No temo al hombre que ha practicado 10.000 patadas una vez,
temo al hombre que ha practicado una patada 10.000 veces.
Bruce Lee.
Me hacía ilusión tener una balsa. Lo reconozco. No una balsa de las de navegar, no. Un estanque, un punto de humedad en el secano. Un sitio en el que, simplemente, poder evadirme y disfrutar del silencio y la quietud. Una conexión con mi pasado en el campo; con sus ranas y sus peces. Como está mandado.
Poco a poco la idea se ha ido materializando. No sin esfuerzo manual y económico, por cierto. Pero me da lo mismo. La idea ya ha sido plasmada.
He conseguido crear un remanso de paz y tranquilidad en medio del secano. He rellenado la balsa con agua y me las he ingeniado para que allí puedan vivir 5 peces y 5 ranas. He generado vida allí donde no la había. Me siento un poco como Dios.
Al principio las ranas estaban en el estadio de barbos cabezudos, de renacuajos. Pero ha ido pasando el tiempo y -después de pasar por sucesivas trasformaciones- se han convertido en ejemplares adultos.
Todo el proceso ha durado unos pocos meses. Y no han faltado sobresaltos durante este período de tiempo.
Más de un día me he ido del enclave con la preocupación de saber qué habría ocurrido con los anfibios puesto que no se veían por ningún lado. Los peces no, los peces son más seguros, siempre se les ve merodear por ahí.
Recuerdo un día después de una tormenta que fui a dar vuelta y no vi ni ranas ni peces. "Habrán fallecido todos, pensé" pues por mucho que escudriñara las orillas y el fondo del estanque, allí no se veía nada.
Pero hoy que hace un día de calor veraniego tipo siglo XXI, de nuevo me he encontrado con mis amigos. Estaban todos. No faltaba nadie.
¡Claro! -He pensado- Son muchos millones de años de evolución. Están perfectamente adaptados a su entorno. No son tan frágiles como parece. Saben buscarse la vida.
Hace nada menos que 395 millones de años un grupo de vertebrados abandonó el mar y conquistaron el medio terrestre. Eran los llamados tetrápodos del Devónico. Mis humildes ranas encontrarían en estos antepasados sus orígenes.
Si sólo pensar en miles de años ya nos produce mareo, no te digo nada cuando pasamos a la escala del millón de años.
La naturaleza se lo ha tomado con tranquilidad y ha tenido tiempo de sobra para ir experimentando. Los humanos no somos la cumbre de la creación como se ha venido diciendo. Cada bicho, en su ámbito, está perfectamente capacitado para sobrevivir si no le cambiamos drásticamente sus condiciones de vida. No te digo ya nada cuando les facilitamos las cosas. Entonces te das cuenta de que sólo con un pequeño empujón, la vida todavía parece asentarse con más contundencia.
Mis ranas están bien, gracias a Dios. Y yo contento porque he conseguido recrear un espacio en el que veo que se encuentran de maravilla.