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viernes, 12 de octubre de 2018

Elogio de la piedra


Quiero aprender a esculpir la piedra. Nunca he practicado mucho las bellas artes pero este nuevo reto me encandila. Tengo pensado hacer varias estatuas. El reto es complicado -lo se- pero tengo que intentarlo.

La chispa que ha encendido la nueva ruta surgió este verano. En las visitas a los pueblos de las cinco villas y los paseos por las calles de las distintas localidades. Con la constatación de que -a la postre- lo más significativo y duradero de nuestro paso por la vida son, al fin y al cabo, las piedras trabajadas.

Si, ya os oigo decir que también quedarán los escritos en Internet o mejor aún los textos vertidos al papel; que quedarán las fotos, los vídeos, el disco duro del ordenador, el móvil y el recuerdo de nuestros seres queridos... Nada, tonterías. Lo que de verdad aguanta el paso del tiempo es la piedra.

Tu te das una vuelta por Navardún -por poner un ejemplo- y el único recuerdo de lo que fueron nuestros antepasados de hace mil y pico años son su castillo, su iglesia y la peculiar pila bautismal; todos ellos realizados con piedra tallada.

Te pasas por Castiliscar y te das de bruces con el castillo -siglo XI, la iglesia -del XII- o el sarcófago paleocristiano del siglo IV. Más piedra conservando el recuerdo.

Date una vuelta por Uncastillo y allí verás cómo la piedra nos habla del pasado. Sencillos bloques del castillo o elaborados canecillos y capiteles de la iglesia de Santa María. Impertérrita. Desafiando el paso del tiempo.

Pásate por Los Bañales y te darás cuenta de lo que -al fin y a la postre- nos legaron sus pobladores: lo que queda de las pilastras del acueducto; del edificio de las termas; del foro... Enormes bloques de piedra (arenisca o caliza; me da igual). Eso es lo que ha aguantado. Lo demás, simplemente, se ha evaporado con el paso del tiempo.

Soy también muy consciente de la vacuidad de mi aspiración a dejar en este mundo un recuerdo mío que resista el paso del tiempo. El inexorable paso de los años acabará destruyéndolo todo. Me da lo mismo. Si no lo hago ahora ¿cuándo podré hacerlo?

He pensado varias temáticas para tallar: la recreación en piedra de los cuatro miembros de la familia; el perro inmovilizado en su revestimiento pétreo, alguna frase esculpida... ¡Qué se yo!

También se me ha ocurrido inventarme una deidad y recrearme en su diseño. Por ejemplo la diosa de la apicultura. No estaría mal...

He echado un vistazo en la red y compruebo que hay otros materiales que aguantan mejor que la piedra el paso del tiempo: el dibororrenio, la lonsladeíta, el nitruro de boro... Nada, descartados por la dificultad práctica de conseguirlos.

Así es que hay que volver de nuevo a la idea inicial. Al esculpido en piedra con tranquilidad y paciencia.

En fin, ya veremos lo que da de si esta historia...

2 comentarios:

  1. Reto apasionante,... tendrás que poner en práctica la habilidad de tu abuelo José con la madera, por ahí pueden entrar los principios,... y ¡porqué no!, acercarte a los talladores de Uncastillo para que te orienten de salida, y te recomienden las herramientas y el material a emplear, hay buenos artistas. Me alegro por tu nuevo reto. Picapedreros y canteros ellos dibujaron nuestra historia de forma perenne. Ponte gafas de protección. Un abrazo de Javier.

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  2. No te creas que no te leoo! Me encanta ese hobbie. Ademas debe ser muy desestresante picar piedra. Te debes quedar como nuevo. Luego imagino viene el detalle, darle forma y hacer que la escultura tenga magia y transmita. Yo quiero ser tu primer clienta. Me gusta la idea de la deidad. Un talisman protector del hogar? Un besito papi.

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