Hace 66 millones de años, al final del Cretácico Superior, el pepinazo de un asteroide de 10 km de diámetro le dio el empujón final al ya iniciado proceso de desaparición de casi el 75% de los géneros biológicos que vivían por aquella época en la Tierra.
No sé vosotros, amigos, pero yo todavía no me he acostumbrado a manejar escalas de tiempo tan enormes. Me pongo a pensar en lo que representa un millón de años y no me cabe en la cabeza un período de tiempo tan exagerado.
Pero, agárrate, que la edad estimada de nuestro planeta es de 4.470 millones de años millón arriba, millón abajo. Una cifra colosal. Más difícil de manejar todavía. Y se cree que el universo nació hace unos 13.798 millones de años. Ahí es nada.
Por contraste, el otro día en una tienda de mascotas de Puerto Venecia pude enterarme que la longevidad media de un hámster sirio es de 2 a 3 años y la de uno ruso de 1,5 a 2 años. La mosca de la fruta tiene una vida media de 30 días.
¿Adónde quiero llegar con estas reflexiones? Pues como os podéis imaginar, en la línea de mis anteriores entradas, una idea resalta para mí: la relatividad del tiempo, la constatación de que todo tiene un principio, sí, pero también un final inevitable que está escrito ya desde el momento que surgió el universo que conocemos.
Un día no representa lo mismo para el hámster que para una persona. Y menos aún para el planeta tierra, nuestra galaxia o nuestro grupo local.
Volviendo a lo del millón de años, son 1.000 veces 1.000 años. Eso teniendo en cuenta que ya nos cuesta hacernos cargo de lo que significan 100 años.
En fin, amigos. Elucubraciones sobre nuestro devenir. En este terreno todos los números convergen en la idea del empequeñecimiento del ser humano, un buen antídoto contra la soberbia.
La mente asimila nuestro trozo de existencia, que la del hombre aún es grandecica,...aun, y pienso que todo está medido para que tenga un cauce bello para disfrutarla al máximo, es el tiempo que tenemos asignado en este gran teatro de la inteligencia para valorar todo y ponerle el color que queramos, esa es nuestra ventaja. Un abrazo de Javier.
ResponderEliminarSí señor. Magníficas reflexiones que apuntalan con más fuerza el milagro de la vida, la conciencia y la existencia. Pensamientos que giran todos ellos en torno al misterio de la biogénesis.
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