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martes, 31 de julio de 2012

Intento frustrado de ver a Gato Negro y Teatro Indigesto. Museo Arriba Museo Abajo

El plan era perfecto. Una agradable mañana de domingo, la hora muy apropiada (las 12:00) y el lugar céntrico y de fácil acceso. La propuesta consistía en asistir a la obra "Museo arriba, museo abajo" en el IAACC (Instituto Aragonés de Arte y Cultura Contemporáneos) y la posibilidad de conocer de primera mano el trabajo de Gato Negro y Teatro Indigesto.


Como en la página web no se indicaba nada referido a precio ni necesidad alguna de reservar, allí nos hemos dirigido -con tiempo- para disfrutar de la obra.


Ha sido imposible. La inveterada costumbre española de no informar (o informar a medias) de nuevo se ha manifestado y, en esta ocasión en forma de "teníais que haber reservado".

De nada ha servido esperar en la cola por si fallaba alguien de la "reserva". La inútil espera podía haberse traducido en malestar o malas bilis. Afortunadamente, nada de eso ha ocurrido y los devaneos mentales se han ido por los derroteros del análisis de la ilógica lógica aplicable en estos casos.

El tema es que el IAACC va por un lado y la compañía de teatro por el suyo. Cada uno a lo suyo. Y a ninguno de los dos se les ocurre la idea de informar al público deseoso de asistir al evento de la necesidad de reservar la entrada y el precio de la misma. ¿Quién debería ser el encargado de coordinar? ¿Por qué no ha realizado su tarea con diligencia? ¿Cuál es, en una palabra, la causa de un olvido tan llamativo?


Bueno, el caso es que para aprovechar la mañana, como plan alternativo, nos hemos dirigido a la exposición China Next Door. Cuarenta obras propiedad de los coleccionistas italianos Ernesto y Claudio Espósito. No sé cuánto habrá tenido que desembolsar la DPZ para poder exponer la obra. Lo que tengo claro es que los italianos han realizado una buena inversión al adquirir arte chino.

domingo, 22 de julio de 2012

Disfrutando del canto gregoriano en Veruela

El monasterio de Veruela conserva incólume la atmósfera de las celebraciones religiosas medievales. No haces más que entrar en el recinto y un halo nostálgico te envuelve desde el primer instante. No es de extrañar que los hermanos Beccquer eligieran sus estancias para encontrar la inspiración de sus creaciones románticas. Ni tampoco que en las "Cartas desde mi celda", Gustavo refleje, en muchas ocasiones, su atracción por el pasado y la necesidad de revivirlo.

El viaje se realiza con agilidad desde Zaragoza. No digo con rapidez, ya que la velocidad máxima en la Nacional 232 ha sido tasada a 80 Km/h y una línea continua pintada en el centro de la calzada desarma cualquier intento de adelantamiento. Supongo que de esta manera el Ministerio de Fomento se cura en salud: por una parte deja para más adelante el desdoblamiento de la carretera (cercenando así las aspiraciones de las localidades de la zona) y por otra se asegura que con esa velocidad y con la línea central, los accidentes se reducen notablemente.

Después de parar en Borja para descansar y dar una vuelta por su afable parquecillo (reminiscencia, supongo, de pasadas épocas de esplendor musulmán), retomamos de nuevo el camino, atravesando Maleján y Bulbuente y adentrándonos enseguida en Vera de Moncayo, antepuerta del famoso Monasterio de Veruela.

Hemos llegado con puntualidad exquisita. A las 12 menos 10. En el programa se indicaba las 12:00 como hora de comienzo de los cánticos.

Entre los preparativos y las acomodaciones, se han hecho las 12:10 y, justo a esa hora, ha salido el director de la Shola Gregoriana Gaudeamus y, después de unas breves explicaciones, el resto de los componentes de la coral se han ido agrupando estratégicamente con el fin de ofrecer sus cánticos al nutrido público asistente al evento. En las disgresiones iniciales, ya se ha avisado que el recital iba a durar una hora. Supongo que el aviso respondía a anteriores avistamientos de deserciones entre los asistentes.

Los componentes de la Shola, ya entrados en años, han entonado con gran acierto el primero de los cánticos. Enseguida, todo el público ha quedado entregado al sonsonete gregoriano. Como siempre, mil y un pensamientos discurrían por mi mente al hilo de los afinados acordes.

Por una parte pensaba en lo atávico del canto. Desde que adquirimos consciencia, los seres humanos hemos asociado el canto con las celebraciones. Y en este caso, las plegarias adquieren un tono más sublime, si se quiere, ya que van directamente dirigidas a Dios.

Por otro lado le daba vueltas a la esencia del acompasado ritmo característico del canto gregoriano. Me imagino que será el fruto de la decantación de muchos y muchos ensayos en los monasterios y cenobios medievales. De ahí su atractivo y su magnetismo. Es posible que el sonsonete amaine las ondas cerebrales, ya de por sí alteradas por la vida moderna.

A la media hora aproximada de actuación, algunos asistentes se han empezado a levantar. Otros, más avezados, pasaban a ocupar sus sitios (si éstos se encontraban más cercanos al altar). El director ha tenido que dirigir una admonición a los fugados recordándoles la importancia de guardar silencio durante todo el evento.

