En la mayoría de los manuales de economía se repite la recomendación de ahorrar al menos un 10% de lo que uno ingresa para abordar posibles situaciones deficitarias en las que escasea la liquidez.
Y pensándolo bien, quizás la norma del 10% pudiera aplicarse a otras muchas situaciones en las que sólo se pueden derivar ventajas. Por ejemplo:
- En las vías urbanas no estaría de más circular a un 10% menos de la velocidad que marcan las señales. Supondría ir a 45 km/h con lo que nos ahorraríamos multas e incrementaríamos la seguridad de los peatones.
- Comer y beber un 10% menos de lo que nos apetecería. Nuestro sistema digestivo también lo agradecerá.
- Dar un 10% de nuestros ingresos mensuales a una ONG. Es el mínimo solidario para empezar a colaborar con los demás.
- Hablar un 10% menos y escuchar un 10% más. Ya está comprobada la tendencia de todos y cada uno a monopolizar el uso de la palabra.
- Colaborar un 10% más de lo habitual en las tareas domésticas. Es cierto que los varones siempre tenemos mil y una excusas para escaquearnos de las faenas hogareñas.
- Ser un 10% más cariñosos y comprensivos con nuestras respectivas parejas. La calidad de la relación se verá enormemente beneficiada.
Se pueden añadir muchos más ámbitos en los que aplicar la norma del 10%. Como incremento o como restricción. Se trata de un esfuerzo asumible. Una buena forma de empezar a cambiar y a mejorar.
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