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viernes, 22 de febrero de 2019

Generando certidumbre


Casi todas las mañanas suelo llevar a cabo un meticuloso ritual con mi perro. Sobre las 8:15 abro la puerta del salón y me lo encuentro medio dormido en el sofá. En cuando me oye empieza a menear el rabo. Sabe que empieza la danza matutina y que los dos tenemos que ir acompasados.

Luego subo la persiana, mientras él se despereza. Acto seguido le digo unas palabras amables y le paso la mano por el lomo. Es la señal que está esperando para -ya más despierto- venir tras de mi hasta la puerta que da al jardín.

Una vez despejada la salida, el animal se dirige hacia un rincón del recinto y micciona, al tiempo que le proporciono refuerzo verbal positivo por su buen desempeño.

Le siguen luego unas cuantas caricias y un remedo de pelea en plan broma para, a continuación, volver a entrar de nuevo los dos al salón. Allí lo tapo con una manta y le paso la mano de nuevo por la lomera tres veces (tienen que ser tres). Finalmente el bicho se queda manso y tranquilo en el sofá.

Parece que se duerme de nuevo pero disimula. Espera vigilante a que yo me empiece a preparar el desayuno en la cocina. Cuando saco las galletas, su fino oído detecta la frecuencia del envoltorio al ser rasgado. Acude con presteza y le doy su recompensa: media galleta partida por la mitad. Una mitad se la come en el salón y la otra en la cocina.

He comprobado que cuando seguimos el mismo precepto, Cosmo (que así se llama mi perro) va el resto del día más suave que una seda. Por contra, si hay alguna alteración en la liturgia, ya tienes al perro más confuso, más "fuera de juego".

Por extensión, el otro día pensaba que con las personas viene a suceder algo parecido. Especialmente en la infancia; pero también en la edad madura. La certeza de que las cosas van a suceder de una determinada manera a lo largo de la jornada representa un soporte vital para los niños. El organizar tu jornada diaria de acuerdo con unas pautas saludables que se repiten día tras día constituye, sin duda, un objetivo de crucial importancia en la madurez.

Generar certidumbre, amigos. Lo veo con mi can y lo he visto también a lo largo de mi vida. Y aprender a combinar constancia con variación. La mejor fórmula para disfrutar a tope de nuestra existencia.

1 comentario:

  1. Pues si que es importante el protocolo y la variedad para mantener viva la ilusión por las cosas.
    Si en ese proceso uno se encuentra feliz, no hay mas que hablar, todo llena y a todo le encuentra explicación.
    Y así pasan los días, entretenidos, y ahora, con las huertas preparadas para la primavera, otra cosica es.
    Saludos, José Luis.

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