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viernes, 23 de agosto de 2013

Cambio imparable

Varios acontecimientos que me han acaecido durante estas últimas semanas me confirman que el mundo camina hacia cambios sustanciales de una forma imparable. Y el denominador común de todos ellos es la tecnología. La tecnología está modificando drásticamente la forma de relacionarnos, la manera de producir servicios y bienes de consumo, la forma de viajar, de conocer el mundo...

El pasado jueves, día 15 de agosto, iba tranquilamente dando un paseo con mi bicicleta cuando, al pasar el puente peatonal prolongación de la calle Cineasta Adolfo Aznar me encontré con que parte de la autopista A330 (Avenida de los Pirineos) se había inundado de agua. Ya se habían personado los servicios de policía y los bomberos para intentar arreglar el desaguisado y observé que varias personas que por allí pasaban, habían desenfundado sus móviles para dejar constancia del hecho. Yo también me sumé al grupillo de reporteros aficionados y tomé unas cuantas imágenes para dejar constancia del hecho.

Si hubiera dispuesto de conexión a Internet, de inmediato ese vídeo lo podía haber transmitido a cualquier parte del mundo. Es evidente que vivimos ya la era de la aldea global. En cualquier momento, cualquier situación, cualquier hecho relevante puede ser expandido en el acto por el mundo entero.

El segundo evento de interés ha sido la visita a varias naves-almacenes chinos ubicados en el polígono de Cogullada. Queríamos comprar unos encargos de papelería y hasta allí nos desplazamos para ver la oferta que tenían.

Mi sorpresa fue mayúscula al comprobar la magnitud de la oferta de productos disponibles en estos establecimientos. Y la diferencia sustancial de precios cuando se compra al por mayor. Podemos pensar en cualquier utensilio: sarten, cuchillo, vajillas, ambientadores, lámparas, bombillas, velas, toallas, sábanas, desodorantes, papel de baño.... Tienen de todo. Nada se escapa de ser producido en China.

Ante tal avalancha de productos a precios tan reducidos, no puede uno dejar de pensar qué podemos fabricar en nuestro país que pueda competir con ellos. No tengo la menor idea de cual puede ser la estrategia a medio-largo plazo para que nosotros podamos producir algo que tenga salida en el mercado internacional. O nos ponemos las pilas y echamos mano -de verdad- de nuestra creatividad o se nos van a comer con patatas.

El tercer elemento de reflexión lo constituye la finalización de la  lectura del libro "La física del futuro" de mi siempre bien ponderado Michio Kaku. En sus 526 páginas nos expone de forma brillante y comprensible una previsión de cómo puede evolucionar el mundo en los próximos cien años, tocando los temas más actuales como son los ordenadores, la inteligencia artificial, el futuro de la medicina, la nanotecnología, el futuro de la energía, el futuro de los viajes espaciales, el futuro de la riqueza y, en definitiva, el futuro de la humanidad.

Es un libro de los que hay que volver a leer porque refleja de una forma sólida y muy bien documentada por donde van a ir los tiros en los próximos años. Y lo que se avecina constituye una verdadera revolución.


Lamentablemente parece que en nuestro país nos estamos durmiendo en los laureles. La bonanza del verano, las playas y los chiringuitos funcionan a modo de anestesia y así, de momento, no nos damos mucho mal. No digo yo que no haya que descansar ni divertirse y pasar buenos ratos pero creo que no podemos perder ni un minuto más en debates estériles ni circunloquios vacuos. Tenemos ante nosotros un reto de primera magnitud y una tarea ingente por cumplir. Debemos ponernos manos a la obra y sacudirnos la rutina, la ociosidad y la falta de iniciativa. Mantener el pulso de las iniciativas que podamos poner en marcha. Aprender de lo exitoso de otros países...

El espejismo del notable incremento de turistas este verano no debe ocultar la necesidad de buscar vías y fórmulas para generar riqueza en nuestro país. Formación, trabajo, constancia, esfuerzo y creatividad. También liderazgo. ¿Seremos capaces de salir adelante?

3 comentarios:

  1. Tus artículos sobre la previsión de futuro, o cómo caminará el mundo tienen un alto nivel de entusiasmo, como si esperáramos que alguien , de una vez, cambie las cosas. Vienen los tiempos muy de exposición de actuaciones y de constancias en alcanzar logros. El tren está pasando, algo tendremos que hacer. Aunque lo tengamos que coger en marcha, no va a quedar otro remedio. Enhorabuena por tus artículos de investigación. Aire fresco. Un abrazo de Javier.

