Bebo para olvidar, pero ahora… no me acuerdo el qué.
Frida Kahlo
El mundo de los hongos y las setas siempre me ha parecido un poco misterioso. Ya de pequeño, muchas veces acompañaba a mi padre a ciertos parajes que él llamaba "seteras" donde año tras año la naturaleza se mostraba pródiga y nos regalaba un buen puñado de estos exquisitos alimentos.
Aquel ritual de desplazarnos a los lugares escogidos y recolectar sólo las setas que ya se sabía que eran comestibles tenía para mi un cierto aire mágico. No te digo nada cuando mi madre las cocinaba con gran acierto y nos las presentaba en suculentos platos. De niño, aquellas delicias me parecían un regalo de los dioses.
Las comíamos con total confianza puesto que mi padre siempre se mostraba seguro al seleccionar unas y desechar otras. Nunca tuvimos ningún problema al consumirlas.
Han pasado ya más de cincuenta años y aquí me tenéis repitiendo la experiencia. Viviendo de nuevo la intensa emoción de recolectar alimentos que ofrece la naturaleza para luego prepararlos y disfrutar consumiéndolos.
Aunque la recolección la realizamos en el monte (la norma no escrita de los seteros me impide decir el lugar); el paisaje se diferencia de los montes de Uncastillo. Allí los árboles dominantes eran los robles (chaparros) y las encinas (carrascas). En este caso, la búsqueda de setas la llevamos a cabo en un nutrido pinar.
Cogimos sobretodo muchas setas "negrillas" y algún pequeño y tímido rebollón que justo empezaba a apuntar. Con todo, la experiencia de salir al campo, patear bien el monte y recolectar el preciado producto, me ha resultado muy, muy gratificante.
Muy elegante está usted con esa gorra carlista.
ResponderEliminarLa recolección de setas tiene algo especial.
El descubrir el fruto lleva un momento mágico de encuentro, de sorpresa, que te hace disfrutar.
El gran maná del otoño, estos frutos con sombreriyo que inundan los montes.
Bonita actividad.
Saludos de Javier.
Mmm... Setas... Setas. Que ricas. Que placer degustarlas, José Luis (las buenas) y cuánto más el buscarlas. Yo me declaro un gran buscador de setas comestibles. Y digo bien `buscador` porque encontrar, encuentro pocas. Pero cuánto disfruto de esas salidas otoñales disfrutando de la observación de mil tipos de setas y frutos diferentes y hermosos que nos regala la naturaleza. Siempre vuelvo con grandes recuerdos. Más de una vez me ha mientrpasado queas me maravillo de una pequeña seta me avisan que estoy pisando alguna otra comestible disimulada entre la hojarasca.
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