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viernes, 12 de febrero de 2016

Pensamientos encadenados



Hoy he ido al pueblo a realizar varias gestiones. Intencionalmente no he querido conectar la radio. Para disfrutar del viaje. Para envolverme en mis pensamientos. Para disfrutar de mi soledad.

De cuando en cuando iba haciendo un ejercicio de metaanálisis. Pensar sobre los propios pensamientos. Un ejercicio muy recomendable que te lleva de la mano hacia lo que sientes, lo que te preocupa y lo que te llama la atención.

Cualquier estímulo dispara la cadena de pensamientos y cualquier otro la detiene o la cambia de repente.

Podemos pasar de los recuerdos de la infancia a lo mal que está la carretera de forma casi instantánea. De allí nos iremos a la suspensión del coche y a la última factura que tuvimos que pagar en el taller. Y ya que hablamos de dineros, pues también a repasar la situación económica familiar y la necesidad de limitar determinados gastos. Casi siempre, la cadena de reflexiones se inclina hacia el peligro, hacia lo negativo.

Durante todo el viaje el runrún del cerebro no cesa. La conversación interior lleva su propia evolución al margen de climatología o de señales de tráfico. No se para. No se detiene.

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