A mí no se me ha hecho larga la actuación. Hubiera preferido limitar las explicaciones entre un canto y otro y dejar fluir las estrofas. Aún así debo decir que la actuación me ha gustado mucho. Al término de los cánticos me he permitido la licencia de levantarme para grabar una última sonata dirigida, en este caso, a la virgen de Veruela.

Todavía nos ha quedado tiempo para girar una visita al resto de las instalaciones y, especialmente, a la muestra muy bien presentada y documentada sobre los hermanos Beccquer.

Como estamos en tiempos de crisis hemos comido de bocadillo en el Centro de Interpretación de Agramonte, aprovechando el aparcamiento y las instalaciones con mesas y todo debajo de los pinos.

martes, 17 de julio de 2012

Novedades en el blog

Bueno, pues ya veís que con el verano vienen también los cambios en el blog. Con el fin de diferenciar las actividades que realizamos en la asociación El Periplo y mi blog personal, hemos abierto un nuevo blog específico para la asociación en el que iremos desgranando los distintos programas que vamos realizando y las actuaciones concretas que se derivan de los mismos. La dirección es: http://www.asociacionelperiplo.blogspot.com/

Y este blog pasa a llamarse "Mi periplo" pues en él continuaré dando buena cuenta de mis idas y venidas por el mundo real, virtual y el mundo de las ideas y el pensamiento.

Gracias a todos y todas que me seguís por vuestros comentarios y vuestra colaboración. Continuamos "peripleando".

Salto del lobo. Aguarales de Valpalmas

Aunque la crónica viene con cierto retardo, el recuerdo de los parajes que visitamos el miércoles día 11 de julio, en compañía de mi amigo J. Torralba pervive y se mantiene bien acotado en su adecuada localización cerebral. No solamente la imagen del paisaje sino también la charla, los comentarios y el disfrute común arraigado en historias personales con infancias muy similares.

Tomamos, como es habitual, la autovía de Huesca, con desvío en Zuera hacia Ejea. Para variar un poco el recorrido nos desviamos hacia Gurrea de Gállego y luego hacia Marracos, en cuyo término se ubica el Salto del lobo.

El salto no es otra cosa que una central hidroeléctrica que aprovecha el desnivel creado en el río Gállego para generar energía. El entorno que rodea la central es digno de mención porque constituye una especie de oasis en medio del secarral. De hecho, según me contaba Jesús, hubo un momento -en la época del boom económico- en el que se pensó construir un complejo residencial para alojar posibles veraneantes. Como dice aquel, "de aquellas aguas vienen estos lodos". Ahora sólo queda el esqueleto de la megaconstrucción que, en su momento se planeó y que refleja el declive en el que ahora permanece sumido todo el país.

Camino de Casas de Esper nos detuvimos en los Aguarales. No los había visto nunca y tenía gran interés en visitarlos. El paisaje que nos ofrece la naturaleza erosionada no deja inerme a nadie. Yo me preguntaba por qué el atractivo del paraje y me iba proponiendo distintas hipótesis:

¿Será que las formaciones erosionadas nos recuerdan un mundo atávico del que venimos?
¿Acaso las dimensiones de las distintas formaciones arcillosas nos recuerdan seres o paisajes conocidos?
¿Nos trasladan estas imágenes a parajes por los que hemos pasado?

En un momento de la visita me imagino el fabuloso belén que se podría organizar en algún rincón de los aguarales. Desde luego el decorado ya lo tenemos preparado.

Por cierto, la visita se realiza a los pocos días de haberse sofocado el incendio que asoló los montes de la zona. El contraste del paisaje calcinado con las imágenes esculpidas en el barro de los aguarales quedaba reforzado mutuamente. En varios momentos sentí como un escalofrío al pensar que ese árido panorama podría ser la imagen anticipada de lo que puede venir si seguimos castigando nuestro querido planeta.
Posteriormente arribamos a Casas de Esper. Es un pueblo en el que siempre se respira atmósfera hospitalaria. Visitamos el huerto que estaba radiante, la balsa del otro huerto y los árboles frutales y las colmenas -que este año no florecen tanto-.
También hablamos con un señor que se dedica a modelar figuritas con anea. Muy amable, nos invitó a pasar a su patio para mostranos parte de su obra. Así que el recorrido me pareció sumamente interesante.

Después de comer en Sádaba, terminamos nuestro periplo visitando la presa y las colmenas en Uncastillo.

Un estupendo día de verano. Un regalo la visita y la compañía.

martes, 10 de julio de 2012

Disquisiciones veraniegas

Un hecho normal y corriente como dejarme las llaves de casa ha devenido en oportunidad para reflexionar sobre distintas realidades que van aconteciendo en mi día a día.

Sobre las 9:10 he llevado el coche al  taller de chapa. Para los que todavía no se han percatado, les diré que ahora las protecciones de los bajos de los automóviles son de plástico, es decir, de papel de fumar. Como yo tengo cierta querencia por los caminos rurales o "trías" pues, de cuando en cuando, me dejo alguno de estos elementos por el monte. 

