El trabajo me fascina, puedo pasar horas viendo trabajar.
Aunque, en general coinciden en bastantes aspectos; en este campo -como en otros muchos ámbitos "opinables"- cada uno echa la suya. Y, claro, no siempre suelen acertar.
Así que yo no quiero ser menos y también me sumo a la ola de los opinadores. Tiempo es lo que sobra para la reflexión. Otra cuestión es la del nivel de acierto de los pronósticos. Ya se verá.
Que muchas cosas van a cambiar después de la pandemia es ya seguro. Yo creo que tenemos mucho que aprender de esta dramática experiencia: 7.700 millones de seres humanos son un exquisito bocado para virus y bacterias. Además mamíferos. Con las carnes y los órganos sensoriales al aire. No como los insectos en los que ocurre todo lo contrario. Lo tenemos claro.
Adiós pues, por un tiempo indeterminado a los eventos con asistencia masiva de personas: torneos deportivos, grandes espectáculos musicales, cines y restaurantes repletos, playas abarrotadas, tomatinas, cipotegatos y demás. ¡Adios, adiooossss!
Adiós a la rica y variada gesticulación facial tan importante en la comunicación entre los humanos.. Al menos hasta que la cosa se aclare. Durante un tiempo difícil de precisar nuestros recursos faciales van a quedar severamente recortados al tener que llevar mascarillas. De cara al exterior nos volveremos más serios, más taciturnos, menos interactivos....
Los saludos, besos, abrazos y achuchones van a quedar limitados al ámbito de lo familiar. Y aún allí con mucha medida; tal es la desconfianza respecto al roce personal que genera el dichoso bicho.
Las videollamadas se van a seguir incrementando. Necesitamos no solo hablar sino también vernos. Las personas somos seres sociales. La soledad nos abruma. Las redes sociales continuarán siendo un vector con gran desarrollo.
El modo de vida capitalista, el consumo desaforado, los viajes intercontinentales, el desprecio por el medio ambiente y las desigualdades deberán ser revisados y modificados radicalmente. A pesar de la gravedad de la pandemia esto es un aviso. Grave. Pero que de momento sólo se queda en una seria admonición por parte de nuestro planeta. Si seguimos como hasta ahora puede que no haya una segunda oportunidad para la humanidad.
La única manera de enfrentar la pandemia con eficacia pasa por la unión y la solidaridad entre las naciones. La gobernanza mundial debería ir abriéndose paso poco a poco.
Al hilo de esta reflexión la famosa frase del líder más zoquete de nuestros tiempos: "America first" no puede provocarnos otra cosa que hilaridad. Y mala leche. La última genialidad del amigo Trump de abandonar la OMS constituye una muestra más de desprecio por los valores y los postulados éticos que deberían guiar a toda la humanidad.
Finalmente me atrevo a vaticinar que la cosmología pasará a considerarse como una disciplina con gran calado social. Solamente teniendo bien claro el puesto que ocupamos en el universo y la fragilidad de toda la biomasa de la tierra llegaremos a concienciarnos realmente de la urgente necesidad de parar el carro, replantearnos las cosas y ponernos manos a la obra. Nuestro planeta ya ha asistido a varias extinciones masivas. Sólo la ciencia y la cooperación pueden salvarnos.
¡Aprendamos la lección!
Me ha gustado lo de la unión de todos los países para solucionar el tema, ese sería el camino.
ResponderEliminarHasta que no llegue la vacuna me veo mucho en el campo, en el huerto, en el pueblo, huyendo de las concentraciones.
No sé si podremos con los enfados del naturaleza.
Nos vienen tiempos de disciplina e inteligencia, a los políticos de medio pelo les viene grande la pandemia.
Queda la expectación y la preocupación de cómo acabará todo.
Una buena reflexión.
Saludos de Javier.