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domingo, 4 de septiembre de 2016

Cuestión de tiempo

Según te vas haciendo mayor vas comprobando que, de improviso, cualquier circunstancia no prevista puede alterar sustancialmente tu vida.

Hablamos de familiares o amigos que enferman gravemente, accidentes de tráfico u otros eventos de nuestra existencia que, de vez en cuando nos golpean con dureza.

Ya no digo nada si el protagonista eres tú. Entonces sí que te haces cargo de primera mano del alcance de la fatalidad, de la debilidad del vínculo que nos une a un devenir tranquilo alejado de problemas y preocupaciones.

En lo que  a mi respecta, reconozco que estos días muchos de mis pensamientos derivaban hacia la futilidad de la vida y a la certeza de la inevitabilidad de la muerte. Todo es cuestión de tiempo, me decía. Antes o después a todos nos dará o bien el bajón o, directamente, el arrechuchón que nos pasaporte al más allá.

Pensaba en la posibilidad de mi propia desaparición y, reconozco que sentía envidia por todos aquellos amigos o conocidos englobados en el mundo de los "sanos". Y -quizás para resarcirme del agravio- hacía cuentas con la gente de mi generación. Si fallezco... ¿Cuántos años más que yo pueden vivir? hasta los 71 son 10 años más. Pero 10 años se pasan en un suspiro. ¿hasta los 81? son 20 más. También una minucia. ¿Quizás hasta los 91 y más allá? Bueno, me decía para mí. Veremos en qué condiciones están cuando cumplan esa edad.

Sí amigos, así funciona la mente humana. Minimizando tus problemas y amplificando los problemas ajenos. Buscando situaciones peores y más graves a tu alrededor para que tu propia desgracia quede así empequeñecida.

El episodio del ictus me ha puesto en contacto directo con la escala del tiempo. Me he vuelto más consciente de la relatividad de nuestra existencia. Me he hecho cargo de que todo tiene un final.

2 comentarios:

  1. Es bueno ver cómo reflexionas. Yo siempre tengo una respuesta,"lo normal es que no pase nada", y en tu caso, no tiene porque volver a pasar. La solución es que pasen los días y uno se encuentre anímicamente feliz, sin prisas....el organismo lo agradece, y un poco de gimnasia, como dices tu,... y mesarse la barba con tranquilidad,..con asueto, tiempo al tiempo. Un abrazo abrazo de Javier

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  2. Gracias de nuevo por tus ánimos, Javier. Tus palabras son muy juiciosas. Ten por seguro que las tengo en cuenta.

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