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domingo, 12 de mayo de 2013

¿Dónde se meten?

Están agazapados. Escondidos tras quién sabe qué malla de ocultación. Invisibles. Desaparecidos de la vida cotidiana y de los medios de comunicación. Sí, la mayoría de nuestros políticos no quieren, ahora, dejarse ver en público.

Casi seguro que sus asesores les han recomendado vivamente que no se muestren demasiado. Es pura reflexología. Conductismo clásico. No sea que la chusma asocie los malos tragos que están pasando con su careto. Eso sería fatal para "su carrera". Perder puntos cuando haya que elaborar las candidaturas. Volver de nuevo la grupo de "los de a pie"...

Y sin embargo, debería ser ahora cuando más tendrían que acercarse al pueblo. Conocer de primera mano las penalidades por las que están pasando. Acercarse a la fila del paro, a los hospitales, a los centros educativos... Sondear la realidad de lo que está ocurriendo. Mostrar su solidaridad con los que menos tienen. Proponer y debatir posibles salidas de la situación. Liderar un movimiento de renovación y alentarlo día tras día...

Pero nada, no hay forma de que den la cara. Ellos lo tienen muy claro. Prefieren promover partidos de fútbol, grandes hermanos, telediarios vacuos... Así la gente se va distrayendo y no los echan en falta.

Luego, cuando vengan las elecciones, volverán -por unos días- a la calle. Repartirán con fingida sonrisa su programa  y se dejarán fotografiar con niños en brazos que vienen muy bien para tocar la vena sensible del electorado. Pasarán por los mercados ¡faltaría más!, se desgañitarán en los mítines. Y jurarán y perjurarán que -gracias a sus desvelos- la crisis por fin va a remitir.

Eso sí. Con todo bien planificado. Que no falten las cámaras de TV cuando llegue el momento oportuno. Supervisando, por supuesto, que les han tomado el mejor plano y diciendo alguna frase ingenosa. Puro teatro. Y encima, teatro interesado. Para que les volvamos a votar. Para mantener sus privilegios.

Hay familias, clanes de políticos que llevan más de 100 años tocando el poder. Y se las saben todas para volver a ser reelegidos en cada nueva elección. El pueblo es muy buenecico. Olvidan enseguida y con cuatro carantoñas se dejan de nuevo embaucar...

Pero sería genial que en las próximas elecciones les saliera el tiro por la culata. Que en estos dos años y medio que restan para acudir de nuevo a las urnas la mayoría de la población acordáramos no renovar el voto a los de siempre. Que echáramos mano de otros. Casi da igual su ideología. Que no sean los de siempre. Que, una vez pasadas las elecciones, descubran que la han pifiado. Que no les queda más narices que buscarse la vida por otros derroteros. Que el chollo se les ha acabado.

Y el colmo de los colmos sería volver a ver por la televisión a alguno de nuestros ínclitos saludando sonriente. Mirando a la cámara. Mostrando su cuidada dentadura.... En la cola del paro.

1 comentario:

  1. Frase famosa, "prometer para meter y una vez metido, adios de lo prometido ". En estos comentarios se mueve la clase política, con la abundancia todo se podía esconder, pero con la que está cayendo, su aptitud deja mucho que desear. Están esperando, mirando para otro lado, a ver si escampa, porque ven que su chollo está agonizando. No saben salir a la palestra y tomarse la situación más en serio, no son políticos de convicción y por eso los vemos dando tumbos sin saber a que atenerse, la razón y la necesidad de arreglar el pais, en cierta manera, les va achuchando porque el ciudadano los va descubriendo. Buenas reflexiones ,José Luis. Tenemos derecho a opinar. Un abrazo de Javier.

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