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viernes, 29 de octubre de 2021

El año de la conciencia


 La distinción entre el pasado, presente y futuro es sólo una ilusión obstinadamente persistente.

Albert Einstein


Cada vez que veo en YouTube la frialdad con la que una manada de cocodrilos, por ejemplo, devora viva a una cebra o como una pitón engulle -también viva- a una cría de antílope, no puedo dejar de pensar en la indiferencia de estos depredadores ante el sufrimiento y la muerte.

Es cierto que algunas especies son más sensibles al dolor ajeno. Especialmente al de los miembros de su misma orden. Los elefantes y los gorilas son una muestra de ello. Pero su comportamiento cuando deben alimentarse no dista mucho de otros especímenes.

Siguiendo este hilo nos encontramos con la progresión que han llevado los seres humanos desde que ellos también se comían a sus semejantes hasta la actualidad.

Aparentemente, en la actualidad, el ser humano es más piadoso con estos asuntos. Si bien, cuando hemos de alimentarnos, no reparamos mucho en el sufrimiento de nuestras presas. Ahí están los mataderos y los despieces de carne. Habitualmente no lo presenciamos y tampoco reparamos en ello cuando nos comemos unas costillas de cordero o un bistec.

Muchas veces me pregunto: ¿Cómo se desarrolla la compasión en la mente de una persona? ¿Por qué hay personas más sensibles que otras? ¿Qué factores explican esas y otras realidades asociadas a la conciencia?

Estaréis conmigo que la conciencia sigue siendo un ámbito inexplorado y complejo. Cada día, cuando despertamos del sueño, el sutil mecanismo de la autoconciencia humana se pone en marcha. Desde el minuto 0 de la vigilia, todo lo que percibimos, recordamos o pensamos se desarrolla íntegramente en el marco de nuestra propia conciencia. Nuestra acciones se rigen por sus elucubraciones. Nuestros afectos y desafectos se generan en ella.

Después de esta reflexión (surgida de mi conciencia) ¿No creéis que merece la pena dedicar un tiempo a ampliar nuestro conocimiento sobre esta temática?

Yo creo que si. Y en una de esas decisiones rápidas que, a veces, suelo tomar; he decidido que -para mi- este próximo año 2.022 va a ser el año de la conciencia.

2.022 es el año de "los tres patitos". El 0 bien podría ser el estanque en el que se bañan. Un buen año para explorar nuestro mundo interior. Permitidme este margen de juego infantil. Quizás debiéramos recordar que jugar es siempre recomendable. A todas edades.

También como suele ser habitual en mi, tengo que planear el formato que le voy a dar a mi "año de la conciencia". Tengo claro que, además de escribir algo en el blog, tendré que leer y también escuchar a los estudiosos de este ámbito. Seguro que se me ocurrirán más cosas.

En fin, ya os iré contando cómo se desarrolla el año de los tres patos y cómo van mis avances en el conocimiento de la conciencia.

¡Hasta la próxima!


6 comentarios:

  1. Interesante artículo ,José Luis.Nosotros también somos naturaleza y tanto los animales como las personas ,tenemos necesidades primarias ,como es el comer.
    Ya decían los pensadores clásicos,con cierto sentido del humor y gracia,no exenta de puro y duro materalismo…je…je…:”PRIMUM MANDUCARE DEINDE PHILOSOPHARI”
    Un abrazo.

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  2. El tema de la compasión y la conciencia, da mucho de sí.
    Seguro que nos planteas reflexiones sabias con tus escritos.
    Aplaudo la idea.
    Toda la maldad se justifica por la escasez de conciencia y compasión.
    Tema muy de hoy día.
    Saludos.



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  3. Se agradecen de nuevo vuestros comentarios, Luis y Javier. Siempre representan el aliento y el apoyo que cualquier bloguero necesita para continuar con su tarea.
    ¡Un abrazo a los dos!

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  4. Interesante tema, sin duda. Conciencia humana, y animal?
    Se han visto predadores que parecen tener a veces compasión con otras especies que son potenciales presas, pero creo que son siempre hembras con claros instintos maternales.
    Sí me choca la postura de muchos Animalistas ante ciertos animales y sin embargo se deshacen sin turbación de otros. Porque? Porque son de una categoría interior?

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  5. Hola Jose Luis
    Sobre la conciencia, sentimientos y compasión te comento lo que observé estando paseando por la arboleda del río Ebro junto al pozo de S. Lázaro. Me encontré con una situación que creo merece cierta reflexión.

    Una chica soltaba de la correa a su perro Cocker cerca del atardecer mientras a pocos metros se hallaba un pescador con caña sentado sobre su pequeña silla plegable.
    El perro, muy activo y ágil, se lanzó rápidamente sobre un bando de palomas que bebían en la orilla, con tan buena suerte, que capturó una de ellas y se la llevó prestamente a su dueña, mientras se revolvía y aleteaba en sus fauces.
    La dueña se puso muy nerviosa
    "Perro malo, Perro malo" abroncaba a su mascota mientras le intentaba quitar la presa de su boca.
    Poco después consiguió arrebatarle la paloma que, ensangrentada, todavía seguía aleteando mientras el perro ladraba intentando recuperar su premio Guau, Guau.
    "PERRO MALO, PERRO MALO" seguía voceando la chica entrando casi en pánico.
    Yo contemplaba atónito la escena y el pescador sin levantarse se dirigió a ella gritando también:
    " MÁTALA, MÁTALA, no ves que está sufriendo? MÁTALA! "

    La escena final fue muy curiosa y digna de reflexionar:
    La chica en pánico sin saber que hacer con la mano ensangrentada,
    La paloma jadeando y goteando sangre,
    El pescador que se empezaba a poner nervioso viendo sufrir a la paloma e insistiendo con su "MATALA " a grito pelado.
    Y yo, que antes de partir, miré hacia la posición del pescador y contemplé, a su lado, sobre el suelo, un gran pez que todavía movía la cola e intentaba tomar oxígeno con movimientos agónicos de su boca mientras lentamente se secaban sus branquias.

    Para pensar. Humanos que somos.

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  6. Muy buenas observaciones, Jorge. La última reflexión no tiene desperdicio.
    Totalmente de acuerdo contigo. Son hechos que dan que pensar.
    ¡Un saludo!

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