Quizás en la foto no se aprecian, pero la instantánea está tomada justo en el momento en que las grullas sobrevolaban mi casa. Su característica llamada se escuchaba en toda la ciudad. De vez en cuando las aves detenían su avance para reagruparse y tomar nuevo impulso. De inmediato, como por arte de magia, unas cuantas tomaban el liderazgo y el resto, de forma ordenada se disponían en forma de punta de flecha para proseguir su viaje.
No me extraña que nos llamen la atención tanto sus cantos como sus maravillosas formaciones de vuelo. Verlas y oírlas despierta en nosotros algo ancestral. Algo que nos vincula a todos los seres vivos sin excepción.
No hay comentarios:
Publicar un comentario