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martes, 1 de diciembre de 2015

Tradición oral

La tradición oral, las historias que nos contaban nuestros abuelos y nuestros padres, empieza a ser cosa del pasado. El advenimiento de Google y su supuesta omnisciencia ha dado al traste con el humilde ejercicio de preguntar y responder o, simplemente, de mantener una sencilla conversación.

Los psicólogos ya están alertando del déficit de información que padecen las personas que se dedican más a realizar fotografías que a disfrutar de un viaje, por ejemplo. Y el teléfono móvil está interponiéndose entre muchos interlocutores a los que les resulta muy difícil hilvanar una conversación sin interrupciones.

De manera que aventuro que a no mucho tardar, empezarán a emerger empresas que se dediquen a crear entornos liberados de móviles y comunicaciones. Entornos en los que, sencillamente, se pueda hablar. Con tranquilidad o con pasión. Cadenciosamente o precipitadamente. Pero realizando una comunicación completa. De principio a fin. Sin interrupciones. Quizás estas mismas empresas vuelvan a revivir las tradiciones orales. Aprender coplillas o recitar versos. O contar historias y anécdotas con gracia.

Si lo saben hacer con acierto, les auguro un brillante futuro.

2 comentarios:

  1. Está, usted metido en el mundo de la reflexión, y de verdad, que construye caminos que dan que pensar. Se está convirtiendo en el filósofo del día a día, esperando sus artículos para ver que nos cuenta usted, Sabiduría encierra el de la calle Roncesvalles de Uncastillo. Un abrazo de Javier

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  2. Gracias por tus elogios, Javier. Tú tampoco te quedas atrás con tus sabias e interesantísimas aportaciones en tu blog "Tendría que ser así"

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