Se acerca ya la Nochevieja y estas son buenas fechas para repasar, para hacer balance del año que pronto vamos a despedir. Evidentemente y también inevitablemente la revisión de lo más importante acaecido a lo largo del 2016 viene tamizado por mi propia visión de la jugada. Es pues ineludible el sesgo personal y así queda anunciado desde el principio.
Destacaré en primer lugar el episodio de ictus sufrido en el mes de julio del que -afortunadamente- me estoy recuperando bastante bien. Ha sido un toque de atención importante que, de alguna manera, me ha puesto en mi sitio.
Del proceso me ha quedado la enseñanza de aprender a adaptarme a la nueva situación: cuidar la alimentación, llevar una vida más ordenada... y tomar la medicación que ahora se hace ya insustituible. También he aprendido la lección de asumir que somos finitos, que a todos sin excepción nos llega la fecha de caducidad. La experiencia me ha aportado asimismo una visión más objetiva, más realista de lo que significa el paso del tiempo así como ver con más claridad que cuando nos toque el final, el mundo seguirá rodando por muchos, muchos años...
Dejando atrás el tema enfermedades, otra cuestión que me ha interesado sobremanera en este 2016, ha sido el de la exploración espacial. Y en este campo destacaría los avances que se van realizando en el conocimiento de nuestro sistema solar: la misión Huygens-Cassini nos ha proporcionado una extraordinaria visión de Saturno, sus anillos y sus lunas. Y los descubrimientos sobre Titán y sus ríos y lagos de metano o los geiseres de Encélado o la constatación de una gruesa cubierta de hielo en Mimas, Tetis, Dione, Rea, Hipérion y Japeto, sólo por citar alguno de los 62 satélites del coloso anillado.
De Marte ya se sabe que en el pasado estuvo cubierto de agua y que esa agua, por motivos desconocidos, desapareció. Pero es muy probable que la huella de la vida todavía permanezca en ese planeta. El rover Curiosity todavía nos va a dar muchas sorpresas. Y ya se están preparando otras misiones para el año 2.020. De los americanos y de la parte europea. Así que los aficionados a la materia vamos a estar bien entretenidos.
Ya está claro que el agua es ubicua en el universo y que incluso planetas muy cercanos al sol como Mercurio disponen de ella en abundancia en las zonas de sombra de muchos cráteres.
El telescopio espacial James Webb está ya prácticamente montado. Cuando lo lancen en octubre de 2018 yo no me lo quiero perder. Se aventuran grandes descubrimientos una vez que esté operativo. Su campo de visión alcanzará casi hasta el punto del big bang o gran explosión ¡extraordinario!
La astrobiología también está viviendo un momento dorado. Se avanza a pasos agigantados. Me apostaría algo que de aquí a 2.020 se descubre algún tipo de vida en algún planeta o satélite del sistema solar.
La política nos ha proporcionado muchos titulares de prensa y bastantes quebraderos de cabeza y estoy de acuerdo con Iñaki Gabilondo que el tema de Cataluña va a erigirse en tema estrella en 2017.
Este año he tomado más conciencia de lo que le va a suponer al mundo el calentamiento por las emisiones de CO2. Según los expertos, el lapso temporal de las afecciones habrá que computarlo en cientos de miles de años. Eso da que pensar...
También me ha servido el año que finaliza para valorar en su justa medida el apoyo afectivo de la familia y de los amigos y la importancia que ello conlleva de cara a una vida emocional estable y equilibrada. Como seres sociales que somos, el apoyo de los demás es vital. Y sentirse querido y respetado coadyuva enormemente a la hora de tirar para adelante.
Muchos otros temas quedan en el candelero. Tiempo quedará para irlos desarrollando más adelante. De momento me despido deseándoos a todos, amigos y amigas de Mi Periplo:
¡¡¡¡FELIZ NOCHEVIEJA Y FELIZ AÑO 2017!!!
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viernes, 30 de diciembre de 2016
viernes, 23 de diciembre de 2016
El futuro profundo
En varias ocasiones he reflexionado en este blog sobre la fugacidad de la vida y el inexorable paso del tiempo. Casi siempre mirando al pasado. Pasando revista de tal o cual circunstancia que -vista retrospectivamente- conllevara una relevancia especial para la historia de nuestro planeta y para la evolución de los seres que lo pueblan.
Pero hete aquí que me encuentro con un apasionante libro de un tal Curlt Stanger (paleontólogo y paleoclimatólogo) titulado "El futuro profundo"- Los próximos 100.000 años en la vida de la tierra- donde se realiza un pronóstico de lo que puede ser de nuestro planeta en los años venideros.
Lo primero que me ha impactado es la escala temporal en la que se encuadran los pronósticos, ya que, por lo general, estamos a pensar en términos de semanas, meses y -como máximo- algunos pocos años.
Lo segundo ha sido el asumir que manejarse en una escala de tiempo tan grande no es lo normal entre la gente de a pie pero si es corriente entre, por ejemplo, los paleontólogos. Como bien recuerda el autor, para ellos un siglo o un milenio no son más que el entrante del menú, siendo la duración de la vida humana, en sentido estadístico insignificante.
Debo confesar que leyendo las primeras páginas del libro no he podido menos que sentir un escalofrío al pensar que, aunque pasen 100.000 o 200.000 años y muchos más, nuestro planeta seguirá existiendo y los seres que lo pueblen también. Y a su vez ese pensamiento ha desatado una cadena de reflexiones todas ellas vinculadas con lo efímero de nuestra existencia.
Todavía me queda mucho por leer de la obra de Stager pero ya he incorporado a mi elenco de ilusiones diarias la curiosidad de saber, de conocer de la mano de un experto lo que, con mucha probabilidad le ocurrirá a nuestra querida tierra en los próximos 100.000 años.
viernes, 16 de diciembre de 2016
El pantalón apócrifo
Estaba ahí, en mi armario. Despistado entre otras prendas que yo considero genuinas porque me identifico fácilmente con ellas. Camuflado entre camisas y otros compañeros de oficio. Y pasando, hasta ahora, desapercibido entre la multitud textil.
Sí, amigos. El pantalón color canela hasta la fecha había reposado tranquilamente pendiendo mansamente del colgador.... Hasta que un día de estos en los que no sabes muy bien qué ponerte, de nuevo focalicé mi mirada en él. Y decidí sacarlo de su letargo.
Me lo enfundé sintiendo una mezcla de curiosidad y extrañeza. No era para menos pues no recordaba ni el lugar ni el momento en el que lo hubiera adquirido. Aún así, decidí probar para ver cómo me sentaba.
Un poco ajustado, pero no está mal -me dije para mí- . Se puede llevar -concluí-
Desde aquel día he vuelto a repetir la operación en varias ocasiones. Me he vuelto a poner el referido pantalón. Lo he llevado en las más variadas y diversas circunstancias.
Pero debo admitir (y aquí viene la razón de esta entrada literaria) que nunca he acabado de aceptarlo como algo mío. Como un hijo más de la variada cohorte de prendas que pueblan mi armario. Como fiel compañero de andanzas.
La carencia de título de identidad, el desconocimiento de su pasado, del lugar en que se adquirió, del precio pagado por él, viene a ser como un lastre que desdibuja su personalidad, que difumina su vinculación con mi persona.
Por eso he concluido que el pantalón color canela es apócrifo. De dudosa autenticidad. Un pelín falso y algo fingido. Y que cuando lo visto, hay algo en él que me desconcierta. Y que, sin querer, traslado también a los que me rodean ese mismo sentimiento.
Por la misma regla de tres he llegado a concluir que cada cual cuenta en su haber con un cupo de experiencias personales también apócrifas. Las vives o las has vivido, pero no las consideras auténticas. No pertenecen a lo más selecto y granado de tu vida interior. Son, de alguna manera postizas, falsas, adulteradas....
Momentos de tu vida laboral, de tu relación de pareja, de tu devenir vital que en lo más íntimo de tu ser etiquetas como apócrifos, no verdaderos...
Y por contraste cuando vuelves la mirada hacia atrás, cuando recuerdas los años de infancia y de juventud, allí te sientes retratado como lo que de verdad eres, con las vivencias más prístinas y auténticas. Allí descansa tu yo más profundo...
viernes, 9 de diciembre de 2016
De nuevo a vueltas con los millones de años
El otro día pasé otra vez por la Casa del Libro. Me gusta dar vuelta de cuando en cuando y hojear las novedades de ese inmenso reservorio de conocimiento almacenado en las tres plantas del establecimiento.
Y como casi siempre, me fui directo a la planta sótano. Donde se alojan los libros de divulgación de la ciencia y los manuales más punteros sobre investigación en los más inusitados campos científicos.
Enseguida me llamó la atención una estupenda enciclopedia a todo color dedicada por completo a los dinosaurios. De inmediato me vi impelido a realizar un repaso rápido de aquel reclamo tan llamativo. Empecé a pasar hojas, ávido de novedades. Todo lo que contenía el libro despertaba mi curiosidad.
Me fascinaron, sobre todo las estupendas ilustraciones. La detallada información sobre cada uno de los especímenes. La minuciosa descripción de la distribución geográfica de los ejemplares. La comparativa del tamaño entre los animales y el ser humano. Todo, todo el contenido del libro no tenía ni un resquicio de desperdicio.
La contemplación de ese caleidoscopio de tanta variedad. De tan diversas formas y tamaños. De tan diferentes soluciones ensayadas por la naturaleza con aquellos bichos me dejó atónito. Y el añadido de la cronología en el que se creía que habían vivido también me llevó hacia una profunda reflexión: la fugacidad de la vida y el inexorable paso del tiempo.
A los humanos de a pie nos resulta muy complicado trabajar con períodos de tiempo tan extensos. Manejamos con cierta soltura las escalas de longitud, masa, volumen y tiempo cercanas a nuestra experiencia vital. Pero nos resulta muy complicado calibrar; hacernos cargo de lo que supone un millón de años o -yendo a lo más pequeño- la longitud de un picómetro o un fentómetro.
Según los entendidos, los dinosaurios poblaron este planeta durante nada más y nada menos que 135 millones de años. Y la práctica totalidad se extinguieron para siempre. Hace unos 66 millones de años. Todo lo que ocurrió durante la vigencia de estos mastodónticos animales ha quedado borrado definitivamente. Imaginaos la cantidad de situaciones, de hechos y avatares que debieron producirse en el día a día. La búsqueda de alimento, el apareamiento, la lucha diaria por la supervivencia... Todo, todo no es más que un remoto recuerdo.
La caída de un asteroide de unos 10 Km de diámetro hace, precisamente, unos 66 millones de años puso fin al imperio dinosaurio y permitió la eclosión de otros animales -los mamíferos- que al ir evolucionando condujeron a la aparición de los seres humanos.
¿Cuál sería, a fecha de hoy, el panorama en la tierra si no se hubiera producido esta masiva extinción? ¿Hubiera aparecido la inteligencia tal como la conocemos? ¿Se pueden dar estos procesos en otros mundos? ¿La finalidad del universo es crear inteligencia? ¿Hacia dónde puede caminar la evolución de una inteligencia a lo largo de unos cuantos millones de años?
Amigos: para todos aquellos que seguro que no celebraremos el año 2.100, la tozuda realidad de la relatividad del tiempo nos traslada de nuevo el mensaje reiterado en este blog: disfrutemos de cada momento y vivamos con intensidad todos y cada uno de los días de nuestra vida. La cosa no tiene más vuelta de hoja.
viernes, 2 de diciembre de 2016
El limón
Me acerco a mi limonero y lo veo allí, todo esplendoroso luciendo sus frutos con más orgullo, si cabe, que el resto de los árboles frutales porque él sabe lo inusual de madurar en invierno.
Y no puedo sustraerme a la tentación de tomar uno de sus frutos. No uno al azar sino el que me parece más hermoso, más bello que el resto de sus compañeros de campaña. Cojo el que me llama más la atención.
Y ese acto tan simple, tan sencillo como coger un fruto del árbol deviene, como por ensalmo, como por obra y gracia de alguna divina inspiración, en una profunda reflexión.
Y el tema es reiterativo. Predomina el asombro. Y la sorpresa.
Me admiro de cómo el árbol ha colocado sabiamente sus frutos en los lugares idóneos para una mejor sazón. De cómo ha alentado su crecimiento desde la fecundación de la flor hasta la constitución de su obra. Y de frenar su crecimiento a tiempo para que no acaben teniendo proporciones desmesuradas.
Pero todavía me sorprendo más cuando al observar con detenimiento el limón aprecio la intensidad de su color amarillo, su piel suave salpicada de pequeñas rugosidades, multitud de diminutos puntitos negros cuya utilidad ignoro, su forma inequívocamente "alimonada", la demarcación que indica la unión con la rama, su contrapunto terminado en un pico...
¿Como saben las células del limón dónde tienen que ubicarse según el fruto va creciendo? ¿Qué intrincados mecanismos se activan para dotarlo de su peculiar sabor y de su agradable olor? ¿Quién dicta cuándo debe detenerse el crecimiento del fruto? ¿qué instrucciones se envían para que las pepitas se coloquen en el lugar donde están? ¿por qué los gajos se conforman según el estilo propio de los cítricos? ¿cuándo surgieron los limones en nuestro planeta? ¿qué forma tendría el primer protolimón?
Amigos: cuando la ciencia sea capaz de obtener un limón normal y corriente por medios artificiales. Cuando disponga del conocimiento y de la sapiencia para responder cada una de las preguntas anteriores y de otras muchas que se podrían plantear. Cuando sea capaz, en una palabra, de recrear el misterio de la vida... entonces sí que me quitaré el sombrero.
viernes, 25 de noviembre de 2016
Hijos del Antropoceno
Leo en la revista "Investigación y Ciencia" un artículo que me ha hecho reflexionar sobre la huella indeleble que los humanos pasados y los actuales estamos dejando a las futuras generaciones. El impacto es tan intenso que ya se está hablando de una nueva época (El Antropoceno) que, según los expertos habría comenzado sobre el año 1950 y que se caracteriza por la extensión a nivel global de una serie de residuos producidos por la humanidad.
Tenemos en primer lugar los metales, componentes fundamentales de las rocas. Los humanos aprendimos a separarlos y desde la más remota antiguedad los hemos estado elaborando. Sólo de alumnio se han manufacturado más de 500 millones de toneladas métricas desde la Segunda Guerra Mundial.
Pasamos luego a los plásticos distribuidos ampliamente por los ríos y océanos de todo el mundo. . En el año 2015 se produjeron nada menos que 0,3 miles de millones de toneladas métricas.
Continuamos con el hormigón. Es la huella predominante que está dejando la modernidad. En el año 2015 se produjeron más de 20 mil millones de toneladas métricas en todo el mundo, que vienen a acumularse a todo el hormigón producido desde la segunda guerra mundial.
Después tenemos el carbono negro. Producto derivado de la quema de combustibles fósiles, se encuentra suspendido en la atmósfera y cubre rocas y hielo.
El Plutonio 239 y 240. La explosión de más de 500 bombas nucleares desde Hirosima y Nagasaki ha dejado un rastro de isótopos raros por todo el planeta. Dentro de 100.000 años, su desintegración habrá dado lugar a una capa de uranio 235.
El dióxido de carbono. El gas con efecto invernadero que tras la Revolución Industrial fue aumentando gradualmente pero desde la Segunda Guerra Mundial su crecimiento ha sido mucho mayor.
El metano. Gas expulsado por el ganado. Su producción aumentó con la expansión de la agricultura y también con las emisiones derivadas de la producción de gas natural y del deshielo del permafrost.
Óxido nitroso. Los combustibles fósiles y los abonos han incrementado su concentración por encima de los niveles naturales.
¿Qué os parece amigos? Por increíble que parezca, cuando dentro de millones de años las fuerzas tectónicas levanten los estratos acumulados en el suelo los nuevos acantilados dejarán al descubierto una capa distintiva correspondiente al Antropoceno.
Tenemos en primer lugar los metales, componentes fundamentales de las rocas. Los humanos aprendimos a separarlos y desde la más remota antiguedad los hemos estado elaborando. Sólo de alumnio se han manufacturado más de 500 millones de toneladas métricas desde la Segunda Guerra Mundial.
Pasamos luego a los plásticos distribuidos ampliamente por los ríos y océanos de todo el mundo. . En el año 2015 se produjeron nada menos que 0,3 miles de millones de toneladas métricas.
Continuamos con el hormigón. Es la huella predominante que está dejando la modernidad. En el año 2015 se produjeron más de 20 mil millones de toneladas métricas en todo el mundo, que vienen a acumularse a todo el hormigón producido desde la segunda guerra mundial.
Después tenemos el carbono negro. Producto derivado de la quema de combustibles fósiles, se encuentra suspendido en la atmósfera y cubre rocas y hielo.
El Plutonio 239 y 240. La explosión de más de 500 bombas nucleares desde Hirosima y Nagasaki ha dejado un rastro de isótopos raros por todo el planeta. Dentro de 100.000 años, su desintegración habrá dado lugar a una capa de uranio 235.
El dióxido de carbono. El gas con efecto invernadero que tras la Revolución Industrial fue aumentando gradualmente pero desde la Segunda Guerra Mundial su crecimiento ha sido mucho mayor.
El metano. Gas expulsado por el ganado. Su producción aumentó con la expansión de la agricultura y también con las emisiones derivadas de la producción de gas natural y del deshielo del permafrost.
Óxido nitroso. Los combustibles fósiles y los abonos han incrementado su concentración por encima de los niveles naturales.
¿Qué os parece amigos? Por increíble que parezca, cuando dentro de millones de años las fuerzas tectónicas levanten los estratos acumulados en el suelo los nuevos acantilados dejarán al descubierto una capa distintiva correspondiente al Antropoceno.
viernes, 18 de noviembre de 2016
Sedación, átomos... y una granada
El pasado jueves día 17 de noviembre me hicieron una gastroscopia (ya os adelanto que el resultado fue normal). Y en el momento de firmar mi consentimiento para la prueba me preguntaron si quería o no sedación para su realización. Yo contesté afirmativamente. Quería evitarme el mal rato que se pasa cuando te introducen un tubo por tu esófago y todo eso.
Y mis reflexiones vienen a cuento de vivir esa experiencia. De pasar de un estado alerta de conciencia a una situación de pérdida de ella. Lo que en psicología se conoce como "estados alterados de la conciencia".
Y sí, amigos. A pesar de mis esfuerzos en mantenerme despierto cuando me aplicaron la sedación, de inmediato caí en un profundo sueño. Perdí totalmente la noción del espacio y del tiempo... Y no me enteré para nada de la prueba. Cuando desperté, mi mujer se hallaba a mi lado y poco a poco, gracias a su sosegada conversación volví de nuevo al mundo de los vivos...
Sin dolor y sin molestia alguna. Casi diría que fue una experiencia placentera.
Al rato de despertar empecé a elucubrar sobre este tránsito. A imaginar que, si en lugar de volver otra vez a mi estado normal de vigilia me hubiera dormido para siempre (o hubiera fallecido en el trance), en nada hubiera cambiado la experiencia. Una vez tu mente desconecta, lo que luego ocurre está ya fuera del alcance de tu yo. No percibes nada en absoluto. Como suele decirse tú ya no estás en lo que celebras.
Por la misma regla de tres, lo que nos ocurre en el "mundo externo" a cada uno de nosotros también tiene su miga. Sin ir más lejos, ayer fui a dar una vuelta por la parcela de Villamayor y al revisar los árboles frutales pude ver como todavía quedaba una granada en lo alto del árbol. Luego de dudar por un instante si la cogía o no, me incliné por intentar alcanzarla. Y con un poco de esfuerzo lo conseguí. Aunque de la misma forma pude haber optado por dejarla en el árbol. Entonces el relato hubiera sido otro. Probablemente, con el frío su corteza hubiérase agrietado y los pájaros hubieran dado buena cuenta de los sabrosos frutos. Pero no, opté por tomarla.
Más tarde, cuando ya estaba en casa, me puse a desgranarla y, con posterioridad a saborear su dulce jugo edulcorado con miel.
Según iba aplastando los granos en mi paladar, me preguntaba cuántas moléculas de la granada pasarían a formar parte de mi ser. Cuántos átomos acabarían integrándose en mi organismo. Cuántos serían para siempre parte de mi.
Y también me preguntaba qué ocurrirá con mis propios átomos, cuando yo deje de existir. Bueno, en realidad no serán "mis" átomos. Serán átomos sin más. Y quién sabe en que materia, sustancia u organismo se volverán a integrar cada uno de ellos. Pero seguro que a algún sitio irán a parar. La materia no se crea ni se destruye...
Según Wikipedia nuestro cuerpo se compone de:
Por lo tanto, un cuerpo humano promedio que pese (según el blog El tercer precog) unos 70 kg, contendrá: 7 kg de hidrógeno; 45,5 kg de oxígeno; 13,56 kg de carbono; 2,24 kg de nitrógeno; 0,97 kg de calcio; 0,45 kg de fósforo; 0,13 kg de cloro y 0,15 kg de potasio.
Y según los cálculos que veo en dicho blog, el número total de átomos sería de....
6,7 1027 átomos.
Sí, amigos. Tanto el macromundo como el micromundo son apabullantes. Si no, echadle un vistazo a este vídeo.
Y mis reflexiones vienen a cuento de vivir esa experiencia. De pasar de un estado alerta de conciencia a una situación de pérdida de ella. Lo que en psicología se conoce como "estados alterados de la conciencia".
Y sí, amigos. A pesar de mis esfuerzos en mantenerme despierto cuando me aplicaron la sedación, de inmediato caí en un profundo sueño. Perdí totalmente la noción del espacio y del tiempo... Y no me enteré para nada de la prueba. Cuando desperté, mi mujer se hallaba a mi lado y poco a poco, gracias a su sosegada conversación volví de nuevo al mundo de los vivos...
Sin dolor y sin molestia alguna. Casi diría que fue una experiencia placentera.
Al rato de despertar empecé a elucubrar sobre este tránsito. A imaginar que, si en lugar de volver otra vez a mi estado normal de vigilia me hubiera dormido para siempre (o hubiera fallecido en el trance), en nada hubiera cambiado la experiencia. Una vez tu mente desconecta, lo que luego ocurre está ya fuera del alcance de tu yo. No percibes nada en absoluto. Como suele decirse tú ya no estás en lo que celebras.
Por la misma regla de tres, lo que nos ocurre en el "mundo externo" a cada uno de nosotros también tiene su miga. Sin ir más lejos, ayer fui a dar una vuelta por la parcela de Villamayor y al revisar los árboles frutales pude ver como todavía quedaba una granada en lo alto del árbol. Luego de dudar por un instante si la cogía o no, me incliné por intentar alcanzarla. Y con un poco de esfuerzo lo conseguí. Aunque de la misma forma pude haber optado por dejarla en el árbol. Entonces el relato hubiera sido otro. Probablemente, con el frío su corteza hubiérase agrietado y los pájaros hubieran dado buena cuenta de los sabrosos frutos. Pero no, opté por tomarla.
Más tarde, cuando ya estaba en casa, me puse a desgranarla y, con posterioridad a saborear su dulce jugo edulcorado con miel.
Según iba aplastando los granos en mi paladar, me preguntaba cuántas moléculas de la granada pasarían a formar parte de mi ser. Cuántos átomos acabarían integrándose en mi organismo. Cuántos serían para siempre parte de mi.
Y también me preguntaba qué ocurrirá con mis propios átomos, cuando yo deje de existir. Bueno, en realidad no serán "mis" átomos. Serán átomos sin más. Y quién sabe en que materia, sustancia u organismo se volverán a integrar cada uno de ellos. Pero seguro que a algún sitio irán a parar. La materia no se crea ni se destruye...
Según Wikipedia nuestro cuerpo se compone de:
- Hidrógeno→ 60 %
- Oxígeno → 25,5 %
- Carbono → 10,5 %
- Nitrógeno → 2,4 %
- Calcio → 0,22 %
- Fósforo → 0,13 %
- Azufre → 0,13 %
- Potasio → 0,04 %
- Cloro → 0,03 %*
Por lo tanto, un cuerpo humano promedio que pese (según el blog El tercer precog) unos 70 kg, contendrá: 7 kg de hidrógeno; 45,5 kg de oxígeno; 13,56 kg de carbono; 2,24 kg de nitrógeno; 0,97 kg de calcio; 0,45 kg de fósforo; 0,13 kg de cloro y 0,15 kg de potasio.
Y según los cálculos que veo en dicho blog, el número total de átomos sería de....
6,7 1027 átomos.
Sí, amigos. Tanto el macromundo como el micromundo son apabullantes. Si no, echadle un vistazo a este vídeo.
viernes, 11 de noviembre de 2016
El gremio de los "averiados"
Nunca hasta ahora había caído en la cuenta. Jamás hubiera pensado que mis percepciones se afinaran hasta este punto. Ni que fueran tan abundantes.
Pero sí, amigos. Desde el momento que pasas por una mala racha en tu estado de salud o que, directamente, tu cuerpo te da un aviso importante, las observaciones se vuelven más nítidas. No puedes obviarlas. La realidad es tozuda. Están ahí.
Es posible que se deba a un efecto de compensación o de solidaridad con los que sufren ¡Qué se yo! Lo cierto es que desde que tuve el ictus, soy más consciente de la cantidad de personas que padecen alguna deficiencia. Que tienen alguna minusvalía. Que necesitan alguna ayuda para poder llevar una vida normal.
A todos ellos los he englobado bajo el título genérico del "Gremio de los averiados". Y, como podéis comprender, son muchos los que pertenecen a esta categoría.
Dejando aparte a los que deben permanecer postrados en la cama y a los que están hospitalizados, los miembros de este club pueden visualizarse a diario por nuestras calles.
Ahí tenemos a los que necesitan una silla de ruedas. Bien empujada por otras personas o con tracción para realizar de forma autónoma sus desplazamientos habituales. Ellos representan el escalón más alto de la dependencia.
Luego están los que necesitan bastón o alguna otra ayuda para poder caminar. O un respirador para mantener a raya la apnea del sueño... Un grado menor de dependencia. Pero sin estos recursos no podrían hacer una vida normal.
Tenemos también a los que necesitan tomar medicación a diario para contener sus déficits. A esta subclase se suman un montón de personas. Y por lo que voy viendo muchas de ellas deben ingerir una importante cantidad de fármacos para poder ir tirando.
Normalmente la edad es un importante condicionante de entrada en el gremio. No siempre. Pero a mayor edad, más posibilidades de ingresar en la sociedad. Está claro que el organismo se va deteriorando con los años.
Lo que me resulta prístino es que, en un momento u otro de nuestras vidas, todos sin excepción acabaremos perteneciendo al colectivo de los averiados. Esto es algo que no había procesado pero que ahora veo de forma nítida.
La consecuencia clara de todas estas reflexiones es que hay que esforzarse y que vale la pena llevar un estilo de vida que propicie la prevención de enfermedades y, por ende el ingreso lo más tarde posible en el "Gremio de los averiados".
Pero sí, amigos. Desde el momento que pasas por una mala racha en tu estado de salud o que, directamente, tu cuerpo te da un aviso importante, las observaciones se vuelven más nítidas. No puedes obviarlas. La realidad es tozuda. Están ahí.
Es posible que se deba a un efecto de compensación o de solidaridad con los que sufren ¡Qué se yo! Lo cierto es que desde que tuve el ictus, soy más consciente de la cantidad de personas que padecen alguna deficiencia. Que tienen alguna minusvalía. Que necesitan alguna ayuda para poder llevar una vida normal.
A todos ellos los he englobado bajo el título genérico del "Gremio de los averiados". Y, como podéis comprender, son muchos los que pertenecen a esta categoría.
Dejando aparte a los que deben permanecer postrados en la cama y a los que están hospitalizados, los miembros de este club pueden visualizarse a diario por nuestras calles.
Ahí tenemos a los que necesitan una silla de ruedas. Bien empujada por otras personas o con tracción para realizar de forma autónoma sus desplazamientos habituales. Ellos representan el escalón más alto de la dependencia.
Luego están los que necesitan bastón o alguna otra ayuda para poder caminar. O un respirador para mantener a raya la apnea del sueño... Un grado menor de dependencia. Pero sin estos recursos no podrían hacer una vida normal.
Tenemos también a los que necesitan tomar medicación a diario para contener sus déficits. A esta subclase se suman un montón de personas. Y por lo que voy viendo muchas de ellas deben ingerir una importante cantidad de fármacos para poder ir tirando.
Normalmente la edad es un importante condicionante de entrada en el gremio. No siempre. Pero a mayor edad, más posibilidades de ingresar en la sociedad. Está claro que el organismo se va deteriorando con los años.
Lo que me resulta prístino es que, en un momento u otro de nuestras vidas, todos sin excepción acabaremos perteneciendo al colectivo de los averiados. Esto es algo que no había procesado pero que ahora veo de forma nítida.
La consecuencia clara de todas estas reflexiones es que hay que esforzarse y que vale la pena llevar un estilo de vida que propicie la prevención de enfermedades y, por ende el ingreso lo más tarde posible en el "Gremio de los averiados".
viernes, 4 de noviembre de 2016
Ya han entrado las máquinas
Proponía en mi entrada del 14-1-16 la creación de un "Central Park" zaragozano. Al estilo de las grandes ciudades. Demostrando sensibilidad y primando el verde frente al asfalto. Creo que hubiera sido una idea muy afortunada.
Pero como me temía no ha sido así. Las constructoras no han querido dejar este sabroso bocado a la vista de los ciudadanos. Presurosas han delimitado ya las parcelas en las que van a intervenir y tiempo les ha faltado para meter maquinaria.
El otro día pasaba por las inmediaciones del frustrado proyecto y pude ver cómo las máquinas ya habían comenzado a trabajar. En breve hileras de viviendas bordearán el Ebro haciendo añicos la utopía de conservar un entorno natural en el corazón de la ciudad. Ahí os dejo las fotos de las excavadoras en acción.
Pero como me temía no ha sido así. Las constructoras no han querido dejar este sabroso bocado a la vista de los ciudadanos. Presurosas han delimitado ya las parcelas en las que van a intervenir y tiempo les ha faltado para meter maquinaria.
El otro día pasaba por las inmediaciones del frustrado proyecto y pude ver cómo las máquinas ya habían comenzado a trabajar. En breve hileras de viviendas bordearán el Ebro haciendo añicos la utopía de conservar un entorno natural en el corazón de la ciudad. Ahí os dejo las fotos de las excavadoras en acción.
viernes, 28 de octubre de 2016
¿A dónde vamos?
Tal como pintan las cosas, todo parece encaminarse hacia una paulatina colonización planetaria por parte de la especie humana.
En los últimos días, los medios de comunicación no han parado de servirnos noticias sobre la futura conquista de Marte. Las naciones con poderío económico y potencial tecnológico ya han previsto fechas para el próximo gran paso: colocar astronautas en el planeta rojo y luego devolverlos vivitos a la tierra. Yo creo que es sólo una cuestión de tiempo. Los desarrollos tecnológicos ya están suficientemente maduros como para pensar en la aventura como algo viable.
Demostrada ha quedado la capacidad de la humanidad para permanecer de forma viable y segura en el espacio. Las estancias en la Estación Espacial Internacional dan buena fe de ello. Por tanto la tecnología ya la tenemos. Ahora queda el desarrollo de un desafío más complejo, pero todo es cuestión de tiempo.
Me atrevo a aventurar que en un futuro no muy lejano, la humanidad también colonizará otros planetas de nuestro sistema solar. Y en cuanto las técnicas de terraformación estén más asentadas, nuevos planetas se sumarán -sin duda- a la lista de lugares potencialmente habitables por el hombre.
Así pues, amigos, la tercera pregunta que alude a dónde vamos, también -creo yo- se puede contestar.
Estamos destinados a colonizar otros planetas y -quién sabe- si con el trascurso de los años, también se emprenderá la aventura de abordar la galaxia entera.
En qué momento estableceremos contacto con otras formas de vida alienígenas es algo que todavía está por ver. Pero me aventuraría a hipotetizar que será antes de que pasen 100 años más.
