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viernes, 1 de noviembre de 2019

Vidas



 Solo podemos comprender algo en su esencia si lo amamos.
Johann W. Goethe

Cogí hace poco unos caracoles de monte para repoblar la zona del estanque en los pinos de Villamayor. La operación no tuvo más complicaciones si bien tuve que mirar con detenimiento que los ejemplares estuvieran vivos ya que hay muchas conchas vacías. Afortunadamente, cuando caen unas gotas, estos curiosos gasterópodos se quedan como adheridos a la tierra húmeda; hasta el punto que parece que se estuvieran alimentando de ella.

A diferencia del caracol "ordinario" los de secano poseen varias cualidades que los diferencian claramente. El color blanco del cascarón y sus hábitos alimenticios son, según voy viendo, los rasgos más curiosos aunque en Internet me entero de muchas más cosas.

Pero también me llama la atención la extremada lentitud de sus movimientos y su conducta esquiva y huidiza. Hasta tal punto que, raramente te puedes encontrar con un caracol montés que haya desplegado toda su superficie carnosa.

La primera reflexión que me surge al hilo de esta "experiencia" es: "vaya vida tan simple, esta, la del caracol de monte". Permanentemente oculto en su caparazón y ni siquiera sale fuera cuando llueve ya que no le hace falta para alimentarse de la tierra húmeda. Me da pena.

Los humanos somos muy dados a adjetivar determinadas conductas o comportamientos de los animales. Pero... ¿acaso los caracoles sintonizan con este estado de ánimo? ¿Y qué decir del resto de los millones y millones de criaturas que pueblan el planeta? Las bacterias, por ejemplo. Tampoco es que lleven una vida como para tirar cohetes. Nacen, se alimentan, se reproducen y mueren. Punto.

La vida es eso... Vida. Y cada especie la desarrolla de acuerdo con su particular forma de adaptarse al mundo. Los atributos que les otorguemos los humanos no cambian para nada la situación. Es más, a veces, en vez de mejorar la empeoran.

Por eso me parece un esfuerzo estéril el preguntarse por el sentido de tantas especies diferentes poblando la tierra. Están allí, desarrollan su periplo vital y... se acabó. El cruce a destiempo de un asteroide, la erupción explosiva de un volcán, un terremoto devastador o cualquier otro evento catastrófico termina de repente con las preciadas vidas.

Inquerirse hacia dónde va todo esto también carece de sentido ya que todavía no existe un consenso acerca de lo que diferencia la vida de lo que no es.

En fin, os invito a ver este vídeo de Martí Montferrer donde habla con mucha más propiedad que yo sobre todas estas cuestiones.

2 comentarios:

  1. Completa reflexión con la jardinería o apuesta por introducir el caracol blanco o vaqueta, muy valorado en el Levante, en los montes de Villamayor.
    Muchas veces hemos comentado la perfección de la naturaleza, todo está estudiado y colocado a conciencia.
    Unos seres con alas, aletas, platicas, y otros más ensimismados, pero con cierta carga de evolución.
    Lo bueno y espectacular es que todos son maquinarias perfectas con vida y autonomía propia.
    El tema daría mucho para hablar, todos seres vivos tienen su personalidad.
    Saludos , José Luis.

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  2. La vida. Gran misterio. Todos los seres vivos desarrollan sus capacidades, será ese su sentido?

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