Ahí tenéis la foto de la aliaga florecida. Tomada el 28 de marzo. En el yesífero territorio de Villamayor de Gállego. Ese día parecía que el tiempo iba a serenarse y estabilizarse definitivamente.
No ha sido así. Los vaivenes de la atmósfera -aunque en gruesas líneas, predecibles- son este año más aleatorios. Más caóticos si se quiere.
Los árboles y las plantas en general andan un poco despistados porque no se atreven a desplegar sus flores y, sin embargo, ya se le pasa el asado. Algo parecido les ocurre a los animales. Las carambolas climatológicas en la troposfera han dado lugar este año a un tiempo revuelto y un tanto desconcertante.
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