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domingo, 14 de febrero de 2016

Llegar y coger


Vengo del supermercado. De hacer la compra para varios días. El procedimiento seguido ha sido el habitual en estos casos: llegar y coger. Y al carro. Luego pagar, claro está. Ya casi ni miramos los precios. Las grandes enseñas han ganado la batalla y nos han convencido de que el coste de los productos no se puede bajar más. Así que, "llegar y coger". Imposible hacerme cargo de dónde habrán venido los yogures "bío" que he comprado. Ni el proceso que se ha seguido para elaborarlos. Lo mismo puede decirse del pan tostado, de la leche desnatada o de los filetes de merluza. No sabemos nada del recorrido que han llevado estos alimentos desde el punto de producción o elaboración hasta el supermercado. Una incógnita.

A mí me da que la distancia que separa las materias primas y su posterior procesado hasta que llega al consumidor es, cada vez mayor. No parece existir un interés en explicar los itinerarios de elaboración. Ni tampoco atisbo un especial afán del público por saberlo.

Sólo sé que la última mermelada de ciruelas que comí, cogidas de mi propio ciruelo y producidas por mí mismo me sirvió para vivenciar todos los pasos que hay que dar hasta conseguir el producto final. Empezando por preparar la tierra para plantar el árbol, siguiendo con los cuidados que hay que prestarle al plantón y su posterior mantenimiento. Regar, abonar, podar, controlar las plagas y recoger la fruta en su punto ideal de maduración -suponiendo que haya sido un año bueno- pelar la fruta, lavarla y deshuesarla, añadir la cantidad de azúcar adecuada y darle el tiempo de cocción justo. Después embotarla y poner al baño María para su mejor conservación. Una interesantísima experiencia. Nada que ver con "Llegar, coger y pagar" 

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