Una nueva temporada apícola

“Nunca interrumpas a tu enemigo cuando está cometiendo un error.”

Napoleón Bonaparte

El año pasado, para estas fechas, estábamos confinados. Encerrados en casa desde mitad de marzo hasta mediados de mayo. Los mejores meses para disfrutar de la apicultura desfilaron lentamente sin poder salir al campo.

Este año es diferente. No hemos vencido todavía al virus pero somos libres para movernos por donde nos plazca. Después de unos días de frío y mucho viento, por fin la primavera nos ha mostrado su lado más amable. Todo ha vuelto a su lugar y las abejas también se han animado a proseguir con su ancestral ciclo vital.

Primer enjambre de la temporada

Con el buen tiempo han empezado a salir los enjambres. El impulso básico que mueve a todos los seres vivos a reproducirse y ampliar horizontes. Nunca me cansaré de admirar el complejo proceso que siguen estos incansables insectos para buscar nuevo hogar. Y el orden y la precisión de sus expediciones. Mi admiración por las abejas no hace sino incrementarse temporada tras temporada. Cuanto más aprendo más preguntas y más interrogantes quedan en el aire.

Pero sobretodo, la apicultura representa para mi un agradable entretenimiento. Una mezcla de curiosidad, planteamiento de retos, contacto con la naturaleza y protección del medio ambiente. También -por supuesto- una íntima conexión con mis ancestros.

Todavía guardo el recuerdo de las aventuras que me contaba mi padre cuando acompañaba a su abuelo (mi bisabuelo) al abejar. Él (mi padre) era el encargado de hacer el humo. Con unos pedazos de saquete viejo y una sartén. Su misión consistía en soplar para dirigir el humo hacia los ricos panales. El abuelo no paraba de insistirle: "sopla, jomío, sopla! Tanto era el énfasis que ponía en la tarea que, al terminarla acababa agotado. Cómo me reía cuando me contaba que al final de la jornada tenía ¡agujetas en los carrillos!

La situación ahora ha cambiado mucho. Disponemos de modernos ahumadores, cámaras infrarrojas para saber dónde están las colonias, sensores de peso, humedad y temperatura. Cámaras 4G y un montón de recursos más que nos facilitan la recogida respetuosa de colonias instaladas en juntas de dilatación, tambores de persianas o grietas de edificaciones.

Instalación de nuestra primera "colmena cibernética"

Este año hemos iniciado con los bomberos un plan de prevención para recoger enjambres de la ciudad y evitar que se instalen en edificios o viviendas. Estamos colocando colmenas caza-enjambres vacías en varios sitios estratégicos con la idea de capturar las colonias y trasladarlas posteriormente a un lugar seguro en las afueras de la urbe.

De esta manera también se evitan muchas salidas de los bomberos y se consigue un significativo ahorro para la ciudad.

La Asociación Zaragozana de Apicultura Urbana sigue su rumbo. Sin desfallecer y sin descanso. Pero sobretodo disfrutando cada momento que nos brinda esta afición.