He terminado de leer el libro de Walter Álvarez "El viaje más improbable" y me he quedado con el regustillo de encontrar en sus líneas muchísimas ideas que comparto. Lo que pasa es que los "técnicos" plasman esas ideas con mucha más precisión y abundancia de datos que los humanos corrientes como yo.
La lectura del libro gira en torno a temas que ya llevan muchos años intrigándome como son la génesis del universo, los orígenes de nuestro planeta, la emergencia de la vida y la evolución humana. Todos ellos los toca el amigo Walter con gran acierto y precisión. Con una prosa profunda pero al mismo tiempo sencilla y fácil de entender.
Tampoco es que hablemos de un libro redondo al cien por cien. Walter es geólogo y, para mi gusto, se le va un poco la pinza cuando dedica un extenso capítulo al origen, formación y evolución de varios ríos norteamericanos. Pero se le puede perdonar. El resto del ensayo supera con buena nota la prueba.
Walter Álvarez es norteamericano y junto a su padre Luis Álvarez consiguió hallar en 1980 las primeras evidencias geológicas del impacto del meteorito que causó la extinción de más del 50% de la vida animal sobre la tierra hace nada más que 66 millones de años. Su bisabuelo Luis Fernández Álvarez tuvo que marchar de España cuando era un niño debido al fallecimiento de sus padres a edad temprana.
Este hecho le da pie al autor para hablar de algo que a mi también me ha intrigado siempre: la cadena de casualidades y de contingencias que ha dado lugar a que nosotros naciéramos. Y así, en el capítulo 10 del libro es cuando más he disfrutado. El título ya es de por si sugerente: ¿Qué probabilidad había de que ocurriera todo esto?
Como bien dice el autor "Podemos reconocer continuidades en nuestra vida, como la tendencia a hacernos mayores, desde la infancia hasta la edad adulta y la vejez, y ciclos como el día y la noche y las estaciones. Y sin embargo vivimos nuestra vida en un océano de contingencia: accidentes, los caprichos de la enfermedad o la salud, o un encuentro casual que lleva al conflicto o a la amistad, o al amor."
Esta y otras muchas reflexiones de semejante cariz me han impactado, la verdad. Hasta el punto de que ya me he conjurado para reeler de nuevo el libro cuando pase un tiempo -excepto el capítulo de los ríos-.
Así que mis felicitaciones al autor. Mi más sincero agradecimiento por hacernos llegar su obra y su certero pensamiento y por remover con tanto acierto ideas y sensaciones que, seguro, muchos hemos experimentado en más de una ocasión... ¡Bien hecho, Walter!