Corral "escachau" de la Manzana |
Vengo observando, ya desde hace unos años, una inusual inclinación mía a tomar fotos de corrales "escachaus" (derruidos). Y más de una vez me he parado a reflexionar sobre el motivo de esta afición.
Me llama la atención la solemne soledad de estos retazos de historia. Me consterna pensar en la ilusión con la que los promotores de la obra iniciaron -probablemente- su construcción. Pienso en las personas que a lo largo de los años debieron convivir entre sus muros. El abnegado trabajo agrícola y el merecido descanso a la luz del candil. El día a día de sus moradores...
Y ahora todo ha quedado mudo, quieto, en silencio.... El tiempo -inclemente- se va encargando de borrar cualquier rastro de vida... Lo que eran se va quedando atrás...
Los corrales escachaus no tienen la categoría de sus primos los castillos ni de sus parientas las iglesias. Pero, para mi gusto, son fósiles todavía bien conservados de lo que fue un estilo de vida, una época pretérita en la que el día a día se escribía con letras de sudor y esfuerzo. Hombres, tierra y animales estableciendo una triada formidable.
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