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viernes, 25 de noviembre de 2022

ACO47 Las cavilaciones de Michael (II)


Valor es lo que se necesita para levantarse y hablar,

pero también es lo que se requiere para sentarse y escuchar.


Segunda parte del artículo "La conciencia es un fenómeno de ingeniería" redactado por Michael Graziano

Artículo de la revista "New Scientist" Essential Guide Nº 12  

Michael es neurocientífico y psicólogo en la Universidad de Princeton y autor de libros entre los que se encuentran "Repensando la conciencia: una teoría científica de la experiencia subjetiva".                                         

Traducción: JL Pueyo


Los científicos ya han construido versiones artificiales de atención incluyendo, al menos una versión simple del espacio de trabajo global. Pero estas máquinas no muestran indicios de conciencia.

El segundo componente que requiere nuestra máquina consciente es un esquema de atención, el crucial modelo interno que describe la atención de una forma general y al hacerlo informa a la máquina sobre la conciencia.

Representa la atención como una propiedad invisible, una mente que puede experimentar o tomar posesión de los elementos, algo que, en si mismo, no tiene sustancia física pero que todavía acecha en privado dentro de un agente. Construye ese tipo de esquema de atención y tendrás una máquina que afirma ser consciente del mismo modo que lo hace la gente.

El tercer componente que necesita nuestra máquina es el vasto flujo de material que nosotros asociamos con la conciencia. Irónicamente el "problema difícil" -conseguir que la máquina sea consciente- puede que sea la parte fácil y darle a la máquina el rango de material del que pueda ser consciente puede que sea la parte difícil.

Los esfuerzos para construir contenido consciente podrían comenzar con entradas sensoriales, especialmente visión, porque es mucho lo que se sabe acerca de cómo los sistemas sensoriales trabajan en el cerebro y cómo interactúan con la atención. Pero una rica conciencia sensorial por si sola no será suficiente.

Nuestra máquina debería ser capaz de incorporar elementos internos como pensamiento abstracto y emoción. Aquí el problema de ingeniería resulta realmente difícil. Poco es lo que se sabe sobre el contenido de información del cerebro que subyace detrás del pensamiento abstracto y la emoción o cómo interactúa con el mecanismo de atención.

Resolver cómo construir una máquina con ese contenido podría llevar décadas.

El componente final que requiere nuestra máquina es un motor de búsqueda parlante. En sentido estricto, hablar no es necesario para la conciencia pero para la mayoría de la gente el objetivo de una conciencia artificial es una máquina que tenga una habilidad similar a la humana para hablar y comprender. Queremos tener una buena conversación con ella.

El problema es decepcionantemente arduo. Tenemos ya asistentes digitales como Siri y Alexa, pero estos están limitados en sus funciones. Les damos palabras, ellos buscan palabras en Internet y nos devuelven más palabras. Si preguntas por el restaurante más cercano el asistente digital no sabe qué es un restaurante sino una agrupación estadística de palabras. Por contraste el cerebro humano puede traducir el lenguaje en una información no verbal y al revés. 

Si alguien te pregunta cómo es el sabor del limón comparado con el de una naranja puedes traducir el lenguaje a información de sabor y comparar los dos sabores recordados, entonces el volver a traducir a palabras te da la respuesta.

Esta fácil conversión de ida y vuelta entre lenguaje y otros muchos dominios de información constituye un desafío si se quiere hacer artificialmente. Nuestra máquina consciente necesitaría correlacionar información en todos los dominios imaginables; un problema que no se ha solventado todavía en inteligencia artificial.

Dadas todas las promesas y todas las dificultades, ¿cuan cerca estamos de las máquinas conscientes?

Si la aproximación del esquema de atención es correcta, el primer intento de conciencia visual podría ser construido con la tecnología existente. Pero tardará mucho más dar a las máquinas un flujo de conciencia parecido al de los humanos.

Llevará tiempo construir una máquina consciente que sea capaz de ver, oír, saborear, tocar, pensar de manera abstracta y sentir emociones con un solo foco integrado de atención para coordinar en y entre todos esos dominios y que sea capaz de hablar acerca de todo este rango de contenido.

Pero creo que ocurrirá

Para mi, sin embargo, el propósito de este experimento mental no es abogar por los robots conscientes. El punto es que la conciencia por si misma puede ser entendida. No se trata de una esencia etérea ni de un misterio inexplicable. La idea del esquema de atención lo pone en contexto y le proporciona un rol concreto en la adaptación y la supervivencia. En lugar de un epifenómeno mal definido, de una niebla expulsada por el cerebro que flota entre las orejas, la conciencia deviene en un componente crucial de la máquina cognitiva.

Nota: para contrastar este artículo con otros enfoques, me parece de interés echarle un vistazo a esta entrevista con otro "pope" de la conciencia: Christof Koch


2 comentarios:

  1. Estaremos esperando a esa máquina consciente que seguro lo conseguirán, aunque dicen que será muy complicado.
    Crear una atención para producir , por ejemplo entender los estados de ánimos para que actúen.....
    Artículo interesante, José Luis, están haciendo un trabajo interesante con este tema.
    Saludos.

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  2. El artículo es una traducción del original en inglés. Michael Graziano ha sido toda una revelación para mi. Además es ventrílocuo y novelista ¡Un figura!
    De nuevo agradezco tus anotaciones
    ¡Un abrazo!

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