Vas tranquilamente en tu coche. Y te detienes en un semáforo. Nada, por el momento, perturba tu atención. La radio suena alegremente y todo está calmo.
De pronto, sin saber por qué giras tu cabeza y te encuentras con que el conductor del vehículo que está a tu lado, ha hecho exactamente lo mismo. Por un momento vuestras miradas se entrecruzan y os quedáis mirándoos a los ojos. No es posible intentar explicar esa casualidad. Es un misterio. Algo intangible, y que no aparece en los libros de física ha facilitado la conexión.
Los dos os interrogáis internamente y os preguntáis el motivo de tanta casualidad. No acertáis a encontrar una explicación.
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