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viernes, 14 de diciembre de 2018
Si no lo hago ahora... ¿cuándo lo haré?
Mirándolo desde el punto de vista positivo, la ventaja de sufrir un ictus -sin consecuencias aparatosas- es que te das cuenta que, de la misma forma que tu vida puede continuar con bastante normalidad también podría haber ocurrido algo más grave o incluso haber fallecido en el proceso.
Así que, asumes de golpe y porrazo aquello que ya sabías pero de lo que ahora ya no te queda ninguna duda: que un día u otro todos hemos de morir. Que según te vas haciendo mayor, las probabilidades de que el final esté más y más cerca se incrementan cada año que pasa.
Y como contrapunto de esta reflexión, también se abre camino otro pensamiento paralelo no menos interesante: visto como está el panorama, si ahora no hago lo que me hace ilusión, ¿cuándo narices podré hacerlo?
Una vez planteado el aserto se abre un universo lleno de posibilidades -y sobretodo- de certezas- sobre lo que merece y no merece la pena en esta vida. Las semanas vuelan y hay que actuar con rapidez, aunque sin agobios.
De manera que ya llevo un tiempo poniéndome manos a la obra tratando de materializar aquello en lo que tantas veces he pensado; esa iniciativa que tenía paralizada debido a la urgencia de otros temas; esa llamada telefónica pendiente; ese reconocimiento y gratitud por la amistad que me han concedido mis amigos; esa charla distendida con mi mujer; ese paseo con mis hijas; un viaje que siempre he querido realizar, las visitas a las colmenas; la construcción de la balsa... y muchas otras acciones que quiero abordar sin dejar que pasen más días.
Materia prima no falta para tejer esta urdimbre de proyectos, iniciativas y logros. Su nombre es ilusión. Mientras vaya fluyendo cual surgencia en un manantial, la continuidad de la tarea está asegurada.
Ahora de jubilado, los meses desfilan con rapidez. El tiempo se desvanece como por ensalmo. La sensación de que todo discurre con inusitada prontitud me acompaña desde hace ya algunos años.
Sin prisas, sin estreses debo acometer las tareas pendientes.
Si no lo hago ahora... ¿cuándo lo haré?
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Reflexiones hechas desde la armonía y el convencimiento. Actividad pausada que llena los momentos de placidez.! Siempre hay cosas que hacer en el granero !,... con pausa y delicadeza,... haber visto para creer, quizá a nuestros mayores. Ahora en la jubilación ya no llevamos los pies trabados por la obligación y es bueno emplear el tiempo en lo que te apetezca y te cree felicidad.
ResponderEliminarRincones preciosos contemplé en los montes de Villanueva,... el habitante de la floresta. Saludos. José Luís.