Ayer me encontré 10 céntimos en la calle. No es la primera vez que me encuentro dinero, aunque en este caso la cantidad era exigua. Aún así, este hallazgo fortuito me sirvió para iniciar una reflexión sobre la gente que pierde dinero y también sobre la que lo recupera.
Pensé, en primer lugar si alguien podría tener su medio de vida a través del dinero con el que pudiera tropezarse. Para ello, evidentemente tendría que hacer un estudio de los lugares en los que fuera más probable encontrarse con alguna moneda o mejor con algún billete. Posiblemente revisando minuciosamente los postes de pago de los aparcamientos de la ciudad o las cabinas telefónicas aún en pie. Quizás dando vuelta por los cajeros de los bancos para ver si algún olvidadizo no había recogido su dinero o bien revisando las portezuelas de la consigna de muchos supermercados. Tal vez pasando de vez en cuando por los cajeros de los aparcamientos privados o haciendo uso de un detector de metales y repasando las aceras por las que pasa gente adinerada. Que yo sepa, esa práctica no está prohibida. La verdad es que no se me ocurren muchas más ideas aunque, seguro, que otras personas más avezadas podrían afinar un poco más.
En todo caso de lo que se trata aquí es de analizar en profundidad la situación y ensayar las soluciones que parezcan más acertadas. Devanándose un poco la cabeza y llevando un estricto control de zonas, hallazgos e importes, podría, al final salir una interesante estadística de cuáles son los mejores lugares para encontrar dinero, las mejores horas o las estrategias más idóneas.
Lo mismo se podría decir de la gente que pierde su dinero. ¿por qué lo pierde? ¿qué horas son las más habituales? ¿qué rango de edad? ¿lugares más habituales? ¿poder adquisitivo?
Por extensión estos análisis se podrían aplicar a cualquier otra situación. Algo parecido hicieron los Pelayo en el mundo de los casinos. Recientemente leí su libro "La fabulosa historia de los Pelayo" en el que detallan sus aventuras y los astronómicos importes que llegaron a ganar.
Como tantas veces he comentado en el blog, todo es cuestión de constancia, rigor y fuerza de voluntad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario