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viernes, 12 de mayo de 2017

La lantana





















No sé cómo pudo acabar en mi jardín. Desde luego yo no la planté. Aunque por San Google me entero que los pájaros suelen ser el medio más natural de propagación.

Bien, el caso es que la semilla arraigó en el lugar adecuado en el momento adecuado y, a partir de ahí cada año se ha ido haciendo más fuerte y más robusta presentando en la actualidad un porte magnífico.

Al verla hoy por la mañana en todo su esplendor, no he podido menos que mostrar de nuevo mi asombro ante la persistencia de todo ser vivo para multiplicarse, para expandirse todo lo posible.

Mi lantana lleva ya varios años produciendo innumerables semillas que se esfuerzan lo indecible para generar un nuevo ser. A nada que encuentren un lugar apropiado, ahí que se asentarán generando una nueva planta.

Pero es que, amigos, lo mismo ocurre con el níspero, con las hormigas, con las abejas y, en general con cualquier espécimen vivo.

El afán multiplicador es uno de los rasgos más significativos que caracteriza la vida.

1 comentario:

  1. Ampliando la foto veo que es un arbusto muy bonito, a buena casa ha ido a parar, dónde le entienden y cuidan de él. En cierta manera ellos intuyen con quién están y así se desarrollan. Estamos en los meses de la magia, la naturaleza nos habla. Un abrazo José Luis.

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