En los últimos días, los medios de comunicación no han parado de servirnos noticias sobre la futura conquista de Marte. Las naciones con poderío económico y potencial tecnológico ya han previsto fechas para el próximo gran paso: colocar astronautas en el planeta rojo y luego devolverlos vivitos a la tierra. Yo creo que es sólo una cuestión de tiempo. Los desarrollos tecnológicos ya están suficientemente maduros como para pensar en la aventura como algo viable.
Demostrada ha quedado la capacidad de la humanidad para permanecer de forma viable y segura en el espacio. Las estancias en la Estación Espacial Internacional dan buena fe de ello. Por tanto la tecnología ya la tenemos. Ahora queda el desarrollo de un desafío más complejo, pero todo es cuestión de tiempo.
Me atrevo a aventurar que en un futuro no muy lejano, la humanidad también colonizará otros planetas de nuestro sistema solar. Y en cuanto las técnicas de terraformación estén más asentadas, nuevos planetas se sumarán -sin duda- a la lista de lugares potencialmente habitables por el hombre.
Así pues, amigos, la tercera pregunta que alude a dónde vamos, también -creo yo- se puede contestar.
Estamos destinados a colonizar otros planetas y -quién sabe- si con el trascurso de los años, también se emprenderá la aventura de abordar la galaxia entera.
En qué momento estableceremos contacto con otras formas de vida alienígenas es algo que todavía está por ver. Pero me aventuraría a hipotetizar que será antes de que pasen 100 años más.
viernes, 14 de octubre de 2016
¿Quiénes somos?
También para esta pregunta hay cumplida respuesta. No todos los tramos de nuestro recorrido están resueltos en su totalidad. Y sobretodo, queda por resolver la enrevesada cuestión de la conciencia, que es algo peliagudo. Ahí va mi particular explicación:
2.- ¿Quiénes somos?
Los seres humanos representamos un escalón (yo creo que no el último) de lo que ha sido la evolución de la vida en la tierra.
En la entrada anterior ya teníamos casi formado nuestro planeta así es que, con el paso inexorable del tiempo el bombardeo de cometas y asteroides fue configurando poco a poco su habitabilidad. Sobretodo es de resaltar la presencia de agua líquida, elemento básico para la emergencia de la vida tal como la conocemos en la tierra. y por supuesto, del sol como fuente de energía.
Los cometas son ricos en materias orgánicas y muchos asteroides también. Es muy probable que aportaran los ladrillos básicos de la vida en esos primeros momentos.
Con posterioridad, el paso de los años propició que algunos elementos químicos quedaran agrupados y protegidos por una capa externa. Fue el comienzo de la primera célula. A partir de allí, también después de millones de años, algunas células consiguieron agruparse y también especializarse, dando lugar a las primeras bacterias. A su vez las bacterias también se agruparon en organismos más complejos para generar -mediante simbiosis- los primeros seres simples especializados en diferentes funciones. Estos seres también establecieron sucesivas alianzas para crear estructuras cada vez más complejas.
Sólo hace falta tiempo (y de eso va sobrado el universo) para ir generando organismos de todo tipo.
Hubo explosiones de vida (como la del período Cámbrico hace unos 500 millones de años) en las que la naturaleza ensayó una enorme variación de seres vivos. También hubo extinciones masivas (hasta 5 según los expertos) en las que desaparecieron millones de seres y otros muchos aprovecharon para medrar.
Al final, las carambolas de generación y extinción de vida favorecieron, entre otros seres a los mamíferos que fueron los que, finalmente condujeron a la aparición de los homínidos y, finalmente al homo sapiens sapiens (nosotros).
Ya sé amigos que esta es una explicación burda y que una simple consulta a la Wikipedia aporta infinitos datos más rigurosos.
Pero con estas líneas quiero señalar el asombro que me produce el hecho de atisbar una explicación tan compleja como rigurosa de lo que ha sido nuestra génesis.
Muchos son los tratados que abordan estas temáticas. Pero para mi gusto pocos tan esclarecedores como el libro de Lynn Margulis y Dorion Sagan "Microcosmos". Si os gusta este tema y disponéis de tiempo, os lo recomiendo. Yo ya me he propuesto hacer una segunda lectura tomando notas para poder disfrutar de enorme placer de ahondar en el conocimiento de las cosas.
2.- ¿Quiénes somos?
Los seres humanos representamos un escalón (yo creo que no el último) de lo que ha sido la evolución de la vida en la tierra.
En la entrada anterior ya teníamos casi formado nuestro planeta así es que, con el paso inexorable del tiempo el bombardeo de cometas y asteroides fue configurando poco a poco su habitabilidad. Sobretodo es de resaltar la presencia de agua líquida, elemento básico para la emergencia de la vida tal como la conocemos en la tierra. y por supuesto, del sol como fuente de energía.
Los cometas son ricos en materias orgánicas y muchos asteroides también. Es muy probable que aportaran los ladrillos básicos de la vida en esos primeros momentos.
Con posterioridad, el paso de los años propició que algunos elementos químicos quedaran agrupados y protegidos por una capa externa. Fue el comienzo de la primera célula. A partir de allí, también después de millones de años, algunas células consiguieron agruparse y también especializarse, dando lugar a las primeras bacterias. A su vez las bacterias también se agruparon en organismos más complejos para generar -mediante simbiosis- los primeros seres simples especializados en diferentes funciones. Estos seres también establecieron sucesivas alianzas para crear estructuras cada vez más complejas.
Sólo hace falta tiempo (y de eso va sobrado el universo) para ir generando organismos de todo tipo.
Hubo explosiones de vida (como la del período Cámbrico hace unos 500 millones de años) en las que la naturaleza ensayó una enorme variación de seres vivos. También hubo extinciones masivas (hasta 5 según los expertos) en las que desaparecieron millones de seres y otros muchos aprovecharon para medrar.
Al final, las carambolas de generación y extinción de vida favorecieron, entre otros seres a los mamíferos que fueron los que, finalmente condujeron a la aparición de los homínidos y, finalmente al homo sapiens sapiens (nosotros).
Ya sé amigos que esta es una explicación burda y que una simple consulta a la Wikipedia aporta infinitos datos más rigurosos.
Pero con estas líneas quiero señalar el asombro que me produce el hecho de atisbar una explicación tan compleja como rigurosa de lo que ha sido nuestra génesis.
Muchos son los tratados que abordan estas temáticas. Pero para mi gusto pocos tan esclarecedores como el libro de Lynn Margulis y Dorion Sagan "Microcosmos". Si os gusta este tema y disponéis de tiempo, os lo recomiendo. Yo ya me he propuesto hacer una segunda lectura tomando notas para poder disfrutar de enorme placer de ahondar en el conocimiento de las cosas.
viernes, 7 de octubre de 2016
Cada vez sabemos más de dónde venimos y adónde vamos (I)
Sí, amigos. La famosa frase "¿Quiénes somos, de dónde venimos y adónde vamos?" Esa frase que parecía encerrar un misterio irresoluble al que difícilmente podría darse una respuesta, poco a poco va camino de convertirse en algo así como un crucigrama prácticamente resuelto.
Las noticias que nos llegan de las conclusiones de la misión Rosetta de la Agencia Espacial Europea, han contribuido, si cabe, un poco más a aclarar la cuestión. Un aficionadillo como yo, lo describiría de la siguiente manera:
1.- ¿De dónde venimos?
Por lo que se va averiguando, todo comenzó con el big bang hace unos 13.800 millones de años (millón arriba, millón abajo). La manera cómo un punto de tamaño infinitesimal dio origen al gas más abundante en el universo (el hidrógeno) y cómo se generó el polvo espacial está ya perfectamente explicada, aunque sólo los expertos son capaces de detallarlo con precisión. A partir de allí, la fuerza de la gravedad se encargó de agrupar las enormes nubes de polvo y gas hasta que la presión en el centro de esas nubes sirvió para encender el horno nuclear de las estrellas.
En el caso de nuestro sistema solar, probablemente, también intervinieron materiales resultantes de la explosión de otras estrellas formadas con anterioridad. En todo caso, además de agruparse material en el centro -origen de nuestro sol- también se formó un disco protoplanetario en el que poco a poco, el polvo se fue agrupando por la fuerza de la gravedad y esas pequeñas agrupaciones también se unieron entre ellas por el mismo motivo dando lugar con el paso de muchos millones de años a los protoplanetas.
Posteriormente se produjo una especie de "billar cósmico" por el que los protoplanetas fueron bombardeados por cometas y asteroides e incluso, algunos de ellos -como Júpiter- modificaron en ocasiones su órbita hasta quedar anclado en la órbita actual. Se especula de algún otro planeta que fue expulsado del sistema solar y también se sabe que un cuerpo del tamaño de Marte impactó contra la tierra dando lugar a la Luna.
A grandes rasgos este es el panorama que yo he podido captar de cómo se formó la tierra. Evidentemente el análisis "fino" de todo el proceso es mucho más complejo, pero lo importante es que ya se tiene un conocimiento bastante detallado de cómo se formó nuestro planeta. Una vez que ya tenemos la "vivienda", veremos también cómo se hizo habitable. Pero eso, amigos lo comentaremos en la próxima entrada. Daremos así cumplida respuesta a la intrigante pregunta que parecía no tener contestación.
viernes, 23 de septiembre de 2016
Metacognición
Una vez jubilado y disponiendo libremente de la jornada, queda muchísimo tiempo para pensar. El hecho de estar en proceso de recuperación de mi ictus también supone otro plus añadido a la hora de darle vueltas y más vueltas a la cabeza.
Así, el pensante se pone a reflexionar sobre lo divino y lo humano. Además el hilo de las disquisiciones va y viene de un lado a otro. No hay una continuidad de pensamiento en sus idas y venidas. Últimamente mucha revisión del pasado. De lo acertado o no de ciertas decisiones fundamentales en mi vida. De lo que -con el criterio actual- debería o no debería haber hecho, mi relación con unas u otras personas, el estilo de vida que he llevado... En una palabra, el análisis de mi devenir.
Y el pensante descubre con sorpresa que la herramienta que utiliza para abordar esta tarea también forma parte del proceso. No es indiferente el hecho de provenir de una u otra familia. De haber nacido en uno u otro lugar. De haber compartido tu vida con unas u otras personas. Tu eres como eres porque todas estas circunstancias te han configurado así. Y ahora crees analizar las cosas con objetividad cuando lo único objetivo es que el andamiaje sobre el que se apoyan tus reflexiones no es, ni mucho menos, el soporte ideal que digamos. Eres consciente de ello. Si hubiera sido posible te hubiera gustado cambiar muchos capítulos de tu vida. Para acomodarla mejor a lo que tú crees que es una vida plena. Empezando por tus muchos aspectos que te incomodan de la personalidad de tus propios padres. Dejando bien claro -por supuesto- que los pobrecicos no tuvieron culpa alguna de lo que tú interpretas como desaciertos... Continuando con ciertos rasgos de personalidad de tu señora, de tus hijas....
