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Recuerdo también en otra ocasión que Telefónica instaló -sin mi permiso- una gran caja de derivación en la fachada de mi garaje. Me las tuve que desear hasta que conseguí que la retiraran.
O cuando adquirí mi Toyota Yaris y fui a interesarme por el ruido que hacía la caja de cambios al poner la macha atrás. No me hicieron ni caso.
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De Caja España e Ibercaja ya he hablado en varias ocasiones en este blog. Sueño con el día que pueda olvidarme de ellos.
Asimismo recuerdo cuando Endesa cambió la instalación eléctrica de las calles de mi pueblo. El nuevo trazado se hizo a zapatazos sin tener en cuenta para nada que Uncastillo es monumento histórico-artístico.
De todas formas, yo creo que en el mundo empresarial también opera la selección de las especies. Sobrevivirá el mejor adaptado. Desde luego, a largo plazo, las empresas que se comportan de manera tan incívica y tan prepotente tenderán a desaparecer. Y cuando eso ocurra, con las que me han tratado tan mal, yo lo celebraré.
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