Translate

viernes, 25 de octubre de 2019

El mundo en moto... con Caude Sinelpuey


El amor es lo único que crece cuando se reparte. 
Antoine de Saint-Exupéry

Estoy disfrutando con la lectura del libro de Carlos García Portal (Charly Sinewan) y, siguiendo sus pasos, yo también me he inventado un pseudónimo para contar mis aventuras en moto. En vez de José Luis, seré "Caude Sinelpuey". En otra escala, pero también hay cosas que contar, por supuesto.

Pasamos algo de frío. El equipamiento era básico
La moto era, en mis tiempos de juventud, sinónimo de potencia y libertad. Recuerdo los paseos que nos dábamos con la Guzzi de mi amigo Garín y las veces que me tocó empujar para que cogiera la marcha. Con todo, los recorridos no pasaban de ser locales puesto que no teníamos carnet de conducir la moto ni tampoco empleábamos casco alguno de protección. La sensación de libertad era proporcional a la de pegarnos una buena castaña y no salir muy airosos del evento, cosa que, yo recuerde, felizmente no ocurrió.

Con Javier Cay también hicimos varios viajes. Recuerdo el que nos llevó a través de la sierra de Uncastillo hasta Navardún con una Mobilette de 49 cm3 cada uno. Hicimos noche en tienda de campaña y todo en una arboleda. Por supuesto, sin mapas ni ningún otro tipo de preparación.¡Cómo han cambiado los tiempos!

En otra ocasión nos fuimos hasta Arette en Francia con una Ducati de 160 cm3. Pasamos por Ruesta, por el Valle del Roncal y por el de Velagua. También fue una aventura estupenda.

Otra buena hazaña en moto la materializamos con Javier Garín cuando en una Semana Santa, nos dio la turruntela y nos cogimos su Sanglas 400 que venía de la Guardia Civil con la misión de llegar hasta Paris. No recuerdo bien si llevábamos mapa. El caso es que, preguntando conseguimos llegar hasta la capital francesa después de pasar por un montón de vicisitudes.

En aquellos años se podía acampar en cualquier sitio
En otra ocasión nos fuimos también al Valle del Baztán los tres amigos con la Sanglas y la Ducati. Visitamos Elizondo y disfrutamos mucho del viaje.

Un "selfie" de la época con la Torre Eiffel
de fondo
Los tiempos de entonces no tenían nada que ver con los actuales. Por supuesto, sin móvil, internet ni GPS. Hablamos de principios de los años 80. Las redes sociales no existían ya que no había web alguna. Los recuerdos quedaron plasmados principalmente en nuestras mentes pues las máquinas de fotos eran de carrete y no había que gastar muchos.

La preparación del viaje era -sencillamente- elemental. Nada que ver con los moteros actuales. Con coger alguna perra, agua y un bocadillo, era suficiente. Sobre la marcha se iban resolviendo los problemas que surgieran.

Todos los viajes tenían -como los de ahora- un denominador común: el ansia de libertad, de iniciar la marcha y parar allá donde nos lo pidiera el cuerpo. De conocer otros territorios y de disfrutar de lo inesperado. Ese impulso tan humano que, en la juventud especialmente, te lleva al desafío, a lo desconocido, a ponerte a prueba.

Leyendo a Charly Sinewan veo que el espíritu motero sigue muy vivo en muchas personas y que ahora son muchos los que se aventuran a recorrer el mundo en busca de libertad y nuevas emociones. Les aplaudo. Yo haría lo mismo si tuviera sus años. Cuando viajas en moto disfrutas dos veces: cuando llegas al destino y del propio camino. 

3 comentarios:

  1. Qué sorpresa me he llevado esta mañana.
    Viaje atrás en el tiempo y presentación de aquel viaje a París con el amigo Garin
    Recuerdo la barrunta para el viaje en el casino, sin comerlo ni beberlo, jambrasteis y punto ,y quedo esa aventura para la posteridad.
    Reconozco que nos gustaba mucho la aventura, salir de la norma, descubrír mundos.
    Qué jóvenes estabais, queda la melancolía pura, han pasado los años, pero gusta recordar.
    Esa época que vivimos, mereció la pena.
    Un abrazo de Javier.

    ResponderEliminar
  2. José, soy Geovanny de Costa Rica. Tengo moto y no he viajado mucho. Muy emocionante leer tus relatos.

    ResponderEliminar
  3. Muy bueno Jose Luis. Que risas anteayer recordando estas aventuras.

    ResponderEliminar