Y te paras. Te detienes por unos momentos. Con sorpresa crees atisbar un claro sesgo de injusticia en tus cavilaciones. Eres demasiado duro en tus juicios. Demasiado exigente con los demás y sospechosamente benevolente contigo mismo ¡Eres la leche!
Pasas ahora a otro estadio más complejo. Escudriñar tus propios pensamientos. Tratar de dilucidar por qué piensas como piensas y si no sería mejor pensar de otra manera ¡Pero siempre utilizando una herramienta imperfecta! Nunca ha sido sometida a valoración alguna. Ni a una revisión externa. Le falta contraste. Y el mecanismo habitual del lenguaje no es suficiente para ponderar la validez o no de sus procedimientos.
Llegas así a un callejón sin salida. Imposible ser imparcial utilizando como palanca la vía de mis elucubraciones. Lo malo es que te resulta imposible sustraerte a su influjo. Escapar a su influencia ¿Habrá que volver de nuevo a la vía de la meditación? A interrumpir el flujo de tus pensamientos de forma voluntaria. Tradiciones milenarias no solo lo aconsejan sino que lo practican. Y en nuestro país también tiene mucho predicamento entre ciertas personas. Quizás esa sea la vía. Ya se verá...
jueves, 15 de septiembre de 2016
Reflexiones en torno a la vida y la conciencia
Veamos: si en un bosque en el que no hay personas ni animal alguno cae un árbol, ¿ese árbol hace ruido?
Parece una pregunta fácil de responder. Y casi todo el mundo lo hace afirmativamente. Pero en realidad, lo que tenemos cuando cae el árbol son diminutas ráfagas de aire que se originan cuando las ramas y el tronco golpean bruscamente el suelo. Para que exista la experiencia de sonido se necesitan un observador, un oído y un cerebro y que las ráfagas de aire tengan entre 20 y 20.000 pulsaciones por segundo que es el intervalo audible para una persona. Así pues la respuesta a la pregunta inicial es no.
Sí, amigos, aunque lo sabemos, muchas veces nos olvidamos que la realidad física que nosotros observamos está mediada por nuestros receptores sensoriales. Ni la luz ni el sonido ni las mil y una texturas que podamos diferenciar tienen en realidad entidad propia. Es nuestro cerebro el que se encarga de procesar la información que le llega y de darle un sentido. Podemos decir que, en realidad todas las experiencias se construyen en nuestro cerebro.
De la misma forma la conciencia de mí mismo; mi yo, también se articula en las mil y una conexiones neuronales que sin cesar están interaccionando. Lo que yo soy y lo que me considero también pasa necesariamente por los filtros perceptivos que alimentan nuestras redes neuronales.
Por otro lado, ¿cuándo una persona deja de percibirse como ser único y diferenciado? Evidentemente cuando hay un daño cerebral que afecta al conjunto de neuronas que rigen esta capacidad. Es el caso, por ejemplo del Alzheimer u otras dolencias que impliquen pérdida de la propia identidad.
A la ciencia se le escapa la explicación de cómo puede ser que de la materia inanimada arrojada al espacio por sucesivas generaciones de hornos estelares pueda surgir no sólo la vida sino también la conciencia de existir, de considerarnos únicos y diferenciados del resto de nuestros semejantes, con nuestros razonamientos, pensamientos y emociones...
Pero llevando más lejos el tema, dejad que entre en un campo que me apasiona cual es la posibilidad de que también exista vida y otras conciencias en alguno o en muchos otros planetas del descomunal universo en el que vivimos. Cada vez hay más indicios de que esto es muy probable. Y sólo es cuestión de tiempo el que podamos comprobarlo fehacientemente.
¿Qué sentido tiene todo esto? Si es que podemos hablar en estos términos. Y si al final, el universo conocido termina por desaparecer... ¿para qué habrán servido las conciencias que hayan poblado todos esos planetas?
No encuentro respuestas en los libros. Nadie lo sabe. Nos aferramos a nuestras experiencias y a nuestros recuerdos y asumimos que aunque desconozcamos los misterios profundos de la vida debemos disfrutar de nuestro devenir viviendo cada momento como si fuera único. Aprovechando al máximo el regalo de la vida y de nuestra propia conciencia.
viernes, 9 de septiembre de 2016
A vueltas con el tiempo
Hace 66 millones de años, al final del Cretácico Superior, el pepinazo de un asteroide de 10 km de diámetro le dio el empujón final al ya iniciado proceso de desaparición de casi el 75% de los géneros biológicos que vivían por aquella época en la Tierra.
No sé vosotros, amigos, pero yo todavía no me he acostumbrado a manejar escalas de tiempo tan enormes. Me pongo a pensar en lo que representa un millón de años y no me cabe en la cabeza un período de tiempo tan exagerado.
Pero, agárrate, que la edad estimada de nuestro planeta es de 4.470 millones de años millón arriba, millón abajo. Una cifra colosal. Más difícil de manejar todavía. Y se cree que el universo nació hace unos 13.798 millones de años. Ahí es nada.
Por contraste, el otro día en una tienda de mascotas de Puerto Venecia pude enterarme que la longevidad media de un hámster sirio es de 2 a 3 años y la de uno ruso de 1,5 a 2 años. La mosca de la fruta tiene una vida media de 30 días.
¿Adónde quiero llegar con estas reflexiones? Pues como os podéis imaginar, en la línea de mis anteriores entradas, una idea resalta para mí: la relatividad del tiempo, la constatación de que todo tiene un principio, sí, pero también un final inevitable que está escrito ya desde el momento que surgió el universo que conocemos.
Un día no representa lo mismo para el hámster que para una persona. Y menos aún para el planeta tierra, nuestra galaxia o nuestro grupo local.
Volviendo a lo del millón de años, son 1.000 veces 1.000 años. Eso teniendo en cuenta que ya nos cuesta hacernos cargo de lo que significan 100 años.
En fin, amigos. Elucubraciones sobre nuestro devenir. En este terreno todos los números convergen en la idea del empequeñecimiento del ser humano, un buen antídoto contra la soberbia.
No sé vosotros, amigos, pero yo todavía no me he acostumbrado a manejar escalas de tiempo tan enormes. Me pongo a pensar en lo que representa un millón de años y no me cabe en la cabeza un período de tiempo tan exagerado.
Pero, agárrate, que la edad estimada de nuestro planeta es de 4.470 millones de años millón arriba, millón abajo. Una cifra colosal. Más difícil de manejar todavía. Y se cree que el universo nació hace unos 13.798 millones de años. Ahí es nada.
Por contraste, el otro día en una tienda de mascotas de Puerto Venecia pude enterarme que la longevidad media de un hámster sirio es de 2 a 3 años y la de uno ruso de 1,5 a 2 años. La mosca de la fruta tiene una vida media de 30 días.
¿Adónde quiero llegar con estas reflexiones? Pues como os podéis imaginar, en la línea de mis anteriores entradas, una idea resalta para mí: la relatividad del tiempo, la constatación de que todo tiene un principio, sí, pero también un final inevitable que está escrito ya desde el momento que surgió el universo que conocemos.
Un día no representa lo mismo para el hámster que para una persona. Y menos aún para el planeta tierra, nuestra galaxia o nuestro grupo local.
Volviendo a lo del millón de años, son 1.000 veces 1.000 años. Eso teniendo en cuenta que ya nos cuesta hacernos cargo de lo que significan 100 años.
En fin, amigos. Elucubraciones sobre nuestro devenir. En este terreno todos los números convergen en la idea del empequeñecimiento del ser humano, un buen antídoto contra la soberbia.
lunes, 5 de septiembre de 2016
Cuestión de percepción
Aprendí mucho de mis clases de Psicología. Me encantaba adentrarme en los secretos y las interioridades de la conducta humana. Aprender sobre las leyes que rigen nuestro comportamiento. Bucear en los procelosos mares de nuestros impulsos inconscientes. En las particularidades de nuestra percepción...
Y ahora compruebo la utilidad de estos conocimientos. Y la necesidad de tenerlos en cuenta a la hora de enjuiciar determinados hechos, de analizar muchas conductas...
Analizo con sorpresa el filtro perceptivo que, de improviso, de ha instalado en mi mente. Un filtro que hace que me fije ahora más en las personas que presentan alguna discapacidad. Las que necesitan muletas para desplazarse, las que van en silla de ruedas...
Es inevitable. Algo inherente al ser humano. Compararse con los demás y resaltar todo lo bueno que encuentras en tu propia situación.
Y ahora compruebo la utilidad de estos conocimientos. Y la necesidad de tenerlos en cuenta a la hora de enjuiciar determinados hechos, de analizar muchas conductas...
Analizo con sorpresa el filtro perceptivo que, de improviso, de ha instalado en mi mente. Un filtro que hace que me fije ahora más en las personas que presentan alguna discapacidad. Las que necesitan muletas para desplazarse, las que van en silla de ruedas...
Es inevitable. Algo inherente al ser humano. Compararse con los demás y resaltar todo lo bueno que encuentras en tu propia situación.
domingo, 4 de septiembre de 2016
Cuestión de tiempo
Según te vas haciendo mayor vas comprobando que, de improviso, cualquier circunstancia no prevista puede alterar sustancialmente tu vida.
Hablamos de familiares o amigos que enferman gravemente, accidentes de tráfico u otros eventos de nuestra existencia que, de vez en cuando nos golpean con dureza.
Ya no digo nada si el protagonista eres tú. Entonces sí que te haces cargo de primera mano del alcance de la fatalidad, de la debilidad del vínculo que nos une a un devenir tranquilo alejado de problemas y preocupaciones.
En lo que a mi respecta, reconozco que estos días muchos de mis pensamientos derivaban hacia la futilidad de la vida y a la certeza de la inevitabilidad de la muerte. Todo es cuestión de tiempo, me decía. Antes o después a todos nos dará o bien el bajón o, directamente, el arrechuchón que nos pasaporte al más allá.
Pensaba en la posibilidad de mi propia desaparición y, reconozco que sentía envidia por todos aquellos amigos o conocidos englobados en el mundo de los "sanos". Y -quizás para resarcirme del agravio- hacía cuentas con la gente de mi generación. Si fallezco... ¿Cuántos años más que yo pueden vivir? hasta los 71 son 10 años más. Pero 10 años se pasan en un suspiro. ¿hasta los 81? son 20 más. También una minucia. ¿Quizás hasta los 91 y más allá? Bueno, me decía para mí. Veremos en qué condiciones están cuando cumplan esa edad.
Sí amigos, así funciona la mente humana. Minimizando tus problemas y amplificando los problemas ajenos. Buscando situaciones peores y más graves a tu alrededor para que tu propia desgracia quede así empequeñecida.
El episodio del ictus me ha puesto en contacto directo con la escala del tiempo. Me he vuelto más consciente de la relatividad de nuestra existencia. Me he hecho cargo de que todo tiene un final.
