Paso por los colegios públicos de mi barrio y observo cómo las zonas verdes de los recreos están, por lo general, dejadas de la mano de Dios. Lo mismo ocurre, salvo contadas excepciones, en los colegios e institutos públicos de otras zonas de la ciudad.
Y digo yo que bien habrá que predicar con el ejemplo. En los currículos oficiales todo son loas a la ecología, al buen gusto y al cuidado y conservación de plantas y jardines. Pero la triste realidad refleja, de nuevo, la dejadez de los responsables de los jardines de los centros educativos. Si ampliamos la mirada, quizás también tendríamos que preguntarnos por la sensibilidad y el buen gusto de los padres de los alumnos y de los directivos de esos centros con los patios abandonados.
Imagino que, al igual que el mantenimiento de los edificios, el de las zonas ajardinadas también corresponde al ayuntamiento.
De nuevo la curiosidad asoma a mi mente y hace que me pregunte cómo está regulado (si es que lo está) el cuidado y adecentamiento de las zonas verdes de los centros públicos de enseñanza de Zaragoza.
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