el puente de La Almozara, he podido contemplar a Pedro Sánchez colgado en las alturas. Alejado de la realidad. Distante. Los carteles de siempre, con los iconos de siempre y a la altura de costumbre. No he visto creatividad.

Sí que la he observado en la propaganda de Podemos. No sé si intencionalmente o no, pero también he vislumbrado dos carteles pegados al lado de otra propaganda en la que se puede leer "Delicia". Lo malo es que, a su lado también hay otros anuncios con una obra de teatro que se titula "Cuento de navidad".

Que cada cual saque sus propias conclusiones...


viernes, 11 de diciembre de 2015

Autoabrazos

Partiendo de la base que la persona más importante para cada uno de nosotros somos nosotros mismos, he llegado a la conclusión de que, de vez en cuando, no está de más darse abrazos a uno mismo, sentir el cálido contacto de nuestras manos en nuestra propia piel.

Puede parecer chusco y hasta un poco extraño el adoptar esta conducta, pero os aseguro que los benéficos efectos de estos abrazos no tardarán en aparecer. Evidentemente también aconsejo el abrazo de otras personas queridas. La comunicación interpersonal a través de la piel constituye un excelente método protector contra el estrés y de comunicación de sentimientos positivos. Sin embargo quizás hemos descuidado esta importantísima vía primando, sobretodo, el canal audiovisual.

Así que como la persona que tenemos más cerca de nosotros somos nosotros, en caso de "sequía de abrazos", que, como todas las sequías no es nada bueno, no hay más que echar mano de uno mismo y abrazarnos con todos los registros que queramos.

jueves, 10 de diciembre de 2015

Perlas (VI)

Resultado de imagen de jardín florido"La vida es como los espejos. Sonríales y le sonreirán. Póngales mala cara y le parecerán siniestros" (Concordia Merrel)