Hablamos de familiares o amigos que enferman gravemente, accidentes de tráfico u otros eventos de nuestra existencia que, de vez en cuando nos golpean con dureza.
Ya no digo nada si el protagonista eres tú. Entonces sí que te haces cargo de primera mano del alcance de la fatalidad, de la debilidad del vínculo que nos une a un devenir tranquilo alejado de problemas y preocupaciones.
En lo que a mi respecta, reconozco que estos días muchos de mis pensamientos derivaban hacia la futilidad de la vida y a la certeza de la inevitabilidad de la muerte. Todo es cuestión de tiempo, me decía. Antes o después a todos nos dará o bien el bajón o, directamente, el arrechuchón que nos pasaporte al más allá.
Pensaba en la posibilidad de mi propia desaparición y, reconozco que sentía envidia por todos aquellos amigos o conocidos englobados en el mundo de los "sanos". Y -quizás para resarcirme del agravio- hacía cuentas con la gente de mi generación. Si fallezco... ¿Cuántos años más que yo pueden vivir? hasta los 71 son 10 años más. Pero 10 años se pasan en un suspiro. ¿hasta los 81? son 20 más. También una minucia. ¿Quizás hasta los 91 y más allá? Bueno, me decía para mí. Veremos en qué condiciones están cuando cumplan esa edad.
Sí amigos, así funciona la mente humana. Minimizando tus problemas y amplificando los problemas ajenos. Buscando situaciones peores y más graves a tu alrededor para que tu propia desgracia quede así empequeñecida.
El episodio del ictus me ha puesto en contacto directo con la escala del tiempo. Me he vuelto más consciente de la relatividad de nuestra existencia. Me he hecho cargo de que todo tiene un final.
sábado, 3 de septiembre de 2016
Ya he visitado la antesala de la muerte
Los días inmediatamente posteriores al accidente cerebral no fueron sencillos. Estuve ingresado en la "Unidad de Ictus" del hospital Royo Villanova. Monitorizado día y noche, un montón de cables transmitían la información de los sensores repartidos por mi cuerpo. Me sentía como un alienígena.
La segunda noche lo pasé muy mal. A la incertidumbre del alcance de mis afecciones se sumaron una interminable serie de calambres en la pierna. No pegué ojo en toda la velada. Mis pensamientos y emociones se entrecruzaban a velocidad vertiginosa. Me sentía fatal. Creía morir.
Una vez que amaneció y al comprobar que todavía estaba vivo me prometí que escribiría una entrada en el blog con el título que he puesto. Sí, aquella noche me pareció visitar la antesala de la muerte
La segunda noche lo pasé muy mal. A la incertidumbre del alcance de mis afecciones se sumaron una interminable serie de calambres en la pierna. No pegué ojo en toda la velada. Mis pensamientos y emociones se entrecruzaban a velocidad vertiginosa. Me sentía fatal. Creía morir.
Una vez que amaneció y al comprobar que todavía estaba vivo me prometí que escribiría una entrada en el blog con el título que he puesto. Sí, aquella noche me pareció visitar la antesala de la muerte
viernes, 2 de septiembre de 2016
Primera pregunta... ¿y por qué yo?
Ante un suceso de la envergadura de un ictus, una vez que el proceso se ha desencadenado, es inevitable hacerse un montón de preguntas. Y también de darle muchas vueltas a la cabeza.
Inicialmente te planteas en qué condiciones te vas a quedar. Según voy leyendo en Internet, cada ictus constituye un caso particular. El rango de gravedad abarca desde el fallecimiento o la incapacidad parcial o total hasta la desaparición de los déficits en unos días. Cada episodio es distinto y cada persona responde de una forma diferente.
Desde luego el temor a no valerte por ti mismo es la primera idea que pasa por la cabeza. Que no puedas tener autonomía. Que te vuelvas dependiente. ¡Que horror!
Es más, suponiendo que no te hayas quedado muy mal, otro temor también ronda por tu mente: la posibilidad de que se vuelva a repetir. Que te de otro ictus.
Y luego está el análisis de las circunstancias que han conducido a esta situación. Las posibles causas que hayan podido confluir en un accidente tan aparatoso. A todo ello, según mi propia experiencia se le dan vueltas y más vueltas en los días que siguen al accidente vascular cerebral.
Desde luego los factores de riesgo se conocen muy bien: hipertensión arterial y tendencia personal a la formación de placas de ateroma o placas de colesterol sumado todo ello a la edad. Pero yo, además, añadiría otros factores y uno de ellos, a mi entender muy importante es la propia personalidad del sujeto. Por ejemplo la tendencia a ser competitivo, a no dar nunca un paso atrás, creo que supone un plus en las posibilidades de sufrir un ictus. A todo ello hay que añadirle la propia historia personal del individuo. Su alimentación, su estilo de vida, su forma de encarar el ocio y las relaciones interpersonales.... Todo ello converge de forma fatal cuando sobreviene un ictus.
Después está el tema de la revisión de todo aquello que no deberías haber hecho, de los errores que crees que has cometido a lo largo de tu vida y que pueden haberte conducido a esta situación. Desde mi punto de vista, aunque es un ejercicio interesante, no merece la pena darle muchas vueltas. La propia palabra "accidente" es indicativa de que, a posteriori, es muy fácil señalar todo aquello que hiciste incorrectamente. En el caso de un accidente de tráfico, pongamos por caso, enseguida das con los errores que podías haber evitado: no descansar suficientemente, no despistarte con el aparato de radio, circular a más velocidad de lo aconsejable... Lo mismo ocurre con el ictus: debería haber prestado más atención a mi presión arterial, no debería haber abusado del alcohol en tal o cual situación, ni comer tantas grasas, no debería haber forzado tanto mi organismo... Como digo no merece la pena darle vueltas al tema. Lo pasado pasado está. Es mejor centrar la atención en lo que puede hacerse a partir del día "0". Intentar rehabilitar al máximo y tratar de normalizar tu vida tanto como sea posible.
Lo que tengo claro es que, a pesar de lo que se suele decir, ni la casualidad ni la mala suerte son las causas del ictus. El ataque sobreviene como consecuencia de múltiples factores, todos ellos perfectamente explicables a poco que se indague en la historia personal del sujeto. Y también quiero dejar claro que no me parece una buena estrategia culparse o fustigarse por haber llevado un estilo de vida determinado. Cada uno hemos encarado la vida de la mejor forma que nos ha parecido en cada momento. No queda más remedio que asumir nuestros errores y nuestras equivocaciones si así los queremos llamar.
Inicialmente te planteas en qué condiciones te vas a quedar. Según voy leyendo en Internet, cada ictus constituye un caso particular. El rango de gravedad abarca desde el fallecimiento o la incapacidad parcial o total hasta la desaparición de los déficits en unos días. Cada episodio es distinto y cada persona responde de una forma diferente.
Desde luego el temor a no valerte por ti mismo es la primera idea que pasa por la cabeza. Que no puedas tener autonomía. Que te vuelvas dependiente. ¡Que horror!
Es más, suponiendo que no te hayas quedado muy mal, otro temor también ronda por tu mente: la posibilidad de que se vuelva a repetir. Que te de otro ictus.
Y luego está el análisis de las circunstancias que han conducido a esta situación. Las posibles causas que hayan podido confluir en un accidente tan aparatoso. A todo ello, según mi propia experiencia se le dan vueltas y más vueltas en los días que siguen al accidente vascular cerebral.
Desde luego los factores de riesgo se conocen muy bien: hipertensión arterial y tendencia personal a la formación de placas de ateroma o placas de colesterol sumado todo ello a la edad. Pero yo, además, añadiría otros factores y uno de ellos, a mi entender muy importante es la propia personalidad del sujeto. Por ejemplo la tendencia a ser competitivo, a no dar nunca un paso atrás, creo que supone un plus en las posibilidades de sufrir un ictus. A todo ello hay que añadirle la propia historia personal del individuo. Su alimentación, su estilo de vida, su forma de encarar el ocio y las relaciones interpersonales.... Todo ello converge de forma fatal cuando sobreviene un ictus.
Después está el tema de la revisión de todo aquello que no deberías haber hecho, de los errores que crees que has cometido a lo largo de tu vida y que pueden haberte conducido a esta situación. Desde mi punto de vista, aunque es un ejercicio interesante, no merece la pena darle muchas vueltas. La propia palabra "accidente" es indicativa de que, a posteriori, es muy fácil señalar todo aquello que hiciste incorrectamente. En el caso de un accidente de tráfico, pongamos por caso, enseguida das con los errores que podías haber evitado: no descansar suficientemente, no despistarte con el aparato de radio, circular a más velocidad de lo aconsejable... Lo mismo ocurre con el ictus: debería haber prestado más atención a mi presión arterial, no debería haber abusado del alcohol en tal o cual situación, ni comer tantas grasas, no debería haber forzado tanto mi organismo... Como digo no merece la pena darle vueltas al tema. Lo pasado pasado está. Es mejor centrar la atención en lo que puede hacerse a partir del día "0". Intentar rehabilitar al máximo y tratar de normalizar tu vida tanto como sea posible.
Lo que tengo claro es que, a pesar de lo que se suele decir, ni la casualidad ni la mala suerte son las causas del ictus. El ataque sobreviene como consecuencia de múltiples factores, todos ellos perfectamente explicables a poco que se indague en la historia personal del sujeto. Y también quiero dejar claro que no me parece una buena estrategia culparse o fustigarse por haber llevado un estilo de vida determinado. Cada uno hemos encarado la vida de la mejor forma que nos ha parecido en cada momento. No queda más remedio que asumir nuestros errores y nuestras equivocaciones si así los queremos llamar.
jueves, 1 de septiembre de 2016
Se complicó el retorno
Pues sí, amigos. La previsión de un excelente verano-16 no se ha cumplido por causas de orden mayor. Como bien dice el dicho: "El hombre propone..."
El día 15 de julio sufrí un ictus y permanecí una semana ingresado en el hospital. Afortunadamente las consecuencias no han sido devastadoras y puedo llevar una vida bastante normalizada.... -dentro de lo que cabe- ya que soy capaz de hacer vida autónoma sin muchas complicaciones.
Aún así no escondo que pasar por una experiencia de este calibre te deja profundamente marcado. Todavía estoy en proceso de recuperación. Debo mejorar el habla y entrenar más la sonrisa que es el conector social por excelencia. También tengo que rehabilitar la fuerza y precisión con el brazo y la mano izquierda. En la pierna izquierda tengo menos fuerza pero puedo caminar sin mucha dificultad. Así que faena no falta. Voy a estar bien entretenido.
