Hoy he ido a dar una vuelta por sus colmenas con un apicultor. El hombre ya rondará los 70 si no los supera. Pero es de admirar su afición, conocimiento y dedicación por el mundo de las abejas.
Poco a poco con empeño y constancia se ha ido haciendo con un importante número de colmenas. Ha tenido que buscar los emplazamientos, solicitar y tramitar los permisos correspondientes y acondicionar el terrero. Colocar las colmenas y seguirlas con diligencia. Así, pasito a pasito se ha ido construyendo su personal universo apícola.
Mantiene su "ganadería" con especial dedicación. Y extrae una miel riquísima que hace las delicias de todo el mundo.
Cuando le preguntaba cómo ha ido construyendo semejante imperio apícola, el me ha contestado de forma amable y también lacónica: esfuerzo y tesón, me ha dicho. Esa es la clave.
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