Hoy hemos quedado varios amigos para entregar un obsequio a un compañero que recientemente se ha doctorado. Y de paso hemos aprovechado para tomar un café y ponernos al día de nuestras cosas.
La jornada se ha desarrollado en un ambiente muy amistoso, alegre y desenfadado. Todos teníamos ganas de hablar y cada uno ha tenido su tiempo de intervención. Y nos hemos reído de lo lindo. Contando anécdotas, chistes y chascarrillos. Ha sido un encuentro estupendo.
Cuando ya volvía para casa iba reflexionando sobre el buen rato que había pasado. Hace tiempo que llegué a la conclusión de que realizar actividades sociales y reírse son dos aditamentos fundamentales que contribuyen al equilibrio emocional. Como dice el dicho: "Un día sin risa, es un día perdido".
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