Veamos: si en un bosque en el que no hay personas ni animal alguno cae un árbol, ¿ese árbol hace ruido?
Parece una pregunta fácil de responder. Y casi todo el mundo lo hace afirmativamente. Pero en realidad, lo que tenemos cuando cae el árbol son diminutas ráfagas de aire que se originan cuando las ramas y el tronco golpean bruscamente el suelo. Para que exista la experiencia de sonido se necesitan un observador, un oído y un cerebro y que las ráfagas de aire tengan entre 20 y 20.000 pulsaciones por segundo que es el intervalo audible para una persona. Así pues la respuesta a la pregunta inicial es no.
Sí, amigos, aunque lo sabemos, muchas veces nos olvidamos que la realidad física que nosotros observamos está mediada por nuestros receptores sensoriales. Ni la luz ni el sonido ni las mil y una texturas que podamos diferenciar tienen en realidad entidad propia. Es nuestro cerebro el que se encarga de procesar la información que le llega y de darle un sentido. Podemos decir que, en realidad todas las experiencias se construyen en nuestro cerebro.
De la misma forma la conciencia de mí mismo; mi yo, también se articula en las mil y una conexiones neuronales que sin cesar están interaccionando. Lo que yo soy y lo que me considero también pasa necesariamente por los filtros perceptivos que alimentan nuestras redes neuronales.
Por otro lado, ¿cuándo una persona deja de percibirse como ser único y diferenciado? Evidentemente cuando hay un daño cerebral que afecta al conjunto de neuronas que rigen esta capacidad. Es el caso, por ejemplo del Alzheimer u otras dolencias que impliquen pérdida de la propia identidad.
A la ciencia se le escapa la explicación de cómo puede ser que de la materia inanimada arrojada al espacio por sucesivas generaciones de hornos estelares pueda surgir no sólo la vida sino también la conciencia de existir, de considerarnos únicos y diferenciados del resto de nuestros semejantes, con nuestros razonamientos, pensamientos y emociones...
Pero llevando más lejos el tema, dejad que entre en un campo que me apasiona cual es la posibilidad de que también exista vida y otras conciencias en alguno o en muchos otros planetas del descomunal universo en el que vivimos. Cada vez hay más indicios de que esto es muy probable. Y sólo es cuestión de tiempo el que podamos comprobarlo fehacientemente.
¿Qué sentido tiene todo esto? Si es que podemos hablar en estos términos. Y si al final, el universo conocido termina por desaparecer... ¿para qué habrán servido las conciencias que hayan poblado todos esos planetas?
No encuentro respuestas en los libros. Nadie lo sabe. Nos aferramos a nuestras experiencias y a nuestros recuerdos y asumimos que aunque desconozcamos los misterios profundos de la vida debemos disfrutar de nuestro devenir viviendo cada momento como si fuera único. Aprovechando al máximo el regalo de la vida y de nuestra propia conciencia.
Los filtros perceptivos, como bien dices,son los que evalúan los momentos,las situaciones y los llenan de importancia, a raíz de ahí actuar y a disfrutar, somos distintos, la inteligencia nos marca y nos hace tomar las decisiones que nos hagan felices,....escapar de las tristezas, Un abrazo de Javier
ResponderEliminarOK, D. Javier. De total acuerdo con sus precisiones...
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