Los días inmediatamente posteriores al accidente cerebral no fueron sencillos. Estuve ingresado en la "Unidad de Ictus" del hospital Royo Villanova. Monitorizado día y noche, un montón de cables transmitían la información de los sensores repartidos por mi cuerpo. Me sentía como un alienígena.
La segunda noche lo pasé muy mal. A la incertidumbre del alcance de mis afecciones se sumaron una interminable serie de calambres en la pierna. No pegué ojo en toda la velada. Mis pensamientos y emociones se entrecruzaban a velocidad vertiginosa. Me sentía fatal. Creía morir.
Una vez que amaneció y al comprobar que todavía estaba vivo me prometí que escribiría una entrada en el blog con el título que he puesto. Sí, aquella noche me pareció visitar la antesala de la muerte
Impresionado con el relato,....pero lo querías contar y ahí está,secuencias de una vida, fuiste valiente, y para adelante, como dices tú, tirar para adelante. Un abrazo de javier
ResponderEliminarGracias por tus ánimos, Javier. Sé que te haces cargo de lo que supone este mal trago. Y que compartes conmigo la importancia de la determinación para salir adelante.
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