La vuelta hasta mi domicilio la he realizado andando y, al llegar al mismo me he pertacado que no llevaba las llaves. He hecho un intento vano para ver si me abrían desde dentro pero nada, el resto de la familia permanecía dormida. Me lo he tomado con filosofía y me he dicho: gran ocasión para dedicar este rato a pasear por donde me plazca.

La primera reflexión se ha centrado en la percepción humana. Es evidente que nuestras percepciones están condicionadas por nuestra personalidad y nuestras experiencias pasadas. Salirse del campo perceptivo habitual resulta bastante complejo. Entre otras cosas porque dificilmente podemos percibir aquello para lo que no estamos entrenados. Digamos que observamos la realidad en distintas "capas" -como en un programa informático- y, en su gran mayoría, las personas no estamos preparadas para detectar todas las capas de nuestro entorno.

Mi segundo pensamiento se ha dirigido hacia la suerte de estar vivo. Cuando te pones a pensar en términos de protones, electrones y neutrones (no digamos ya si hablamos de quarks o de cuerdas) no puedes dejar pasar el hecho de lo afortunados que somos los que -ahora mismo- compartimos la vida. De ahí se colige la certidumbre de valorar cada momento de cada día como una auténtica bendición. Este pensamiento todavía se vuelve más profundo cuando considero que, de acuerdo con la teoría cuántica, la realidad que me rodea, en cierto sentido, también la creo yo.

Cuando ya casi llevaba una hora de paseo un tercer hecho analizable ha sido el constatar que ya tenía ganas de volver a casa. Esto me ha dado pie para pensar en la volubilidad, inconstancia o tendencia a cambiar de la mente humana. Si sólo hacía una hora estaba deseando disfrutar de mi libertad, ahora ya empezaba a pesar el cansancio y el calor y ya mis pensamientos se dirigían hacia el reposo y el fresquito.

La cosa todavía se ha complicado más cuando al volver a llamar sobre las 10:30, de nuevo nadie me abría. Aquí la serena reflexión se ha tornado en descarnada irritación y el mundo de los sentimientos ha hecho su aparición. En mi interior me he jurado y perjurado que nunca jamás volveré a salir sin las llaves de casa.

martes, 3 de julio de 2012

Trío de ases: Durero, Rembrandt y Goya

Visité la exposición el día 30 de junio acompañado de RM y hoy he vuelto a pasar por La Lonja porque me quedé con "mono" de ver con más detenimiento la muestra.

Muchas son las reflexiones que han originado la visión de las obras de los tres maestros. Los dos primeros, anteriores a Goya, centrados en la temática religiosa casi exclusivamente y el tercero impactado por la guerra de la Independencia, mostrando al mundo entero lo más mísero y repugnable de la condición humana: las vejaciones, los asesinatos y las más diversas mostruosidades asociadas a un conflicto bélico.

Durero me ha encantado. Nunca imaginé que iba a ser tan enternecedor contemplar su obra grabada y he quedado sorprendido con los detalles que reflejan la vida a principios del siglo XVI.
Yo lo definiría como el dibujante de cómic más famoso de la época. Claro, que los cómics de entonces eran monotemáticos: casi todos se referían a la pasión, muerte y resurrección de Cristo.

Los grabados permitían realizar tiradas múltiples de los dibujos. No sé con precisión cuántos saldrían de cada plancha, pero constituían un método muy útil para difundir las escenas con los distintos episodios de la pasión entre el pueblo.


¡Cuánto tiempo invertido en reflejar hechos religiosos! ¡Cuánta inteligencia ocupada en esos quehaceres! ¡Qué pena que no se hubiera aprovechado más el tiempo dedicándolo a mejorar, por ejemplo, las condiciones de los ciudadanos de la época o a indagar más en el remedio contra las enfermedades!

Con todo, los grabados de Alberto Durero nos permiten (especialmente, se lo permiten a los expertos) conocer un sinfín de detalles de su época pues aunque él se remita a hechos acaecidos hace 1.500 años, las vestimentas, los útiles y el porte de los personajes de sus "cómics" reflejan claramente la sociedad de la época.

He pasado rápido por la muestra de Rembrandt. Sus grabados son más oscuros (quizás el taller no era de tanta calidad), aunque la maestría del autor queda reflejada en múltiples escenas religiosas como, por ejemplo El desprendimiento. Me ha sorprendido la vida del autor, con tres relaciones y dos matrimonios (conocidos). Era bastante habitual por aquel entonces que la gente falleciera a los treinta y tantos.

Finalmente me he desplazado al museo Camón Aznar para disfrutar también de los grabados de Goya. La sala está muy bien iluminada y acondicionada y la obra de nuestro genial pintor aragones brilla ahí en todo su esplendor. Especialmente impactantes me han parecido Los desastres de la guerra y también los grabados dedicados a los toros (muerte de Pepe Illo y Martincho toreando). Finalmente la serie Disparates, también me ha llamado la atención.

Aconsejo vivamente la visita a la muestra a cualquiera que tenga interés por estas temáticas. Es una ocasión excepcional que no podemos desperdiciar.