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viernes, 3 de febrero de 2017

Sobre la vida

Llamadme raro, extravagante, exótico o designadme con cualquier otro epíteto que se os ocurra, pero lo cierto es que mi mente no para de ir y venir de aquí para allá, de deambular de un sitio para otro y siempre tratando de escudriñar los misterios que esconden el mundo de lo más pequeño, el de lo más grande y -como no- el misterio de la vida.

Los científicos andan dándole vueltas al tema de cómo se generó la vida en nuestro planeta. Cómo pudo ser que la materia inerte se fuera configurando, optimizando, organizando y depurando para que, al final, surgiera la primera célula capaz de obtener energía para vivir, hacerlo en un ambiente hostil a todas las luces y luego reproducirse ¡Y todo de forma casual!

Parece que ya tienen claro cómo surgieron los aminoácidos indispensables para la configuración del ADN pero falta mucho, mucho por explicar de cómo pudo ser el inicio de la vida.

Preguntas no faltan. Y una muy importante es si la vida surgió sólo en nuestro planeta o es ubicua en el universo. Aquí en la tierra, la demostración de fuerza que -a diario- realizan los seres vivos nos tiene a todos maravillados. Desde las más diminutas bacterias a los seres más complejos, un extraordinario caleidoscopio viviente de formas, tamaños, colores y maravillosas propiedades muestra por doquier la extensión y la profundidad del misterio de la vida. Lo que ocurre más allá de la Tierra o del sistema solar o de la propia galaxia, cuando se llegue a descubrir, cambiará para siempre nuestro concepto de vida.

Otro dato a tener en cuenta es la tendencia de la vida a continuar, a perpetuarse. Millones y millones de semillas de todo tipo se desparraman a diario por tierra, mar y aire. Los árboles, los cereales, las leguminosas, los tubérculos, las aves, los mamíferos, los peces... no descansan en su empeño de que la estirpe continúe. Los millones y millones de espermatozoides y óvulos que nunca fecundarán ni serán fecundados constituyen otro ejemplo más del esfuerzo desesperado de la naturaleza por mantener la vida.

Y la facilidad con la que las criaturas vivas desaparecen -mueren- también constituye otro elemento de reflexión. El hálito vital desaparece con la misma celeridad que se generan nuevos seres. En el caso de los  humanos todavía es más patente. Todos sin excepción sabemos que nuestra vida se acabará. Que tendrá un fin.

Profundizar en estos misterios, escuchar lo que dice la ciencia, estar al día de las últimas novedades sobre estas temáticas me produce una enorme satisfacción. Aunque me temo que las respuestas definitivas tardarán en llegar. Es posible que yo ya no llegue a conocerlas...

Mientras tanto a diario trato de servirme una ración de erudición, de asimilarla, de degustarla... Me parece asombroso lo sencillo que es acceder en la actualidad al conocimiento. Gracias, Internet. Eres un auténtico regalo para esta tercera etapa de mi vida ¡Una bendición!
 

1 comentario:

  1. Reflexivo y brillante artículo, Don José Luis, sobre la vida y sus misterios,su perfección y las miles de preguntas que quedan en el aire.Buenos ratos placenteros veo que pasa usted con estos misterios, relajado y con las gafas de leer a media altura,....en su sillón. Un abrazo de Javier

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