Dedicaré, pues varias entradas a hablar de mis pensamientos y reflexiones después del "episodio". Creo que puede ser liberador e incluso útil para otras personas que atraviesen por una experiencia similar. Tengo claro que la mejor estrategia para abordar esta situación tan especial es hablar de ella con toda franqueza, sin esconder nada. Y, en línea con lo que viene siendo mi estilo en este blog, lo haré desde una perspectiva proactiva y de mejora continua. He hecho mío un lema que me ayuda a afrontar mejor la situación y evitar el desánimo pero también las falsas expectativas: "Siempre realista, pero nunca conformista"
El día 15 de julio sufrí un ictus y permanecí una semana ingresado en el hospital. Afortunadamente las consecuencias no han sido devastadoras y puedo llevar una vida bastante normalizada.... -dentro de lo que cabe- ya que soy capaz de hacer vida autónoma sin muchas complicaciones.
Aún así no escondo que pasar por una experiencia de este calibre te deja profundamente marcado. Todavía estoy en proceso de recuperación. Debo mejorar el habla y entrenar más la sonrisa que es el conector social por excelencia. También tengo que rehabilitar la fuerza y precisión con el brazo y la mano izquierda. En la pierna izquierda tengo menos fuerza pero puedo caminar sin mucha dificultad. Así que faena no falta. Voy a estar bien entretenido.
Dedicaré, pues varias entradas a hablar de mis pensamientos y reflexiones después del "episodio". Creo que puede ser liberador e incluso útil para otras personas que atraviesen por una experiencia similar. Tengo claro que la mejor estrategia para abordar esta situación tan especial es hablar de ella con toda franqueza, sin esconder nada. Y, en línea con lo que viene siendo mi estilo en este blog, lo haré desde una perspectiva proactiva y de mejora continua. He hecho mío un lema que me ayuda a afrontar mejor la situación y evitar el desánimo pero también las falsas expectativas: "Siempre realista, pero nunca conformista"
viernes, 1 de julio de 2016
¡¡¡VACACIONES!!!
Sí, amigos. Un alto en el camino. Dos meses para cambiar de actividad, para dedicarme "full time" a lo que me apetezca hacer en cada momento. Me cojo vacaciones y durante los meses de julio y agosto no escribiré entradas en el blog. Me concedo a mí mismo esa licencia. En septiembre retomaré de nuevo la tarea.
Mientras tanto, os deseo a todos y a todas ¡¡FELICES VACACIONES DE VERANO!!
jueves, 30 de junio de 2016
Se repite el ciclo
Este año también he tenido ocasión de participar en la ceremonia de años pasados. Para estas fechas es cuando la cereza está en su punto en la zona del Frasno, Inogés y Santa Cruz de Grío. Y este año, de nuevo hemos repetido experiencia. Allí hemos acudido para admirar de nuevo las mil y una variedades de este manjar. Para disfrutar con su excelente sabor y captar los matices que diferencian las distintas variedades.
Es un buen motivo y una excelente excusa para reencontrarnos de nuevo viejos compañeros de trabajo. Para ponernos al día de cómo han ido las cosas en este período de tiempo. Para constatar cómo un año más a nuestras espaldas ha acentuado un poco más tal o cual arruga, tal o cual mancha de la cara...
Y también para disfrutar -sin más- de toda la experiencia: el viaje hasta el pueblo en amena conversación, la elección de las frutas más sanas y maduras previa cata de todas ellas. La compra de varias cajas para regocijo de nuestras respectivas familias... Y el hecho de tomarnos una caña en el bar del pueblo para profundizar en nuestras respectivas experiencias anuales y enfrentar mejor el calor asociado a estas fechas.
Sí, amigos, el ritual cerecil se ha repetido en junio.
miércoles, 29 de junio de 2016
Soy muy listo
De las conversaciones e interacciones con tus iguales siempre aprendes cosas nuevas. A veces no hace falta ni conversar; basta con la observación pausada y sosegada. Este segundo método también aporta, por lo general abundante información y de calidad.
Últimamente vengo reflexionando sobre el hecho de que la mayoría de las personas de mi edad (yo me incluyo también, por supuesto) manifestamos una clara tendencia hacia la auto complacencia con las tareas en las que estamos involucrados. Ya sea dedicarse a la jardinería, compilar un programa o hacer senderismo. Es igual. Todos nos declaramos extra-competentes en las distintas tareas o aficiones que más nos absorben. Somos los más ingeniosos, los más ocurrentes, los más constantes, los más hábiles, los mejor informados, los más sistemáticos, los más dedicados... Y así lo manifestamos a todos los que nos quieran escuchar.
No digo yo que tal conducta refleje un deseo de reforzamiento del yo. O una reafirmación de los propios principios del sujeto. Lo que ya me queda más claro es que todos necesitamos aprobación, atención y comprensión. Bastantes están también necesitados de admiración por parte de los demás. Y unos pocos quizás desearían -quizás de forma inconsciente- hasta que les hicieran un monumento.
martes, 28 de junio de 2016
¡Bendito Internet!
Cojo una regular cosecha de cerezas y me ilusiono con hacer mermelada con ellas. No me hace falta preguntar a nadie. Tecleo "mermelada de cerezas" y allí, de pronto, aparecen multitud de amigas, amigos y consejeros orientándome sobre cómo proceder. No sólo eso. También puedo acudir a Youtube y seguir al pie de la letra las indicaciones que me van dando los expertos en sus tutoriales.
¿Que me falta una pieza para completar una instalación de riego y no la encuentro en el establecimiento habitual? No hay problema. De nuevo me asomo al escaparate mundial y allí encuentro la pieza buscada así como mil y una variaciones de diseño, por si fuera necesario.
¿No sabes cómo desmontar los amortiguadores del portón trasero de tu coche? También San Internet te lo resuelve.
¿Quieres ponerte al día con el inglés? ¿Empezar a aprender, por ejemplo, polaco? ¿Enterarte un poco en qué consiste el Gran Acelerador de Hadrones? Lo que quieras. Sólo tienes que disponer de tiempo para ponerte al día de las últimas novedades.
Amigos, tenemos la suerte de vivir en una época dorada para el aprendizaje. TODO el conocimiento está ahora al alcance de nuestra mano, a la distancia de un click.
lunes, 27 de junio de 2016
Convidado de piedra
El otro día tuve ocasión de asistir a una reunión en la que, en principio, yo pensaba que también iban a venir otros conocidos. No fue así. Sólo pude contar con la presencia del amigo que me invitó pero el resto eran desconocidos para mí. Y, además, para más inri, todos bastante más jóvenes que un servidor.
La cita se prolongó al menos durante un par de horas y yo hice varios intentos de meterme en conversación con los asistentes. Nada, en vano. Ellos y mi amigo tenían muchas experiencias en común y bastantes cosas que contarse y yo no sabía por donde meter baza. En su animada charla no cabía intervención alguna por mi parte. Y cuando lo intentaba, creía adivinar una cara de cierta extrañeza en mis contertulios.
No hay nada como vivir en primera persona experiencias impactantes. Allí caí en la cuenta y pude vivir en primera persona lo que significa la expresión "ser un convidado de piedra".
domingo, 26 de junio de 2016
No somos mejores que ellos
Siempre me estremezco cuando, en la televisión, ponen algún reportaje sobre la vida salvaje. Lo que ocurre en la selva o en la sabana se puede resumir en pocas palabras: la lucha por la supervivencia.
Y me resultan especialmente escalofriantes las imágenes en las que, un león, por ejemplo, se merienda viva a una cebra o a un cervatillo, lo mismo me da. Ni asomo de piedad. Ni rastro de sentimiento alguno. Cero de empatía. Perfectamente el rey de la selva puede detener su yantar para rascarse la oreja u otear el horizonte mientras su presa convulsiona en sus últimos estertores con los higadillos fuera.
O allí tenemos a las hienas acosando hasta su desfallecimiento a la cría de un antílope para, posteriormente deshacerlo a mordiscos. Los cocodrilos, los tigres, las cobras... Tampoco se quedan atrás.
Pero ahora mismo acabo de ver un reportaje sobre la pesca con almadraba. Allí todo se urde para que los atunes queden finalmente confinados en un mínimo reducto donde se acaba con ellos arponeándolos. Aunque lo mejor viene luego. En el posterior despiezado, donde la primera acción "técnica" que se lleva a cabo es la decapitación del atún. Algo espectacular y también escalofriante.
Y luego estaría el tema de las guerras, los malos tratos, las torturas...
Entendedme. No quiero parecer un misicas. Y asumo que todos los días nos llevamos a la boca pedazos de animales a los que -sin miramiento alguno- les hemos arrebatado la vida.
Por eso creo que los humanos no somos en ese aspecto especiales. Seguimos a pie juntillas la ley de la naturaleza. No, no somos mejores que ellos.
sábado, 25 de junio de 2016
El Brexit
Mal asunto votar a favor de la separación de Europa. Me parece una decisión desafortunada. En la que han intervenido -con seguridad- múltiples factores que, posiblemente, poco tengan que ver con la identidad europea.
A mí me parece estupendo que los británicos se sientan orgullosos de sus tradiciones, de sus costumbres y de su cultura. Pero ese orgullo nacional, en ocasiones raya en la exageración. Cuando he viajado a Londres, siempre me ha llamado la atención el énfasis que ponen en señalar la "britanidad" de los productos que se venden en los supermercados. Y en general en cualquier bien de consumo. Algo que, a mi entender raya en lo histriónico. Y cuando hemos viajado por el norte del Reino Unido también hemos observado cierto desdén en el trato a los que nos consideran "no nacionales".
Cuando una comunidad se siente diferente, incluso superior en sus hábitos y costumbres, cuando se muestra la bandera nacional como signo de orgullo pero también de superioridad respecto a otros estados, algo no encaja. Menos en un planeta globalizado. Esto -creo yo- es de aplicación tanto a vascos como a catalanes o alemanes. Me da lo mismo.
Desde mi punto de vista, lo idóneo sería enviar a los líderes más aguerridos, a los más acérrimos con la superioridad de su país durante unos cuantos meses a la Estación Espacial Internacional. Que convivan entre ellos. Que hablen entre sí los miembros de nacionalidades que se creen superiores. Y que dependan de la base en tierra para su supervivencia.
Un día tras otro verían por las escotillas de la estación la pequeña bola azul, la canica en la que vivimos, el planeta que nos alberga. Creo que eso representaría una buena señal de humildad.
Yo, amigos, me siento no ya ciudadano del mundo sino ser privilegiado del universo en el que hemos tenido la fortuna de vivir.
viernes, 24 de junio de 2016
Noticias curiosas
Yo ya lo iba notando pero hete aquí que hoy me encuentro con la noticia de que tanto los monos como los humanos parece que tienden a reducir su círculo social al envejecer.
Las causas no están claras, pero la constatación de que en ambas especies se produce una especie de "selección social" asociada al envejecimiento, da mucho que pensar y ofrece mucha materia para indagar sobre las causas de nuestro comportamiento.
Analizo mi propia experiencia y veo que los lazos de amistad que, en su momento, trabé en mis trabajos, es verdad que, al jubilarte se debilitan de forma palmaria. Y, para mi el motivo está claro.
