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domingo, 18 de marzo de 2012

Senderismo por Aguarón

De nuevo la autovía mudéjar me ha conducido con suma placidez hasta Cariñena. Contaba con una hora de desplazamiento y, saliendo de mi casa a las 8:07 he llegado sobre las 8:40, es decir, 33 minutos. Un pequeño error en la ruta me conducía ya hasta Encinacorba pero se ha enmendado enseguida y, corregido el rumbo dirección Aguarón.

A eso de las 8:50 ya estaba en el pueblo. Abundante afluencia de senderistas se iba concentrando en las inmediaciones del ayuntamiento. Imitando lo que hacía el resto de la gente, he pasado a sellar el Pasaporte Senderista y, enseguida -sin mediar palabra ni explicación alguna- ha partido el nutrido grupo de caminantes. Ya se sabe, los aragoneses somos más bien parcos en palabras.

Los inicios han constituido un preludio de lo que se avecinaba luego: calles estrechas y empinadas que conducían hasta la pista forestal por la que íbamos a caminar. Se agradecía la compañía de los almendros en flor. Entre otras frases que iba escuchando en los grupos, una de ellas me ha hecho gracia: "Teruel es tierra de almendros pero no de almendras".

No me he podido sustraer a mi habitual tendencia a ir en cabeza. He podido poco, he podido mucho, hasta que me he colocado con los que tiraban del grupo. En el lento avance hasta escalar las primeras posiciones he ido escuchando fragmentos de algunas conversaciones que se dirimían en los subgrupos:

                              - Sobre el paisaje que se veía y las próximas salidas
                              - Aspectos generales relativos a la salud
                              - La mala situación económica

Por un momento he pensado que sería muy buena idea que los políticos participaran -de incógnito- en algunas de estas salidas para sondear mejor el ambiente que se respira entre los del pueblo.

También iba pensando en las causas del incremento -de la explosión- del senderismo en los últimos tiempos. Bueno, pues yo creo que es debido, en parte a la crisis -hay menos dinero para vicios-, a la cada vez mayor importancia que se les da a los hábitos saludables: alimentación, ejercicio físico, relación social y también al hecho evidente de que a las personas nos gustan los desplazamientos en grupo. Es algo así como una conducta atávica que todavía está presente en nuestro inconsciente colectivo.

Los trescientros metros aproximados de desnivel entre el pueblo y la parte más alta de la sierra, han conseguido dividir el colectivo de senderistas en pequeños grupúsculos que caminaban a distintas velocidades. Yo he compartido por algunos minutos la compañía de las "Flechas de Muel" -tres conocidas mías- que circulan habitualmente por los caminos a gran velocidad. En un momento dado -y haciendo una excepción- he conseguido que pararan un momento para hacerles una foto.

Así, entre unas cosas y otras hemos llegado a la zona recreativa del Santo de Aguarón. Allí hemos descansado y repuesto fuerzas dando buena cuenta de las provisiones que traíamos. El descanso no ha durado mucho y, en seguida nos hemos puesto otra vez en marcha.

La energía de los alimentos consumidos y el empujón final de las galletas con chocolate se ha traducido en un incremento de la velocidad en el grupo. Máxime si tenemos en cuenta que, prácticamente el resto del camino ha sido cuesta abajo.

Además de los almendros en flor, los cuidados campos de viñas bien podadas nos han acompañado a lo largo del camino. Desde luego, los alrededores de Aguarón hacen gala de su bien merecida fama como municipio vinícola.

Un vídeo final para dejar constancia del trayecto recorrido y varias fotos más han constituído el complemento final de la excursión. En total hemos recorrido unos 17 km en un tiempo récord de unas tres horas y cuarto.

La próxima salida (4ª marcha) será en Alfamén el domingo 29 de abril. Si no hay novedad allí estaré. Espero en esa ocasión encontrarme con algún conocido más. ¿Os animaís? 

1 comentario:

  1. Estas son las tierras rojas del vino, del campo de Cariñena, esos montes cercanos son los de la sierra de Algairén, que entre otros secretos esconde los del convento de Alpartir, buenos vinos y miles y miles de almendros, la gente ya se sabe, descendientes directos de los alfareros rifeños, inteligentes y tranquilos y los pueblos siempre situados en altozanos , por si las moscas.El periplo funciona y el aguante andando también.Un saludo de Javier.

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