La tradición oral, las historias que nos contaban nuestros abuelos y nuestros padres, empieza a ser cosa del pasado. El advenimiento de Google y su supuesta omnisciencia ha dado al traste con el humilde ejercicio de preguntar y responder o, simplemente, de mantener una sencilla conversación.
Los psicólogos ya están alertando del déficit de información que padecen las personas que se dedican más a realizar fotografías que a disfrutar de un viaje, por ejemplo. Y el teléfono móvil está interponiéndose entre muchos interlocutores a los que les resulta muy difícil hilvanar una conversación sin interrupciones.
De manera que aventuro que a no mucho tardar, empezarán a emerger empresas que se dediquen a crear entornos liberados de móviles y comunicaciones. Entornos en los que, sencillamente, se pueda hablar. Con tranquilidad o con pasión. Cadenciosamente o precipitadamente. Pero realizando una comunicación completa. De principio a fin. Sin interrupciones. Quizás estas mismas empresas vuelvan a revivir las tradiciones orales. Aprender coplillas o recitar versos. O contar historias y anécdotas con gracia.
Si lo saben hacer con acierto, les auguro un brillante futuro.
Está, usted metido en el mundo de la reflexión, y de verdad, que construye caminos que dan que pensar. Se está convirtiendo en el filósofo del día a día, esperando sus artículos para ver que nos cuenta usted, Sabiduría encierra el de la calle Roncesvalles de Uncastillo. Un abrazo de Javier
ResponderEliminarGracias por tus elogios, Javier. Tú tampoco te quedas atrás con tus sabias e interesantísimas aportaciones en tu blog "Tendría que ser así"
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