Cuando pertenecemos a un grupo social nos esforzamos en mantener buena relación con los miembros de ese grupo. Hacemos todo lo posible para que nos estimen y nos tengan en cuenta. Yo casi aludiría a un "síndrome de Estocolmo" asociado al hecho de estar integrado en una organización. Con posterioridad, al no sentir la necesidad de aprobación y de pertenencia al grupo y, más todavía, si te integras en otros grupos, los lazos relacionales con nuestros anteriores compañeros se debilitan.
Pero siempre hay excepciones. También he constatado que el empeño y la insistencia en mantener los lazos por parte de algún miembro del grupo casi siempre es correspondido con anuencia por parte del resto de los miembros.
Las causas no están claras, pero la constatación de que en ambas especies se produce una especie de "selección social" asociada al envejecimiento, da mucho que pensar y ofrece mucha materia para indagar sobre las causas de nuestro comportamiento.
Analizo mi propia experiencia y veo que los lazos de amistad que, en su momento, trabé en mis trabajos, es verdad que, al jubilarte se debilitan de forma palmaria. Y, para mi el motivo está claro.
Cuando pertenecemos a un grupo social nos esforzamos en mantener buena relación con los miembros de ese grupo. Hacemos todo lo posible para que nos estimen y nos tengan en cuenta. Yo casi aludiría a un "síndrome de Estocolmo" asociado al hecho de estar integrado en una organización. Con posterioridad, al no sentir la necesidad de aprobación y de pertenencia al grupo y, más todavía, si te integras en otros grupos, los lazos relacionales con nuestros anteriores compañeros se debilitan.
Pero siempre hay excepciones. También he constatado que el empeño y la insistencia en mantener los lazos por parte de algún miembro del grupo casi siempre es correspondido con anuencia por parte del resto de los miembros.
jueves, 23 de junio de 2016
Reflexiones de Perogrullo
Últimamente se me ocurren muchas entradas para el blog fundamentadas, basadas, en asuntos que, aparentemente, son triviales. Pero la realidad es que sólo con mantener nuestras antenas conectadas, la variedad de temáticas que aparecen ante nosotros se muestra prolija, exuberante.
Es el caso, que me ha venido hoy a la mente sobre la utilidad del agua a presión. Y la génesis de esta reflexión hay que buscarla -como casi todo- en la propia práctica, en la experiencia personal de cada uno.
Estoy intentando montar un sistema de riego de los árboles de la parcela de Villamayor y allí el agua discurre por acequias. No hay presión. El tema es que si se riega "a manta", como siempre, comienzan a crecer hierbas por doquier. La clave está en regar de forma localizada el área que rodea el pie del árbol. Y mucho mejor con presión. La tarea se realiza con más rapidez cuanto mayor volumen de agua salga por la correspondiente tubería.
De lo que se deduce otro aserto no menos importante: la enorme ventaja de la conducción del agua a través de tubos de polietileno para dirigirla hacia donde nos convenga.
Esta doble combinación: agua entubada y presión favorece enormemente el desarrollo de sofisticados sistemas de riego que, además ahorran agua por un tubo (nunca mejor dicho).
Sí, amigos, perogrulladas. No me importa reconocerlo. La enseñanza de hoy es que la mejor manera de reflexionar sobre algo es vivenciarlo.
Es el caso, que me ha venido hoy a la mente sobre la utilidad del agua a presión. Y la génesis de esta reflexión hay que buscarla -como casi todo- en la propia práctica, en la experiencia personal de cada uno.
Estoy intentando montar un sistema de riego de los árboles de la parcela de Villamayor y allí el agua discurre por acequias. No hay presión. El tema es que si se riega "a manta", como siempre, comienzan a crecer hierbas por doquier. La clave está en regar de forma localizada el área que rodea el pie del árbol. Y mucho mejor con presión. La tarea se realiza con más rapidez cuanto mayor volumen de agua salga por la correspondiente tubería.
De lo que se deduce otro aserto no menos importante: la enorme ventaja de la conducción del agua a través de tubos de polietileno para dirigirla hacia donde nos convenga.
Esta doble combinación: agua entubada y presión favorece enormemente el desarrollo de sofisticados sistemas de riego que, además ahorran agua por un tubo (nunca mejor dicho).
Sí, amigos, perogrulladas. No me importa reconocerlo. La enseñanza de hoy es que la mejor manera de reflexionar sobre algo es vivenciarlo.
miércoles, 22 de junio de 2016
Reflexiones breves (II)
¿En qué ámbitos concretos y en qué porcentajes se podría estimar el beneficio que tiene en las personas la posesión de una mascota?
martes, 21 de junio de 2016
Reflexiones breves (I)
¿Se habrá estudiado el impacto en las costas y mares de todo el mundo de las cremas de sol de los millones de bañistas que a diario se bañan en ellos?
lunes, 20 de junio de 2016
Hormigas voladoras
Con la llegada del verano se produce todos los años la característica secuencia del vuelo de cientos, si no miles de hormigas que, estrenando sus incólumes alas, inician su fugaz vuelo con la finalidad de fundar nuevas colonias.
Lo mismo sucede en las mismas u otras fechas en otros ámbitos de la naturaleza, siendo común la característica de extender, de expandir al máximo los dominios de una u otra especie.
Ese afán multiplicador, esa desesperación por colonizar nuevos ámbitos no le es extraño al ser humano. Cuál ha sido el disparador de una conducta tan radical no se sabe con certeza. Si nos remontamos al origen de la vida, hace unos 4.000 millones de años veremos que el deseo de vivir, de multiplicarse y asegurarse la descendencia enseguida se instauró en todas las especies vivas desde las bacterias a los animales más complejos.
Y mirándolo con una óptica amplia, podríamos preguntarnos para qué. Con qué finalidad se realiza este enorme esfuerzo en las distintas biosferas, ya sea mar, tierra o aire.
Partiendo de la certeza de que el final trágico de nuestro planeta tiene una fecha de inicio y que el mismo universo parece ser que no se escapa de su ineluctable trágico final, resulta casi un sarcasmo este empeño por multiplicarse a toda costa.
domingo, 19 de junio de 2016
Marchas militares
Recientemente me ha regalado un amigo un DVD de marchas militares. Todo un detallazo que, desde aquí le agradezco de nuevo. Allí está representado lo más granado de los himnos nacionales de diversos países y también muchos otros de diferentes armas del ejército español así como canciones emblemáticas que, en su momento, sirvieron para arengar a uno u otro bando de la guerra civil.
La reproducción de estas marchas produce un efecto hipnótico, casi diría que narcótico por sus contundentes acordes y por la reiteración de la cadencia, del ritmo acompasado característico de este tipo de música.
Yo destacaría la percusión como el elemento más característico y diferenciador de las marchas militares. La contundencia del bombo y el tambor marcan el ritmo al que, supuestamente, deberían desfilar los soldados. Bien alineados y manteniendo el paso, por supuesto.
El espíritu gregario habitual en muchos ámbitos de la naturaleza, presenta -en el caso de los humanos- su mejor estampa, en los desfiles militares.
sábado, 18 de junio de 2016
Nuestras copias digitales
Dado el avance que están experimentando los sistemas de captura y almacenamiento digital y la bajada general de precios un año tras otro, no será de extrañar que comience a generalizarse la posibilidad de guardar a un precio asequible TODOS los pensamientos, reflexiones e interacciones personales que tienen lugar a lo largo de la vida de un individuo.
Esto plantea un dilema ético puesto que, si lo miramos de cerca, aquello que somos, nuestra conciencia y emociones y nuestras relaciones personales conforman nuestra esencia como individuos.
Sólo veo de momento una limitación que, seguro, no tardará en subsanarse. Y es la dificultad de registrar nuestros pensamientos. Digo que no creo que tarde en lograrse porque, bien mirado, nuestras reflexiones siguen una pauta lineal. Muy rápida en ocasiones, pero perfectamente registrable al fin y al cabo.
El archivo de unos cuantos años de todos los pensamientos y reflexiones de un individuo podría servir a su vez para ensayar algoritmos de respuesta personal a nuevas cuestiones que se plantearan al sujeto. De alguna manera podríamos afirmar que la vida eterna, en breve, estará al alcance de cualquiera.
viernes, 17 de junio de 2016
La norma del 10%
En la mayoría de los manuales de economía se repite la recomendación de ahorrar al menos un 10% de lo que uno ingresa para abordar posibles situaciones deficitarias en las que escasea la liquidez.
Y pensándolo bien, quizás la norma del 10% pudiera aplicarse a otras muchas situaciones en las que sólo se pueden derivar ventajas. Por ejemplo:
- En las vías urbanas no estaría de más circular a un 10% menos de la velocidad que marcan las señales. Supondría ir a 45 km/h con lo que nos ahorraríamos multas e incrementaríamos la seguridad de los peatones.
- Comer y beber un 10% menos de lo que nos apetecería. Nuestro sistema digestivo también lo agradecerá.
- Dar un 10% de nuestros ingresos mensuales a una ONG. Es el mínimo solidario para empezar a colaborar con los demás.
- Hablar un 10% menos y escuchar un 10% más. Ya está comprobada la tendencia de todos y cada uno a monopolizar el uso de la palabra.
- Colaborar un 10% más de lo habitual en las tareas domésticas. Es cierto que los varones siempre tenemos mil y una excusas para escaquearnos de las faenas hogareñas.
- Ser un 10% más cariñosos y comprensivos con nuestras respectivas parejas. La calidad de la relación se verá enormemente beneficiada.
Se pueden añadir muchos más ámbitos en los que aplicar la norma del 10%. Como incremento o como restricción. Se trata de un esfuerzo asumible. Una buena forma de empezar a cambiar y a mejorar.
Y pensándolo bien, quizás la norma del 10% pudiera aplicarse a otras muchas situaciones en las que sólo se pueden derivar ventajas. Por ejemplo:
- En las vías urbanas no estaría de más circular a un 10% menos de la velocidad que marcan las señales. Supondría ir a 45 km/h con lo que nos ahorraríamos multas e incrementaríamos la seguridad de los peatones.
- Comer y beber un 10% menos de lo que nos apetecería. Nuestro sistema digestivo también lo agradecerá.
- Dar un 10% de nuestros ingresos mensuales a una ONG. Es el mínimo solidario para empezar a colaborar con los demás.
- Hablar un 10% menos y escuchar un 10% más. Ya está comprobada la tendencia de todos y cada uno a monopolizar el uso de la palabra.
- Colaborar un 10% más de lo habitual en las tareas domésticas. Es cierto que los varones siempre tenemos mil y una excusas para escaquearnos de las faenas hogareñas.
- Ser un 10% más cariñosos y comprensivos con nuestras respectivas parejas. La calidad de la relación se verá enormemente beneficiada.
Se pueden añadir muchos más ámbitos en los que aplicar la norma del 10%. Como incremento o como restricción. Se trata de un esfuerzo asumible. Una buena forma de empezar a cambiar y a mejorar.
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