Que hoy, 8 de noviembre se esté la gente bañando en Valencia o que en Santander haga un calor veraniego, llama ciertamente la atención. Como dicen las personas mayores: esto no se había visto en la vida.
Pero la vida de un mayor es muy breve comparada con la escala cronológica de, por ejemplo, los dos últimos millones de años de la tierra. Y mucha gente se consuela creyendo que se trata de una fluctuación natural de la climatología en nuestro planeta. De una incidencia sin mucha importancia.
Pero parece ser que no. Que ahora la cosa va en serio. Que el clima se está alterando por causas atribuibles a la contaminación generada por los humanos. Y entre las muchas noticias que, periódicamente van saliendo al respecto, yo destacaría dos:
- El fenómeno de olas gigantescas que rompen el hielo en el Océano Ártico
- La constatación de que, hablando en térninos de contaminación per cápita, los mayores emisores de carbono del mundo son países pequeños.
No es este el lugar en el que explicar los dos fenómenos. Los interesados lo podéis consultar en la revista Investigación y Ciencia de octubre y noviembre. Aún con todo, cabe reseñar también otro dato de gran impacto: sólo China arroja a la atmósfera entre 9.000 y 10.000 megatoneladas de dióxido de carbono y Estados Unidos entre 4.000 y 5.000 megatoneladas.
Ante este panorama y dado que los gobiernos no son muy ágiles a la hora de aplicar los programas de prevención, sólo cabe la insistencia de la sociedad civil para que esta loca carrera de emisiones de CO2 se frene cuanto antes.
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