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  2. Saludos José Luis:

    1.- Es como dices vivimos una verdadera Revolución Tecnológica , que arranca de manera virulenta en la década de los años 90, y es ésta la que ha supuesto y supone una revolución del pensamiento y de la Sociedad. Los principios de la Sociedad Industrial (la creada a mediados de. s.XVIII) se desmoronan. Uno de los principios en los que se basa este tipo de Sociedad industrial es el trabajo, por ejemplo. ¿Quién cree a estas alturas que existe o existirá trabajo en el mundo para todos? No lo hay, porque la misma tecnología suprime el trabajo del Hombre y, para mí, es una evidencia que la máquina (maquina primitiva, robot, inteligencia artificial...) suprime el trabajo manual. El Hombre no es necesario en el proceso de producción. No hablo de mañana, claro está, pero así lo veo si proyecto el futuro. Y no me hacen falta cien años para que suceda, sino que se percibe como rápido e inminente. Pondría su despegue sobre el 2050. Ahora mismo se está gestando el proceso. De hecho, cada vez son más los adolescentes/ jóvenes que entienden que no es necesario matarse a trabajar, ni siquiera trabajar para sobrevivir, porque es así como viven, en el ocio.

    2.- Y sí, así es, “en cualquier momento, cualquier situación, cualquier hecho relevante puede ser expandido en el acto por el mundo entero”. Y diría más: cualquier hecho relevante o no relevante, irrelevante por tanto, y pasar a ser relevante (Merkel se cayó al suelo al subir las escaleras, por ejemplo). La interconexión es global e inmediata y así se está gestando una nueva mentalidad: la consciencia de no es indiferente e inocuo para el resto del mundo, lo que suceda o pase en un determinado lugar y la de que todos estamos en el mismo barco. Pero al mismo tiempo existe una avalancha de hechos y sucesos sobre la persona que, por un lado, tiene que cribar y discriminar entre la información, y por otro lado se produce una sobresaturación de información que conduce, precisamente al individuo, a ignorarla. Y, por supuesto, está latente el dominio y manipulación de la información, por un lado, y la pérdida de inviolabilidad de domicilio, de la pérdida de nuestra privacidad, así como el control por parte de los Estados y empresas de los datos e ideas de las personas que se vuelcan en la red (es cuestión de tiempo que suceda hasta el máximo límite de control). Pero aún hay más, la retransmisión en directo de sucesos y la avalancha de los mismos habitúa a las mentes a una actitud de visualización pasiva, al ser que mira absorto y asimila imágenes continuamente, sin espacio para la reflexión y sin hábito para la actuación. La Sociedad dependiente de internet y redes, en general, y especial los más jóvenes se mueven en el aprendizaje del ocio y la pasividad mental, incluso existen estudios de investigación que advierten de que la relación con internet modifica las estructuras del pensamiento.

    2.- ¿Qué es España en este mundo descrito? Bien poca cosa. De hecho la estructura estatal está desapareciendo y técnicamente ha perdido su poder de decisión (soberanía nacional) que es dependiente de estructuras supranacionales, no sólo sucede en España, sino a nivel mundial. Es la Era del Conocimiento, propiciada por le Revolución Tecnológica, y el conocimiento en España emigra en estos instantes a otros países (jóvenes con preparación y conocimiento) y el futuro es que continúe su emigración. España está perdiendo su tren nuevamente y ahora mismo. No me meto con el dominio del capital a escala mundial, de cómo la crisis mundial no es económica (que también), sino fundamentalmente política: el sistema democrático actual hace aguas por todas partes. Y eso es lo que puso sobre el tapete el 15-M, que no en vano se le denominó y muy adecuadamente: Revolución Spanish (es que era el conato de una revolución política). Pero como me voy de tema, porque todo se encuentra interrelacionado íntimamente formando una única realidad, lo dejo aquí.

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  3. España no tiene opciones. Lo único que encuentro sensato (que dijo Sampedro claramente y que queda contenido en “Indignaos”) es que el Estado tenga como función asegurar y tener la propiedad de los elementos fundamentales para la supervivencia de los ciudadanos: agua, recursos energéticos y alimento. Eso por un lado. Y por otro lado, el desarrollo del Conocimiento en España y transformarse en un país de servicios en relación a otros países, por ejemplo. El futuro no es la producción industrial básica, sino la tecnología y el conocimiento. La producción industrial la desarrollarán máquinas y entre que llega su generalización, la función será ejercida temporalmente por la mano de obra barata de los países emergentes (China, India, México, Brasil...).

    El futuro de España pasa por asegurar sus recursos básicos (sin dependencia exterior) y el desarrollo de una Sociedad del Conocimiento y de servicios a escala mundial.

    Preguntas si seremos capaces de salir adelante. Yo diría que un país de viejos, cansados de trabajar y desilusionados y descreídos en general, habituados los ciudadanos a la picaresca y a la corruptela, no es precisamente una base idónea para construir un futuro.

    El futuro son los jóvenes y la ESO es un sistema que mata cada neurona pensante antes de que consiga eclosionar. Y los que superan el trauma mental de la ESO (y por supuesto emocional) y del resto del sistema y logran ser entes pensantes, emigran ahora mismo en búsqueda de sustento.

    Y sí, el cambio es imparable.

    Salud

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