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viernes, 7 de febrero de 2020

¡Empieza la temporada de la abeja!

Sin cambio, algo duerme dentro de nosotros. El que duerme debe despertar.
Frank Herbert.

Poco a poco, los fríos y las nieblas van dejando paso a un poco más de calorcito. De hecho, recientemente hemos tenido temperaturas casi primaverales. Qué más quieren los insectos (también los humanos) que, de nuevo, retorne el tiempo cálido.

Así que ya se empiezan a ver muchos himenópteros en busca del preciado néctar. Naturalmente, las abejas no escapan a este designio. Son insectos sociales y ya se encuentran afanadas realizando labores de limpieza y acondicionamiento de la colmena. Preparando todo para la explosión floral de la primavera. Y para almacenar la miel que les servirá de alimento el próximo invierno. El ciclo no para. La rueda de la naturaleza gira sin descanso.

Los apicultores aficionados también tenemos que preparar el terreno. Habilitando las nuevas viviendas para los enjambres que puedan recogerse. Limpiando los útiles y repasando y reparando las colmenas estropeadas; disponiendo las láminas de cera que luego serán "estiradas" y rellenadas con rico néctar; dando vuelta por los apiarios para comprobar el estado de nuestras colonias...

No hace mucho visité el museo de apicultura de Azuqueca de Henares. Allí pude contemplar un sinnúmero de colmenas -antiguas y modernas- de todas las partes del mundo. Observad la variedad de diseños, tamaños, colores y materiales. Está claro que la vinculación de la abeja con el ser humano viene de atrás, de muy atrás...



























































1 comentario:

  1. Vaya variedad de colmenas, como dices, todo está relacionado, se mima a las abejas en todos los rincones del mundo.
    Ya estás limpiando y preparando los instrumentos, este mundo ceremonial lo manejas con mucho mimo.
    Que este año, el mundo de la miel te dé muchas satisfacciones.
    La natura y el hombre.
    Un saludo de Javier.

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