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viernes, 7 de septiembre de 2018
Incógnitas
Desconozco cuál fue el disparadero de mi afición por los fuegos de artificio.Desde niño siempre me llamaron la atención y creo saber que el origen se encontraría en las fiestas del pueblo. Pero en realidad no sé por qué hube de fijarme precisamente en esa y no otras circunstancias de lo que acaecía en las celebraciones,
Bueno, también me quedó grabado el formidable compás de la tuba y los alegres acordes del clarinete. La primera vez que escuché música "en vivo" algún oculto resorte de mi cerebro se encendió quedando grabada esa experiencia para siempre.
Asimismo recuerdo cuando descubrí que había peces "de verdad" en el río. Yo, que no había conocido otra cosa que las ranas y los "barbos cabezudos", no salía de mi asombro al contemplar las evoluciones de las madrillas en el "Pocico de Pallazas". La sonoridad del nombre del pozo también contribuyó -sin duda- a incrementar la magia y el encanto del paraje.
Y no te digo nada lo que supuso mi primer baño en dicho pocico. El fresco abrazo de las -entonces- cristalinas aguas, también permanece almacenado en mi disco duro. Al igual que la original forma en la que se secaba mi amigo Javier Cay, deslizando las manos por su cuerpo, eliminando gran parte del agua con rápidos movimientos.
Me acuerdo -y mucho- de la primera vez que bailé apretado y lo que ello supuso en mi nueva concepción de lo que venían siendo los rigores de la religión. "Esto no puede ser pecado"-pensé-
También quedó grabado en mi memoria mi primer beso y la amalgama de sensaciones, sabores y olores asociados a aquel mágico momento ¡Qué torbellino de impresiones!
... Y así podría ir desgranando momentos, lugares, descubrimientos y sensaciones que -sin yo saberlo- pasaron a integrarse en mi; a formar parte de lo que ahora soy; a dejar una indeleble huella que ya para siempre me ha acompañado.
La explicación de que mi mente reparara en esos y no en otros eventos constituye un auténtico misterio. Una incógnita.
¡Qué no daría yo por descubrir las ecuaciones de mi vida y por resolver todas sus incógnitas!
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¡ Que bellas incógnitas, esas de los primeros tiempos !, cuando el corcelillo iba por los páramos descubriendo mundos cargados de inocencia, y sin saberlo,los estaba inscribiendo en su A.D.N de por vida, por los tiempos y los tiempos. A mí me ocurre lo mismo y los pongo en práctica rumiando instantes de esos tiempos, y ya han pasado cincuenta años y no pierden validez; la sabia memoria, que recrea lo afectivo y lo inocente, bella época, que nos llama a la puerta y nos hace recordar.En el pozo de Pallazas había buenas madrillas, el agua algo turbia, pero fue la primera piscina municipal de tronío. ¡ qué tiempos aquellos !. El agua fresca siempre me ha hecho tiritar.Saludos , José Luís., no aprendí a nadar bien, que le voy hacer.
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