“Una cosa es ser solidario, y otra es serlo a cambio de nada"
Mariano Rajoy
La normativa que regula "la nueva normalidad" está plagada de directrices que inciden especialmente en el tema de la distancia de seguridad, con la finalidad de prevenir nuevos contagios por el COVID-19.
Ese asunto del distanciamiento personal ha trastocado un montón de ámbitos siendo los mundos del deporte, el de la canción y ¡el de los políticos! los que más me llaman la atención.
Es evidente que en los dos primeros ámbitos, la ausencia de público condiciona notablemente el desarrollo de su actividad. Un partido de fútbol sin la presencia de las aficiones de uno y otro bando no tiene mucha gracia que digamos. Un espectáculo musical con restricciones de público y, además, guardando la famosa distancia, es una sosada. No se parece en nada a lo que estábamos acostumbrados.
Pero es en el mundo de la política donde la "nueva normalidad" condiciona de una forma más radical el habitual desenvolvimiento de este mundillo.
Los políticos necesitan que les hagan caso. Y son capaces de cualquier cosa con el fin de atraer la atención. Un político ninguneado por los medios de comunicación hará lo que haga falta con el fin de "salir en la foto". Dada la intensidad con la que vivimos los días del famoso "pico" de la pandemia, nuestras miradas estaban concentradas en las personas que estaban viviendo ese drama: los enfermos y los sanitarios. Poco caso se hacía entonces a las proclamas de los partidos de uno u otro bando.
Y resultó que -con el fin de llamar la atención- los partidos de la oposición empezaron a echarla cada ver más gorda. -A ver si así me hacen más caso- debieron pensar muchos.
Pero, amigo, la gente está -estamos- cansados de fantoches y bravucones. Cansados de sólo escuchar lo mal que lo ha hecho el gobierno y de la ristra de fallos que un día si y otro también se encargan de recordarnos.
Con todas las personas que he hablado últimamente coincidíamos que en lugar de enfrascarse en un continuo cruce de acusaciones lo que procedía en unos momentos tan decisivos era remangarse y remar todos en el mismo sentido.
Desgraciadamente esto no ha sido así y el espectáculo en los medios no puede ser más deplorable. Reproches y más reproches. Destruir más que construir.
Así que creo que ya tengo la solución para esta situación. Consistiría en dar la espalda a todo aquel político que empezara el rosario de lamentaciones y acusaciones. En no hacerles caso. Creo que no podrían soportarlo. Si les falta su público no son nadie. Sin el aliento de su afición se derrumban.
Lo entiendo porque... ¡que te hagan caso, engancha!
Bueno, sí, que te hagan caso engancha, pero como dices tú, si les dejáramos de lado su mundo se desvaneceria.
ResponderEliminarLo que está claro que tanta agresividad para llamar la atención asusta.
La gente ya les va cogiendo el tranquillo y no les hace caso.
Buena reflexión, José Luis.
Saludos.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarExcelente artículo José Luis: Realmente a mí los políticos me dan pena.Me parecen gente muy infeliz en la vida real.Si fueran ciertamente felices en sus vidas...con sus parejas...con su trabajo...con sus hobbys...etc...no se meterían en esos berenjenales y disfrutarían de sus vidas...y tendrían un huerto o cuidarían un jardín o tocarían el saxo y sabrían saborear las pequeñas cosas.En resumen, me parecen gente no feliz,...lo digo sinceramente.Porque en la vida hay tantas cosas, aparentemente pequeñas ,pero tan dignas de disfrutar,...que si fueran felices con ellas, eludirían perder el tiempo en esos andurriales de la política. Pero claro, para eso tienen que sentirse dichosos y afortunados en su vida real.He dicho.
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