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viernes, 3 de agosto de 2018

Espíritu de verano (II)


He asistido a una exposición sobre Leonardo da Vinci y me ha sorprendido especialmente su irrefrenable deseo de imitar el vuelo de las aves. Algo parecido me ocurría a mi cuando era jovenzuelo. Siempre dándole vueltas a la manera de imitar el vuelo de los buitres. Siempre pensando en inventar algo.

Pero la distancia que nos separa al genio de Anchiano y a mi es inconmesurable. Frente a él yo me siento empequeñecido, minimizado, minúsculo.

¡Qué no hubiera dado yo por haber podido ser discípulo del genial Leonardo!

2 comentarios:

  1. Has estado en Roma , para ver la exposición ?,... no me extrañaría !de todas formas siempre ha fascinado Leonardo con sus inventos, adelantados, buen espíritu de verano, turismo y ver buenas exposiciones. Saludos de Javier.

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  2. José Luis, desde niño yo también soñaba con volar, y era tal mi empeño que con unos nueve o diez años me Fabriqué un burdo paracaídas, cosiendo plásticos de sacos en torno a una estructura de mimbre. Qué cabeza!, una vez terminado no quise tirarme desde el tejado de casa porque al aterrizar me podría atropellar un coche. Menos mal.
    Así que me encaramé a lo alto del doble tablero de un remolque agrícola y me lancé al vacío. Creo que la velocidad de caida fué la misma que si me hubiese lanzado sin nada. El golpe fue majo pero no me lesioné. Así que Seguí soñando con volar alo tras año.
    Hasta que aparecieron los franceses con el ala delta y luego con el parapente.
    Mi sueño al fin se hizo realidad.
    Que buenos momentos y experiencias me ha regalado el cielo, el viento, la libertad de sentirte como un pájaro.
    Creo que fue Leonardo quién dijo algo parecido a esto:
    "Y cuando gires la cabeza hacia arriba, al cielo, lo verás como ningún otro lo ve, porque tu ya has Estado allí"
    Y verdaderamente ves las nubes, el viento y el cielo de otra manera.

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