Hoy la reflexión viene de la mano de las impactantes imágenes de inundaciones y golpes de mar que, cada vez con más frecuencia, se asoman a nuestro televisor.
Y es que cualquier evento climático que se salga de lo "normal" nos empieza a poner la piel de gallina. Con el añadido de que, últimamente, parece que los arrebatos de la naturaleza son cada vez más frecuentes y de mayor intensidad. Ante una súbita descarga de agua, un huracán o una tormenta de consideración, el tamaño aparente del ser humano se achica. Quedamos a merced de los elementos. En esas situaciones damos la talla de lo que representamos.
Dada la rápida sucesión de imágenes y noticias en el televisor, casi no nos percatamos del alcance y la potencia destructiva de muchos fenómenos meteorológicos recientes. Convendría, no obstante, tomar nota y grabarnos en la mente pautas de serena actuación por si en alguna ocasión nos pilla alguno de ellos.
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