Estos días de Navidad me he encontrado con varios alumnos del instituto. Ya es algo extraordinario el hecho de coincidir en otro lugar que no sea el centro educativo pero todavía es más llamativo y digno de admirar cómo todos -poco a poco- van centrándose en su recorrido vital, van encontrando su camino.
Y el comentario viene al caso porque, en el día a día de los centros educativos, muchas veces se pierde la perspectiva. Demasiado a menudo los profesores caemos en la tentación de juzgar a tal o cual alumno en función de su comportamiento y de sus notas, perdiendo de vista que, al fin y al cabo se trata de personas que -como todas- están realizando parte de su recorrido vital. En un momento muy complicado de su vida (la adolescencia) y soportando los rigores de un centro educativo.
Los más agradecidos suelen ser aquellos que, por algún tiempo recibieron mi apoyo y ayuda en el Departamento de Orientación o que les presté más atención en clase. Algunos de ellos con importantes problemas de comportamiento y adaptación pero que, poco a poco van corrigiendo conductas desajustadas y van consiguiendo sus objetivos.
Mi conclusión es que todos los individuos somos valiosos. Que no hay que ofuscarse con los alumnos por sus conductas perturbadoras. Que, según van madurando agradecen el apoyo que les hemos prestado aunque en su momento no los manifestaran. Que siempre son mejores las acciones de acompañamiento que las de castigo. Que cuando uno ayuda a los demás, siempre obtiene lo mejor de ellos.
Precioso artículo,.D. José Luís, puedo dar fe de ello, de que es así, de que todo el mundo necesita una oportunidad o una mano que le ayude para encontrar su camino en la vida. Su mundo de la docencia, dejó rastro. Un abrazo de javier
ResponderEliminar