"Los capitalistas roban como nosotros". Nicolas Maduro
Es una tarea simple donde las haya. Llenar unos bidones con agua y trasportarlos hasta el emplazamiento elegido con el fin de que no se agote el líquido elemento. El caso es que últimamente descubro que, precisamente por su sencillez, es una de las faenas que más me satisfacen.
Cuando planto un árbol, una aromática o cualquier otra especie vegetal, de inmediato derivo la obligación de mantenerlas con vida siempre que pueda.
Esta acción representa algo así como un contrato en el que, de mutuo acuerdo, yo me comprometo a velar por el mantenimiento de la planta y, a cambio, ella me corresponde con sus mejores galas en primavera y con curiosas transformaciones a lo largo de todo el año.
El hecho de provenir de familia de agricultores de secano seguro que no es ajeno a mi voluntad de mantener estable el suministro de agua. Los pueblos de regadío son un lujo. Todavía me asombro al ver la alegría con la que fluye el agua en las acequias de Villamayor.
Agua es vida. Y la escasez de agua y la aridez vienen a significar lo contrario. Si no que se lo digan a Marte. Hubo una época que en ese planeta (hace nada menos que 3.500 millones de años) hubo lagos de agua salada pero -probablemente debido a una tormenta solar- el agua desapareció.
Ahora tenemos ocasión de ver la desolación que reina en ese planeta. Las fotografías tomadas por los rovers marcianos nos muestran un paisaje árido y desértico que estremece.
En nuestro sistema solar y más allá hay otros mundos en los que abunda el agua y la pregunta es si también albergarán vida. La constatación de que el agua esté presente en tantos planetas y tantas lunas nos ofrece ya una pista de que -con un empujoncito- la vida también podría prosperar.
En estos meses de verano personas, plantas y animales nos vemos sometidos a un importante estrés debido al sofocante calor que año tras año se repite sin compasión. Esto es un equilibrio muy inestable. Una vuelta más de tuerca y el calentamiento de la tierra será insostenible.
Disponemos ya de referencias para ver lo que ocurre cuando el agua desaparece.
¿Nos pasará lo que le pasó a Marte?
Pues si seguimos así, a lo mejor si pasa.
ResponderEliminarBonita crónica de complicidad, las plantas te esperan y por eso te lo agradecen con sus mejores galas.
Esta dedicatoria tuya es de nivel y persistencia, suerte tienen de tener un tutor como tú.
Ten cuidado con el peso de las garrafas.
El reportaje de Marte, impactante.
Saludos Don José Luis.