Nunca hasta ahora había caído en la cuenta. Jamás hubiera pensado que mis percepciones se afinaran hasta este punto. Ni que fueran tan abundantes.
Pero sí, amigos. Desde el momento que pasas por una mala racha en tu estado de salud o que, directamente, tu cuerpo te da un aviso importante, las observaciones se vuelven más nítidas. No puedes obviarlas. La realidad es tozuda. Están ahí.
Es posible que se deba a un efecto de compensación o de solidaridad con los que sufren ¡Qué se yo! Lo cierto es que desde que tuve el ictus, soy más consciente de la cantidad de personas que padecen alguna deficiencia. Que tienen alguna minusvalía. Que necesitan alguna ayuda para poder llevar una vida normal.
A todos ellos los he englobado bajo el título genérico del "Gremio de los averiados". Y, como podéis comprender, son muchos los que pertenecen a esta categoría.
Dejando aparte a los que deben permanecer postrados en la cama y a los que están hospitalizados, los miembros de este club pueden visualizarse a diario por nuestras calles.
Ahí tenemos a los que necesitan una silla de ruedas. Bien empujada por otras personas o con tracción para realizar de forma autónoma sus desplazamientos habituales. Ellos representan el escalón más alto de la dependencia.
Luego están los que necesitan bastón o alguna otra ayuda para poder caminar. O un respirador para mantener a raya la apnea del sueño... Un grado menor de dependencia. Pero sin estos recursos no podrían hacer una vida normal.
Tenemos también a los que necesitan tomar medicación a diario para contener sus déficits. A esta subclase se suman un montón de personas. Y por lo que voy viendo muchas de ellas deben ingerir una importante cantidad de fármacos para poder ir tirando.
Normalmente la edad es un importante condicionante de entrada en el gremio. No siempre. Pero a mayor edad, más posibilidades de ingresar en la sociedad. Está claro que el organismo se va deteriorando con los años.
Lo que me resulta prístino es que, en un momento u otro de nuestras vidas, todos sin excepción acabaremos perteneciendo al colectivo de los averiados. Esto es algo que no había procesado pero que ahora veo de forma nítida.
La consecuencia clara de todas estas reflexiones es que hay que esforzarse y que vale la pena llevar un estilo de vida que propicie la prevención de enfermedades y, por ende el ingreso lo más tarde posible en el "Gremio de los averiados".
Eres auténtico ,José Luis, con tus percepciones, cuentas, informas y a la vez ayudas.A estas edades en el gremio de los averiados más o menos estamos todos pero es bueno , como tú dices,alertar a los sanos para que tomen medidas,...saludos de Javier
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